Decir “soy feminista” en Venezuela es un acto de alto riesgo. Es como una declaración de guerra que destapa todos los imaginarios, paradigmas y arquetipos más recalcitrantes que yacen en la mentalidad de quienes ni viven la marginación ni ven la discriminación de género (o sabiéndola, intentan ocultarla). En el intenso tono emocional con el cual muchos y muchas reaccionan ante cualquier consigna feminista o dato que ponga sobre la mesa la violación de alguno de nuestros derechos, nos damos cuenta de que estos mensajes tocan valores y creencias sumamente arraigadas, arrastradas de generaciones anteriores en desmedro de las mujeres como seres humanos.
El movimiento en Venezuela ha avanzado mucho más este año que en toda su historia. Han proliferado sobre todo por las redes sociales información variada sobre las acciones realizadas en favor de los derechos de las mujeres, se han publicado innumerables artículos y reportes sobre resultados de investigaciones que dan cuenta de la enorme desigualdad con que las venezolanas hemos sido tratadas en distintos ámbitos, se ha generado discusión en torno a opiniones a favor y en contra del movimiento en redes sociales, en fin, estamos en la agenda pública.
Y justamente por eso se ha generado una reacción muy dura que dejó al descubierto a la Venezuela misógina, machista, racista y patriarcal. Como dice Kira Cochrane “si quieres saber cuan profundamente le molesta a alguna gente los avances de las mujeres, solo tienes que asomarte a las redes”. El machismo no tiene argumentos discursivos, por eso agrede, minimiza, descalifica, ridiculiza.
Pero como todo hay que agradecerlo, esas airadas reacciones nos confirman que en este país hace falta más feminismo que nunca. Como dicen en mi pueblo: “mejor caer que estar guindando”. A esta ilusión de igualdad y de las venezolanas 4×4 empoderadas inconscientes de los poderosos efectos que tienen sobre ellas los estereotipos de género, se le cayó la careta.
Organizaciones unidas
Producto de todos los testimonios que dejaron algunas personalidades con peso en la opinión pública en diversas redes y que demuestran básicamente desconocimiento de la razón de ser de un movimiento feminista venezolano, varias organizaciones nos unimos en una campaña para el cierre de año llamada #SoyFeminista
La Red de Mujeres de Amnistía Internacional, Uquira, AVESA, FeminismoINC, Hermanas Naturales, Fundación Linda Loaiza, Mérida Feminista, Berenjena Empoderada, EmpoderaRSE, Aliadas en Cadena, Caleidoscopio Humano, Unión Afirmativa, Comunica ong, Reflejos de Venezuela, Exodo AC, Mujer y Ciudadanía y la Red Naranja, difundimos mensajes para demostrar que hay razones de sobra que respaldan nuestra lucha.
¿Por qué somos feministas?
Varias razones nos activan. Algunas mundiales, otras locales:
- Sólo 10 países de 152 tienen a una mujer como jefa de Estado y 10 de 193 como jefa de gobierno (ONU Mujeres)
- La economía de los cuidados se centra exclusivamente en la mujer: filas para adquirir productos regulados y medicinas de abuelos, padres e hijos.
- Socialmente nos tratan como débiles, hormonales, emocionales o depresivas
- El 70% de las personas que sufren hambre en el mundo son mujeres (ONU Mujeres)
- En América Latina hay 124 mujeres en pobreza por cada 100 hombres. El feminismo busca cerrar esa brecha
En Venezuela, la evidencia de que la emergencia humanitaria compleja que nos está tocando vivir impacta de manera diferenciada en las mujeres, nos ha movilizado a todas, políticas, empresarias, jóvenes, sociedad civil, universitarias, para protestar alto y fuerte, para hacer lobby, para exponer la situación ante organismos internacionales cada vez más atentos a lo que pasa en el país, para que se sepa que las víctimas del hambre, la explotación sexual, la trata, los abortos clandestinos, las embarazadas adolescentes, necesitan asistencia inmediata y prioritaria.
- En 33% de los hogares venezolanos las mujeres dejaron de comer alguna vez en medio de la crisis
- 60% de las mujeres en Venezuela han postergado o rezagado sus necesidades alimenticias para favorecer a otros miembros del grupo familiar
- 4 de cada 10 hogares son liderados y mantenidos por mujeres, el 70% de ellas sin pareja que asuma su responsabilidad
- De los 20 alimentos que en promedio consumen los venezolanos las mujeres consumen 12 de los de menor valor nutricional, mientras que los hombres ingieren 15 de los de mayor valor nutricional (Informe Mujeres al Límite)
- Sólo en el segundo semestre de 2019, 8.200 venezolanas embarazadas entraron a Colombia buscando atención médica
- Venezuela ocupa el 3er lugar de embarazo adolescente en la región
Quienes somos y qué queremos
La campaña también buscó reivindicar la imagen de las activistas feministas, que desde los tiempos de las sufragistas, nos califican como locas, sucias, nazis, histéricas o exageradas. Pero la verdad es que se puede ser feminista y ser madre, femenina, tener marido, dedicarse al hogar, tener un trabajo estable; se puede ser delgada o gorda, alta o baja, rubia o morena; se puedo una depilar, maquillar, hacer dieta; se puede ser, políticamente hablando, de derecha o izquierda; en fin, como feminista puedo ser lo que me dé la gana ser sin sentirme culpable por ello.
Las feministas queremos igualdad de derechos y eliminar la dominación y violencia que han ejercido los varones sobre las mujeres histórica, estructural y sistemáticamente; queremos autonomía sexual, intelectual, política y espiritual; que termine la discriminación por las carreras que quieran estudiar niños o niñas sin que sus vocaciones estén condicionadas por su sexo; que no se presione a las mujeres a casarse o tener hijos si no es su elección como si la maternidad fuese la única forma de realización de una mujer; queremos que los hombres se involucren corresponsablemente con las labores domésticas, que puedan dedicarse a su apariencia física sin que se dude de su sexualidad, que tengan permiso para expresar emociones, que no se les enseñe a violar desde pequeños como si fuese cosa normal, que entiendan lo que significa un NO y practiquen sexo consentido.
Queremos que no se critique a las mujeres que eligen no dedicarse a labores del hogar ni le guste limpiar o cocinar o cuidar niños; que no sean hipersexualizadas o cosificadas desde niñas en medios, canciones, publicidad; que no se les enseñe a creer en el amor romántico y a las bodas como una meta fundamental en su vida; que no se normalice la infidelidad o se culpabilice a las mujeres por ser violadas o agredidas. Que los jueces sepan de género y no tomen las desigualdades como cosa natural. Que las mujeres podamos caminar por la calle sin acoso y sin miedo.
Queremos que se respeten las orientaciones sexuales de cada quien, el derecho a las mujeres a decidir si abortar o no; que se respete a las negras, las indígenas, las que sufren de incapacidades, las lesbianas. Queremos que se preste atención médica de calidad a las mujeres y que no tengan que irse del país para obtenerla; que se les proporcione un trato justo, empático y solidario. Que las políticas, académicas y empresarias puedan ejercer sus vocaciones sin acoso sexual ni limitaciones que les imponen los techos de cristal. Que se hagan visibles los aportes de muchas en la ciencia, la literatura y la tecnología.
Y entre otras cosas, queremos expresar nuestra opinión sin ser agredidas. El nombre correcto de nuestro activismo social y político es Feminismo. Dicho alto y claro, con todas sus letras, sin vergüenza ni disfraz: soy feminista. ¡Buena declaración para comenzar con determinación este 2020!
Ilustración portada Lola Vendetta