“Me gustaría tomar este momento para decirle a todas las jóvenes que sueñan con la ciencia como profesión, ¡vayan por ello!, es el mejor trabajo en el mundo. Si alguien te dice que no puedes, no lo escuches”. Estas fueron las palabras de Amy Farraw Fowler (uno de los personajes de la afamada serie, The Big Bang Theory) en su discurso de aceptación del Premio Nobel. Un discurso corto, pero que conlleva a un punto bastante interesante: la presencia de las mujeres en la ciencia.
Ante un panorama que estima que cerca del 90% de los trabajos del futuro estarán ligados a alguna forma de habilidad tecnológica, de información y conocimiento, la inclusión de la mujer se hace imperativa. Un futuro donde la Inteligencia Artificial y la Ciencia se involucran más en lo cotidiano y en lo global hace que cada día, más nombres femeninos se escuchen con mayor frecuencia ligados a avances científicos que tienen un profundo impacto en sus respectivos campos, tal es el caso de Tiera Guinn, Maki Kawai y Karen Hallberg.
De acuerdo a la UNESCO, para 2015, el promedio para América Latina y el Caribe en referencia a la proporción de mujeres investigadoras era de 45,4%, una de las más altas en comparación a otras regiones del mundo, y en el caso venezolano, para el mismo período, se ubicaba en 61,6%, cifras positivas y significativas.
Sin embargo, esta tendencia no necesariamente se replica en otras partes del mundo, donde la representación femenina en el campo de la ciencia es muchísimo menor a la de los hombres, debido a que en muchas sociedades siguen marcados fuertes estereotipos sobre las capacidades de la mujer con respecto a las del hombre, cosa que en la mayoría de las ocasiones hace que la motivación de una joven para escoger una carrera relacionada a la ciencia sea muy baja.
Adicionalmente, a esto se le suman las dificultades en materia de acceso a la educación, la baja calidad de la educación cuando es recibida, baja autoestima (dudas sobre su potencial), la presión existente sobre su desempeño y necesidad de probar su legitimidad de manera constante (sea sobre sus conocimientos o avances en el campo respectivo), sexismo, entre otros elementos.
Ante una realidad donde aun en muchas sociedades la relación mujer y ciencia es subestimada y donde la equidad de género es inexistente, existen numerosas iniciativas por parte de diferentes organizaciones (1000 Girls — 1000 Futures, The Scientista Foundation, Million Women Mentors, hEr VOLUTION, National Association of Women Entrepreneurs of Malaysia, Science in Australia Gender Equity (SAGE) program entre muchísimas más) donde la promoción de la equidad y la participación de las mujeres en carreras relacionadas al área científica son el eje central.
El fortalecimiento de los programas educativos (inicial, secundaria y universitaria) en el área de ciencias puras y naturales, impulso en las llamadas STEM (por sus siglas en inglés) (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) para lograr mayor representación en estas áreas y mayor visibilidad de los trabajos y avances alcanzados por mujeres son algunas de las estrategias que se tratan para lograr una equidad de género.
El fomento de proyectos científicos en las escuelas (ferias científicas), promoción de descubrimientos y avances científicos realizados por mujeres, enfatizar en las opciones de carrera aquellas relacionadas con el área científica, escuchar activamente las inquietudes e intereses de las jóvenes para realizar actividades que despierten su curiosidad y se involucren en la materia, entre muchísimas otras, son formas de impulsar la incursión de las jóvenes en la ciencia que no necesariamente deben enmarcarse en un aparato institucional/organizacional y que sin duda alguna marcan la diferencia y son el primer aporte para la construcción de un mundo más inclusivo y una mejor representación de las mujeres en la ciencia.
Para mayor información acerca de iniciativas sobre mujeres y jóvenes en la ciencia: https://es.unesco.org/node/281830
Foto: csuglobal.edu
