Un sueño para nuestras jóvenes

Un sueño para nuestras jóvenes
febrero 6, 2019 Susana Reina

Claudia Curiel es una brillante economista que ha acompañado un par de veces a mi equipo de talento humano en su proceso de planificación estratégica. Me la presentó otra inteligente y espectacular profesional, la abogada Maryolga Girán, experta en Derecho Laboral. A las dos las tengo en un altar para consultarles cuanta locura decreta este gobierno y les prendo velas cuando la cosa se pone oscura (Los organizadores de jornadas y foros sobre recuperación del país y perspectivas económicas deberían invitarlas más y no como acostumbran, a los mismos expertos hombres de siempre en modalidad #allmalepanel)

Claudia, quien además es presidenta de Mosaikho Analítica, estuvo en días pasados en mi empresa contándonos al equipo gerencial, por qué aún la gente trabaja ocho horas por un sueldo mínimo, a pesar de que los incentivos más bien inducen a hacer lo contrario. Compartió con nosotros lapidarios hallazgos de su más reciente investigación con empresas venezolanas, pero aun así, nos dejó datos que dan esperanzas para rescatar el valor del trabajo como el que más conecta con éxito y superación en la vida.

Una de las características más preocupantes de nuestros trabajadores venezolanos es la ausencia de un proyecto de vida. No es de extrañar que la juventud venezolana trabajadora carezca de algún sentido de futuro porque se han criado en fase sobrevivencia. Más de la mitad de los hogares de la muestra estudiada por Mosaikho Analítica, están comandados por jefas de hogar, padre ausente, doble y triple carga de trabajo que complica la dinámica diaria para proveer estudios, alimentación, vivienda, seguridad básica. Son datos que tienen correspondencia con lo que publicó ENCOVI 2018.

Un día a la vez, mañana se verá, como vaya viniendo… parecen ser sus consignas. No los culpo. Sin las necesidades más básicas cubiertas, no hay manera natural de proyectarse para años venideros. El asunto es que tener o no tener un proyecto a largo plazo, una visión de futuro, un compromiso personal con uno mismo, sobre todo en medio de circunstancias adversas, puede hacer la diferencia entre sobrevivir o no.

Ya lo aprendimos de Victor Frankl, psiquiatra austriaco, mientras estuvo en campos de concentración nazi. Sólo el verse a sí mismo logrando grandes cosas cuando saliera de prisión, era lo que le daba fuerza para aguantar hambre, torturas y el miedo a la muerte. El hombre en busca de sentido, como llamó a su obra al salir del horror del holocausto, le dio base para fundar la Logoterapia, método con el cual ayudaba a la gente a encontrar su misión: “La vida no se hace insoportable por las circunstancias, sólo se hace insoportable por la falta de sentido y propósito”.

Tener un proyecto de vida y la capacidad para visualizarse haciendo algo grandioso, con ambición y ganas, correlaciona positivamente con la prevención del embarazo adolescente, por ejemplo. Niñas que son capaces de romper con elementos de coyuntura y soñar para sí mismas un futuro mejor, saben que prevenir embarazos tempranos es clave para alcanzar sus metas personales y profesionales. Pero ello no es posible si no se plantean un horizonte personal prometedor, por más que los elementos de entorno le impidan hacerlo.

Tenemos entonces los empleadores y la dirigencia política un reto interesante y trabajable ante este panorama: ayudar a las nuevas generaciones a formularse un plan de desarrollo y apoyarlos para que sea alcanzable.

Todo eso hablábamos con Claudia, mientras Juan Guaidó, la misma mañana y a la misma hora, presentaba el Plan País en la UCV. Una bonita coincidencia, porque al igual que con las personas, las organizaciones y los países también deben dotarse de una visión que entusiasme, que agrupe, que ponga a todos en la misma dirección. Creo además que es un excelente momento para reflotar “Un sueño para Venezuela” proyecto que por los 90s trabajamos junto a Gerver Torres, Roberto Casanova, Alonso Domínguez, Rocío Guijarro desde CEDICE y que permitió formar a una generación de brillantes venezolanos que hoy tienen la posibilidad de trabajar para recuperar nuestro país. Ese trabajo debe continuar.

Ponernos todos en modo futuro, despertar en nuestra gente las ganas de soñar, apoyar a las madres de adolescentes para que puedan brindarles un mejor presente a sus hijos, involucrar a los padres en la tarea, generar una nueva emocionalidad más cargada de crecimiento positivo y menos de resignación paralizante, serán las ambiciosas, pero impostergables tareas de los próximos meses. Estamos listas.

Las opiniones expresadas de los columnistas en los artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan los puntos de vista de Feminismoinc o de la editora.

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