Llevo más de un año denunciado cuentas de Instagram y de Twitter que promueven la pedofilia, cuentas que tienen tiempo publicando este tipo de contenido y que poseen una cantidad de seguidores alarmante, algunas ya las han cerrado gracias a la cantidad de activistas que se mantienen alerta denunciando, otras al parecer siguen activas y muchas otras son creadas diariamente. Es indignante, frustrante y enfermizo.
@analuzsaso abrió un hilo en #Twitter pidiendo a Spotify eliminar las canciones de Johnny Escutia por promover la violencia hacia las mujeres. En este hilo, Ana Luz publicó algunas de las letras de Escutia y fotos sangrientas de su cuenta de Instagram con amenazas hacia la misma mujer que protagonizaba una de sus canciones. Gracias al escándalo que este hilo provocó, #Spotify y otras redes cerraron las cuentas del nefasto personaje, quien prometió a sus seguidores que pronto las volvería a abrir, porque todo lo sucedido le daba aún más fuerza para seguir escribiendo y publicando.
En este orden de ideas, recordé que para la semana de concienciación sobre el cáncer de mamas, muchas campañas fueron censuradas porque al explicar cómo hacer el autoexamen se veían los pezones de alguna mujer. Tal fue la censura que para mostrar cómo hacer el autoexamen terminaron haciéndolo con pechos de hombres. También recuerdo que cuando la cantante Mon Laferte mostró sus pechos con un mensaje de protesta en los Latín Grammy´s cada foto que se montaba en Instagram era censurada con una velocidad asombrosa, tanto que no creo que le diera tiempo a ningún usuario de denunciar.
No puedo dejar de preguntarme ¿cuál es el criterio que se usa en las redes sociales para determinar que contenido es censurable y cuál no lo es? ¿Qué cosa tan terrible hay en el pezón de una mujer que sea más censurable que la pedofilia o la incitación al odio? Me veo en el espejo y mis pezones parecen inofensivos y aunque haga frio, no creo que nunca lleguen a ser tan amenazantes ni trascendentales como para influir de manera negativa en la vida de otro ser humano.
Estamos pasando tiempos difíciles. Durante el confinamiento el número de víctimas de abuso infantil y violencia de género se ha incrementado. Para una parte importante de la población el único contacto con el mundo exterior es a través de las redes sociales y por eso es muy importante el contenido que se está manejando en ellas. Necesitamos redes más seguras y menos “moralistas”. Que se dediquen a proteger a niños y niñas y que censuren contenidos que inciten al odio y a la violencia, en vez de estar perdiendo el tiempo persiguiendo pezones exhaustivamente.