¨Si eres feminista nadie te va a querer, te vas a quedar sola y vas a fracasar en la vida”
¿Cuántas veces no hemos escuchado frases como esta? Frases que nos dan a entender que debemos elegir entre ser amadas o ser feministas.
Pero el amor no debería tener nada que ver con los derechos, aunque nos enseñaran desde pequeñas que el “amor romántico” es la meta final, el logro más grande e importante de nuestras vidas y si no lo encontramos estamos destinadas al fracaso. Cuando eres feminista comienzas a entender el amor de otra forma. Para empezar entiendes que este tipo de amor no tiene porque ser lo más importante de tu vida y además dejas de evaluar tu vida según la aprobación masculina.
Muy al contrario de lo que piensa la mayoría, para las feministas las relaciones afectivas son maravillosas, porque entendemos el amor de una forma muy diferente y nos hacemos más selectivas. Lejos de ese “amor romántico” de entrega, necesidad y renuncia, logramos mantener relaciones de igualdad y compañerismo.
No caigas en esa terrible trampa de tener que elegir entre el amor y la defensa de tus derechos, el amor bajo ningún concepto debería de ser entendido como sumisión.
Si tu pareja no te respeta, no te apoya en tus luchas y no reconoce tus individualidades, no es alguien que te ame y si lo hace, lo hace de la forma equivocada y eso es algo que no necesitas en tu vida, como dice el dicho “mejor sola que mal acompañada”
