¿Quién es Haydee Deutsch?

¿Quién es Haydee Deutsch?
marzo 1, 2020 Susana Reina

Abogada Laboralista. Magister en Seguridad Social, en curso Doctorado en Ciencias del Derecho. Fue Profesora de Organización Obrera, del Postgrado Negociación Colectiva en UCAB y en la Maestría de Seguridad Social en la UCV. Diputada Nacional del Congreso de la República de Venezuela, 1984-1989. Secretaria General y Presidenta de la Confederación de Sindicatos Autónomos-CODESA y Secretaria General de la Federación Trabajadores Autónomos de la Educación Privada (FENASATREV). Vicepresidenta del Consejo Laboral Andino y Directora del Instituto Andino de Formación (Bolivia-Colombia-Ecuador-Perú-Venezuela), Buro Mundial de Mujeres-Bruselas, Federación Latinoamericana de Mujeres y Jóvenes Trabajadores. Coordinadora de la Red Sindical de Mujeres.  Actualmente Presidenta del Partido Fuerza Liberal.

P: ¿Cómo se inició en el mundo del feminismo o de lucha por los derechos de las mujeres?

Yo prefiero decir, más que iniciarme en el feminismo, iniciarme en la lucha de y por las mujeres. Mi experiencia me dicta que las mujeres, cuando nos descubrimos como tales, nos iniciamos en el entendimiento del compromiso de lucha. Se corre el riesgo, de pasar muchísimos años en algo, eres mujer y no te descubres. Tú al descubrir que eres mujer, vas entonces transitando un camino muy importante  donde  yo me lo pregunté: ¿qué hago yo aquí? ¿por qué yo estoy aquí en este mundo?

Voy a comenzar con algo que para mí tiene un significado muy importante, es que fui  una niña querida y deseada por mi padre antes de venir al mundo, él siempre soñó  que yo fuera mujer.  Ese sentimiento de bienvenida anticipada,  es una sinergia que se transmite, y cuando nací mi papá quedo envuelto en la alegría y postrado ante Dios por concederle tan anhelado deseo. Fui entonces una niña esperada y amada. Eso es algo superior a la genética; es afecto, amor, reconocimiento  que te lo transmiten y empodera. Es  la capacidad y el sentimiento de sentirte importante y yo me siento importante. La familia Deutsch Martínez,  nos tocó vivir una situación económica muy difícil, mi padre perdió el empleo y terminamos viviendo en el barrio Los Sin Techo en el Cementerio, el escenario cambió, y quedamos sumergidos en una situación económica que se tornó más difícil, en la medida que nacen mis hermanos, en total diez, y mi padre alemán, casado con mi madre de Puerto Cabello, en precariedad y en enfermedad, situación que arroja a la hija mayor en sus 13 años, vivir la experiencia como Niña Obrera para ayudar, en la coyuntura a sobrellevar la carga familiar. Siempre por exigencia de mis padres, todos mis hermanos estudiamos y nos preparamos para el trabajo. Nunca dejé de estudiar, pasé por la formación de comercio, bachillerato, y egresé con el título de Abogada de la Universidad Central de Venezuela. La importancia que yo tengo de ser mujer, viene de mi madre, de quien aprendí lo que significó, junto a mi padre, levantar una numerosa familia en un ambiente tan duro como fue ese cambio de  vivir en un barrio pobre, pero con mucha dignidad. Mi papá hablaba 4 idiomas, mi mamá no tenía escolaridad, pero fue una brillante mujer.

Mis padres se preocuparon porque aprendiéramos a leer y escribir, por llevarnos al colegio, tener nuestros alimentos. Fue un reto para esa mujer que no tuvo escolaridad,  quien entendió que sus hijos no podían repetir su historia. Ella fue mi ejemplo, por lo que tuve una participación importante en ese querido barrio donde había muchos peligros, entre otros la droga, delincuencia, familias disfuncionales, promiscuidad que generó violaciones a  niños, embarazos a destiempo, pero el cerco de mi madre era como vivir en una fortaleza protegidos. En esa relación con mi mamá, desarrollé un carácter muy fuerte. Tuve que hacer el papel de la mamá suplente o auxiliar. Ahí se genera esa lucha. No me paré en un sitio a decir ‘’yo soy feminista’’, no, yo estaba defendiendo de facto el derecho de ser mujer y de sobrevivir en un ambiente hostil.

