A favor de la paridad democrática.

A favor de la paridad democrática.
septiembre 18, 2019 Susana Reina

En la conferencia central del Women Economic Forum Cartagena celebrado el pasado mes de agosto, Gabriela Ramos, Sherpa del G20 y Líder de OCDE, relató una anécdota que daba cuenta de la enorme resistencia que el sector político mexicano oponía para aprobar la Ley de Paridad, redactada para establecer la obligatoriedad de participación mínima de mujeres en puestos parlamentarios y políticos en ese país. El presidente del Congreso de ese momento le dijo todo inquieto a Gabriela “¡pero es que se nos va a llenar el parlamento de mujeres incapaces para poder llenar ese cupo!” A lo que ella respondió: “pero querido doctor…y cuantos hombres incapaces no han legislado en este país toda la vida! ¡Y sin cuotas que es peor!”

Por eso nos gustó mucho oír a María del Carmen Alanis, Magistrada del Tribunal Electoral de México en el Foro “Mujeres en Transición” convocado la semana pasada por la Subcomisión de Género de la Asamblea Legislativa, decir que, gracias a esas leyes, hoy en México ya existe una estructura paritaria por mandato constitucional donde las mujeres están ocupando posiciones de poder público en igualdad de representación poblacional, a nivel local, estatal y federal. Solo así, con medidas mandatorias, pudieron cambiar esas cifras.

Aclarando qué son las cuotas de género

Son acciones dirigidas a garantizar la efectiva integración de mujeres en cargos de elección y de decisión de los partidos políticos y del Estado. Tienen carácter compulsivo, ya que obliga a incorporar mujeres en listas de candidaturas electorales, pero es transitorio, puesto que supone que se mantenga hasta tanto se superen los obstáculos que impiden una adecuada representación de mujeres en los espacios de poder y representación política, garantizando así que ellas no queden al margen de la acción política, tal y como ocurre actualmente.

En favor de las cuotas se ha documentado que contribuyen a evitar la discriminación, asegurando igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Las mujeres como ciudadanas tenemos derecho a participar de la vida política y estas medidas promueven efectivamente la inclusión femenina, base del sistema democrático, sobre todo porque no somos minoría, somos la mitad de la población. Increíble tener que explicar esto.

En los países donde las cuotas de género se han aprobado, el incremento de participación de mujeres ha ido en ascenso. Argentina, México, Noruega, Francia, Bélgica, España, Holanda, Islandia, Alemania, entre otros, dan cifras que corrigen la desproporcionada representación por género que registraban en años anteriores y que por la vía normal (sin cuotas) no se hubiesen dado en este periodo de tiempo. Incluso se están aplicando cuotas de género a nivel de Juntas Directivas en empresas que cotizan en el IBEX, Europa, para corregir también (oh sorpresa) la inequidad que se da en ese sector.

Democracia Paritaria

Mientras las cuotas establecen un porcentaje mínimo de participación, usualmente por el orden del 30%, la paridad aspira al balance a partes iguales 50-50. Según el Global Gender Gap Report 2015 “el grado de paridad de las instituciones políticas y económicas se considera actualmente un indicador de la calidad democrática de los países…Una presencia equilibrada de hombres y mujeres busca que se refleje mejor la composición de la sociedad, que se garanticen los intereses de las mujeres en la elaboración de las políticas públicas y se contribuya a eliminar la percepción que la política es cosa de hombres. Este principio de presencia equilibrada establece que, del conjunto de posiciones a repartir (en una lista electoral, en un consejo de administración, en un órgano de gobierno colegiado, etc.) ninguno de los dos sexos tendría que tener una proporción inferior 40% ni superior al 60%”. Clarísimo.

¿Cuáles son los peros?

Las temidas cuotas o medidas de discriminación positiva siempre generan polémica y debate. Quienes se oponen se basan en la utópica idea de que las condiciones de partida que permiten desarrollar capacidades y méritos están repartidos a partes iguales en la población. Dicho argumento se usa para justificar que las mujeres no llegan porque no pueden o aun pudiendo, no quieren. Pero la realidad es que arrastramos años de tradición patriarcal en el ejercicio del poder y no podemos esperar ingenuamente que esto vaya a cambiar por voluntad o conciencia de ellos, salvo escasísimas y honrosas excepciones, para abrir espacios a las mujeres.

Argumentan que este sistema de cuotas es discriminatorio, anti competencia e injusto. Pero el tema es que cuando un solo grupo históricamente ha detentado el poder, eso no son derechos, son privilegios. Discriminación es dejar a las mujeres por fuera, anti competencia es luchar con ventaja desconociendo que las mujeres no tienen las mismas opciones que los hombres para dedicarse a la vida política, injusticia es que apenas el 6% de las Jefas de Estado sean mujeres. Estas medidas vienen a corregir tanta inequidad.

Mucho hombre incapaz, mediocre, inculto y corrupto ha gobernado y está gobernando países, ciudades, estados y pueblos enteros. Es curioso como enarbolan la bandera del mérito como exigencia a las pocas que pueden lanzarse a hacer carrera política. Es cinismo del puro. Una vez alcanzada la paridad, solo entonces, hablen de igualdad de capacidades sin ver el sexo.

A las mujeres políticas

A las mujeres políticas les sugiero que dejen de pensar en las cuotas de género como un estigma, porque estas medidas están hechas para abrir camino. Prefiero que digan que soy una mujer cupo (y entrar para demostrar mi liderazgo) que ser una mujer excluida sin ningún chance para acceder al poder. Abran los ojos, que todo conspira para que desistan. Agárrense de las cuotas y luchen por su aprobación y cabal aplicación.

Erradicar estereotipos de género basados en la educación que desde pequeños damos a los niños para que manden y a las niñas para que obedezcan, es todo un cambio cultural que abarcará unas cuantas generaciones más. Por eso, por algún lado hay que atacar el problema, aunque sea obligado. Las cuotas y medidas de paridad por género son la medida adecuada para ello.

Las opiniones expresadas de los columnistas en los artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan los puntos de vista de Feminismoinc o de la editora.

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