La mala madre

La mala madre
mayo 11, 2019 Maria Fernanda Montilla

Si tienes hijos, siempre serás para alguna persona una “mala madre”. Siempre.

Si lo cuidas mucho, entonces lo sobreproteges. Si lo cuidas poco, entonces lo descuidas. Si no lo cuidas, es porque no lo quieres. Si come mucho, es porque no te importa que sea obeso. Si come poco, no te importa que esté desnutrido. Si grita, si es tímido, si se defiende o no… es tu culpa. Todo. Y eso, según nuestra sociedad patriarcal, de machos y damas, te hace una “mala madre”.

Levanta la mano si te has sentido así. Levanta la mano conmigo.

Por los siglos de los siglos, como dice la oración, se nos ha adjudicado la responsabilidad de la crianza de los hijos. De ser nosotras las responsables de hacerlos “personas de bien”. De dedicarnos, como dicen algunas abuelas, “en cuerpo y alma” a nuestras familias. Pero, ¿qué pasa cuando queremos dedicarnos en cuerpo y alma a otra cosa que no sea eso? ¿Qué pasa si, además de amar a nuestros hijos, amamos nuestro trabajo, amamos estudiar, trabajar o, simplemente, también amamos hacer otras cosas?

Pues lo que pasa es eso, que para el mundo serás, de ahora en adelante, una “mala madre”. Por alguna u otra cosa, tranquila, ellos encontrarán un defecto. Incluso si tu decisión es dedicarte exclusivamente a tus hijos, algo harás mal, seguro.

Pero no te sientas mal, ni culpable. De hecho, te invito a que lleves el título con orgullo. Y no lo digo yo, lo dice Laura Baena y su maravillosa iniciativa llamada El Club de Malasmadres, una comunidad 3.0 que aglutina entre sus redes a más de 500 mil “malasmadres” que tienen “mucho sueño, poco tiempo, alergia a la ñoñería y ganas de cambiar el mundo o al menos de morir en el intento”.

Qué satisfactorio saber que existe un espacio que te dice: ¡Hey! aquí dejamos de buscar ser perfectas, sabemos que no somos ni debemos ser todo terreno. Aquí somos reales y lo decimos bien duro: “no tengo que poder con todo”. Aquí asumimos la responsabilidad de ser y hacer lo que nos haga felices sin sentir culpa; bien sea trabajar en casa, desde casa o fuera de ella.

Qué importante es tener un espacio donde, de paso, no te sientas sola; un espacio donde te sientas abrazada por quienes vivieron o viven lo mismo que tú, que te brinda herramientas para llevar ese título con orgullo, porque tú sabes que eres lo mejor que tu hijo o hija puede tener y que eres la mejor madre para ella o él, con tus virtudes y defectos, con tus luces y tus sombras.

De ahora en adelante, siéntete diferente cuando te digan que eres una  “mala madre” y levanta la mano, las dos manos, los brazos, tu cuerpo… Vamos. Y sonríe, porque eres parte del club.

Las opiniones expresadas de los columnistas en los artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan los puntos de vista de Feminismoinc o de la editora.

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