“El prejuicio es una carga que confunde el pasado, amenaza el futuro y hace inaccesible el presente.” Maya Angelou
Estamos viviendo la historia, y en estos cambios transcendentales que esperamos que terminen de concretarse, es menester reflexionar sobre el país que queremos. La transición de un sistema castrocomunista al retorno al sistema capitalista democrático no es cualquier cosa, quiero compartir unas ideas vinculadas con el desarrollo progresivo de los DDHH de las mujeres hasta la presente fecha.
De todos es sabido que el difunto ex presidente Chávez siempre se declaró “feminista”, utilizaba la imagen y causa de las mujeres para lograr adeptas/os a su movimiento con mucha facilidad. El tipo tenía labia y realmente hizo algunas cosas concretas a favor de las mujeres (como todo buen populista) que realmente, más que favorecer los avances de los DDHH de las mujeres le sirvió de propaganda ante los ojos del mundo. Como fue la creación de institucionalidad para los avances de las mujeres como el Instituto Metropolitano de la Mujer, el Ministerio de Igualdad para la Mujer y la actual ley vigente en materia de violencia machista la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia del 2007 (que es sucesora de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia de 1998 que no tenía jerarquía de ley orgánica).
Mucha gente vincula las luchas del movimiento feminista venezolano como “chavistas” o de “izquierda”, pretendiendo con esto desconocer y descalificar lo avances logrados hasta la fecha, que no fueron concesión graciosa del régimen ni del difunto, sino producto del trabajo perseverante de mujeres muy valiosas que tienen ideologías políticas encontradas, porque lo que siempre las ha unido por encima de sus diferencias, son los derechos de las mujeres venezolanas (aunque el régimen logró separarlas un tiempo, estos últimos dos años, han vuelto a trabajar por los mismos objetivos aunque no estén “juntas” como cuando la democracia, cuando eran amigas entrañables y hasta comadres).
Chávez no inventó el lenguaje no sexista, simplemente lo utilizó de manera propagandística, porque en realidad, él era un gran machista. Utilizó y quemó a las mujeres de su entorno partidista para su beneficio, ellas fueron los jarrones chinos que él vendió para su fachada feminista, ellas realmente no trabajaron por el género, solo para la causa del PSUV. Aún aquellas de larga trayectoria que hoy en día son ancianas, a quienes debería darles vergüenza haberse prestado para semejante estafa al país.
Tener instituciones destinadas a las mujeres de la jerarquía de un ministerio como el de Igualdad para la Mujer o como el Instituto Metropolitano de la Mujer que correspondía al ámbito territorial de la capital del país, Caracas (que vino a ser realmente una institución que trabajó para las mujeres solo durante la gestión del Alcalde Metropolitano Antonio Ledezma cuando fue dirigido por la Profa. Lilia Arvelo Alemán); Esas instituciones tan necesarias creadas desde el principio con la más alta jerarquía dentro de la estructura del gobierno nacional solo fueron cascarones utilizados realmente para proselitismo político del régimen; lo hicieron para cumplir con indicadores de igualdad de género exigidos por los organismos internacionales, pero nunca fue su intención que estos realmente trabajaran desarrollando programas a favor de las mujeres para reducir la violencia machista o la pobreza femenina.
Solo le interesaba tener al Programa Madres del Barrio, el cual pretendieron convertirlo en un movimiento similar al de las Madres de la Plaza de Mayo, por proselitismo político, porque las mujeres de los Puntos Rojos les eran leales y eran quienes organizaban las movilizaciones que él requería y demandaba para demostrar apoyo popular. Si bien INAMUJER, organismo adscrito al Ministerio de la Mujer pero al cual realmente nunca se subordinó (había luchas intestinas porque el Instituto Nacional es previo al Ministerio) desarrolló programas interesantes y necesarios para la población femenina en estas dos décadas, sin embargo, lo que se evidencia a través de sus comunicaciones oficiales era que preló el interés partidista en desmedro de la atención que debían tener los graves problemas que padecen las mujeres venezolanas: pobreza, violencia, desempleo, discriminación, etc. Lo poco que hizo (para no ser injusta con las compañeras) debe revisarse para poder separar el grano de la paja y determinar, si realmente fue eficiente y no otra institución prestada a financiar movilizaciones de partidarias/os políticos.
En esta época de transición y cambio, donde nos toca reconstruir el país, es menester actuar con justicia y sin cegueras político partidistas. Hay quienes hablan de “la mano invisible” del mercado y abogan por un Estado que no meta sus narices en nada, plantean que incluso deben ser eliminados todos los “programas” sociales del chavismo. Como Trabajadora Social les afirmo: eso no es posible! ENCOVI 2018 nos habla de un 90% de pobreza, no se puede planificar olvidando ese dato que más que estadístico, habla de vidas humanas que han sufrido durante estos 20 años.