Mi padre, el alemán, hombre con mucha ternura  y profundamente religioso, nos exigió lavarnos las manos antes de comer, la oración en la mesa, misa los domingos y la primera comunión. En mi casa no se acostumbró hablar con malas palabras y eso me distinguió en el mundo de la lucha obrera, sindical y política. Era igual que los demás pero diferente. Ese lenguaje de malas palabras, siempre lo consideré masculino por lo que entendí no  necesario copiarlos para que te acepten como mujer líder. Yo tengo mi propio lenguaje. Fui militante y dirigente en la Juventud Obrera Católica Femenina. Me integre con pasión y fui formada, lo que me dio impulso  para la lucha en mi barrio y en los centros de estudios y  trabajo. Nunca acepté ni fui conforme con  la situación terrible que se vivía en el barrio. La JOCF  fue muy importante en mi formación como mujer líder ya que realicé cursos, seminarios y mucho más, hasta que cumplí 18 años.

De obrera de fábrica, repartidora de comidas, ascensorista, telefonista, auxiliar de caja y más tarde asistente habilitado en el Instituto Nacional de Capacitación- INCE, Jefe de División de Promoción y Organización, Proyecto San Agustín del Sur del Centro Simón Bolívar, Coordinadora de Proyectos Especiales en Instituto Nacional de la Vivienda, Directora acciones tipo C en CANTV, ALCASA y CARBONORCA, empresas de aluminio y carbón en Ciudad Guayana, entre otras. Donde llegaba organizaba y apoyaba sindicatos. En toda esa experiencia estuve en los equipos de promoción y organización sindical. Viví la solidaridad del hombre, cuando estudiaba por las noches bachillerato, de 5 a 11pm, el autobusero me esperaba a altas horas de la noche para dejarme cerca del barrio y luego el malandro de mi barrio, me esperaba y me acompañaba hasta mi casa. Esa solidaridad del hombre tú la tienes que descubrir y cultivar.  La solidaridad no tiene sexo.

En uno de mis trabajos, como no tenía la edad, me buscaron una persona que me prestara su nombre y me pagaban debajo de cuerda. Pero cuando llegaban las navidades, regalos de trabajadores y parte de mi salario, todo se lo llevaba la otra persona. Luego me capta el movimiento cooperativo y  más tarde el sindicalismo con quienes estaba enfrentada por su vinculación partidista, me invitaron a una asamblea de trabajadores, me paré y dije que no creía en ellos y razone mis argumentos, acto seguido los asistentes en la asamblea, de pie,  me aplaudió. Quedé en el sindicato, enarbole la bandera de “sindical autonomía y contra la corrupción”.  En el barrio La Vega, organicé a las costureras a domicilio, sometidas a la “maquila” y funde el primer sindicato de ese sector. Sin darme cuenta, me formé como una líder en la promoción y organización sindical por toda el país, estaba en los portones de las fábrica, discutí contratos colectivos, defendí a trabajadores ante las inspectorías del trabajo, participe en huelgas importante, constituí el Equipo de Femenino Sindical- EFESIN, que hizo posible en CODESA, que las mujeres trabajadoras, con la herramienta de la formación, ganaran elecciones sindicales en todo el país en esa estructura sindical.  Ingresé como instructora en al Instituto Nacional de Estudios Sociales Sindicales. No hubo vuelta atrás, como mujer encontré la ruta para la lucha más organizada. Descubrí que la magia está en la  formación integral continua para lograr objetivos y empoderamiento de la mujer. Por eso estudié mucho y entusiasmé a las trabajadoras…La familia salió de la coyuntura precaria y compramos una casa espaciosa en un lugar agradable. Logramos mejores empleos, vehículos, en general mejores condiciones de vida y trabajo.