Lo que necesitamos es desarrollar Planes y Programas de política social científicamente diseñados, auditables, aplicados sin discriminación alguna, porque ya los pobres no son los pobres estructurales de siempre, sino que el país tiene necesidad y urgencia de recuperar a su clase media, esa que genera trabajo, prosperidad y progreso. Tiene que volver a ser posible la movilidad social a través del estudio y el trabajo, y eso solo lo podremos alcanzar a través de medidas de acción positiva hacia los que menos tienen y son más vulnerables, es decir, pensando en ese 90% que ha sufrido y dentro del cual, las mujeres son la mayor proporción.
En la nueva Venezuela que juntas/os construiremos se necesita lograr un equilibrio entre ambas visiones capitalista/liberal y social/demócrata: un capitalismo con rostro humano, semejante al de los países nórdicos, que entienda que existe por y para la gente, porque sin ella carece de sentido y legitimidad, que no se olvide e invisibilice a las mujeres y sus necesidades diferenciadas.
Por este motivo quisiera dejar claramente establecido: ser feminista, estar a favor de los DDHH de las personas y particularmente de las mujeres no significa ser de “izquierda”, “socialista” o “chavista”. No se puede retroceder lo poco que se ha avanzado por rechazo al chavismo; lo que necesitamos es depurar y rescatar lo que verdaderamente importa: las mujeres somos iguales en derechos y dignidad humana, somos el 50% de la población del país y no estamos incluidas ni gozamos de igualdad de derechos, y que una democracia sin mujeres no es democracia.
No hay que desmantelar lo que existe, hay que reestructurar al Ministerio de la Mujer y al INAMUJER, restituir al Instituto Metropolitano de la Mujer y rescatar la línea de subordinación que debe existir entre los diferentes niveles jerárquicos de esa institucionalidad. Que se acabe el dibujo libre donde cada institución (municipios) ha hecho lo que a su real saber y entender pensaban se debía hacer. Necesitamos que en todos los niveles de gobierno nacional, estatal y municipal las mujeres gocen de los mismos derechos y servicios.
Chavez no inventó el lenguaje género inclusivo, en todo caso, la primera que tuvo la impertinencia de visibilizar a las mujeres en el lenguaje fue Olympe de Gounge en 1791 con Los Derechos de la Mujer y la Ciudadana, como protesta contra sus compañeros republicanos por haber excluido a las mujeres del Contrato Social de Rousseau, en tiempos de la Revolución Francesa… Cuando hablamos utilizando el lenguaje género inclusivo no estamos “destruyendo el idioma” ni somos pro chavistas, estamos trabajando por la inclusión de las mujeres hasta en el lenguaje, porque el genérico masculino no nos incluye, porque lo que no se nombra no existe, y porque el español es un lenguaje sumamente machista donde las mujeres estamos subordinadas y menospreciadas (para más información al respecto, busquen en Googles y en las redes sociales en cuentas serias, antes de descalificar desde la ignorancia, tampoco acepten como dogma todo lo que dice la RAE –institución machista con 300 años de historia y donde unas pocas mujeres han podido entrar los últimos 11 años-).
Las mujeres, en todas las etapas de nuestra vida (desde niñas hasta mujeres de tercera edad) ¡tenemos derecho a estar en todo! A ser incluidas en condiciones de igualdad en todos los aspectos de la vida nacional y a que nuestra lucha no sea objeto de burla y retaliaciones por parte de gente renuente al cambio, que aun viviendo en pleno siglo XXI tienen una mentalidad machista de la era de piedra.
El feminismo NO ES chavista ni socialista, hay feministas que tienen esas ideologías políticas, pero también hay feministas de centro y de derecha, somos personas que creemos en la igualdad de derechos y la no discriminación contra las mujeres por razones de género, independiente que seamos liberales o socialistas. Lo que importa es la gente, con su corazón azul o rojo, amarillo, rosado o verde; esta tierra necesita de todas las personas que la habitan, lo que nos une es Venezuela, su reconstrucción y prosperidad por encima de las diferencias ideológicas, lo digo por aquellas personas que creen que es necesario destruir todo lo que huela o parezca chavismo: reitero, el feminismo no es chavista!!
Fuimos gravemente discriminadas/os y perseguidos por pensar diferente contra el régimen, enterremos el hacha de guerra sin olvidar que la maldad siempre puede resucitar, que no nos pase como a las mujeres de Irán o Afganistán que luego de sus cambios políticos, perdieron derechos…
Sin mujeres no hay democracia, y ese es el país que queremos, con nosotras incluidas!!