P: ¿Cuál fue su mayor logro o aporte por la lucha de los derechos de las mujeres?

R: No tener miedo de ser mujer y de ser líder femenina. Mi mayor aporte fue ser promotora- formadora de mujeres

P: ¿Cómo cree usted que será nuestra sociedad en un futuro no muy lejano?

R: No sé si van a coincidir algunas compañeras conmigo. Lo de igualdad de género se tiene que ir transformando, se tiene que ir estudiando, se tiene que adaptando. El tema de la igualdad puede constituir una trampa, porque por el hecho de yo ser mujer, a mí no me tienen que colocar en un sitio para yo ser igual que el hombre porque además yo no quiero ser igual. El tema de la igualdad es donde se puedan valorar las capacidades. Las mujeres tenemos y podemos  competir en todos los aspectos de la vida. Competir no significa destruir, significa que tengo la oportunidad de poner sobre los escenarios donde yo me encuentre, mis verdades, dudas, capacidades, errores. Las mujeres debemos aprender a no destruirnos entre nosotras mismas, sino aprender a valorarnos y aceptar las cualidades de otra mujer.  Tomo el caso de Europa, la cantidad de mujeres en altos cargos políticos, sindicales, profesionales, son líderes maravillosas. Y lo tienen porque se lo han ganado. Hay espacio suficiente

P: ¿Considera que vivimos en una sociedad machista? ¿Alguna vez le tocó vivir alguna situación donde no existía igualdad de género?

R: Cuando estuve en el movimiento sindical, tenía que cuidarme mucho al viajar. En las noches cuando pernoctábamos en hoteles, en muchas ocasiones colocaba la cama pegada de la puerta de la habitación, para protegerme de algunos compañeros, quienes se emborrachaban con  licor, intentaban entrar. Viví la experiencia en un evento mixto de formación un compañero sindical, estaba ebrio e ingresó  en el baño donde estaba yo, se bajó los pantalones y trató de violentarme. Yo no se lo permití, salí sin armar  lío y continúe con mis tareas, pero lo incorporé en los contenidos de formación y advertí de tales desmanes. Me tenían miedo ya que sabían que en algún momento lo denunciaría con nombres y apellidos

P: ¿Cómo visualiza nuestra sociedad en un futuro no muy lejano? ¿Cuál es el reto en este siglo XXI?

R: Las mujeres tenemos que aprender a descubrirnos. Cuando te descubres como mujer, para qué viniste al mundo, construyes tu propio liderazgo. Hay mujeres que se disfrazan de mujeres y son hombres por dentro, son maltratadoras  de  mujeres, hablan mal de sus compañeras y hacen alianzas con hombres para destruirlas.  Esos nocivos liderazgos  entorpecen el empoderamiento. La igualdad de género se debe revisar.

P: ¿Considera usted que desde aquel entonces ha cambiado algo de nuestra sociedad?

R: El cambio fundamental se está dando porque la mujer cada vez depende menos económicamente del hombre. Porque se ha formado, no necesariamente en la universidad, pero tiene un oficio, trabaja por su cuenta, sabe ganarse su dinero.  Las mujeres ahora le dicen al hombre: “si quieres te vas, porque yo tengo como mantenerme sola”. Esto hace que la mujer sin darse cuenta crezca más y tenga mayor independencia y el hombre tiene mucho más cuidado y hasta miedo de quedarse solo.

P: Si pudiera dejar un mensaje para las nuevas generaciones, ¿cuál sería?

R: La mujer debe descubrirse, amarse, formarse como ser humano, cultivar la familia, ser ciudadana, ser líder y como pareja tiene que tomar sus propias decisiones y compartirlas abiertamente, sin destruir. Por último, debes ser “solidaria como la expresión más concreta del amor”. Si eres solidaria creces, empoderas, se logra consistencia en la acción y organización.

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Entrevista realizada por Valeria Aponte

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