¿Por qué será que para muchos padres el largo del cabello de las hijas es un tema intocable? Lo más común son los casos donde la pareja hombre machista impone sobre su mujer preferencias personales de mantener el pelo largo por “sexy” llegando a prohibirles que se lo corten. Una especie de cultura que defiende la idea de que «la mujer es un animal de cabellos largos e ideas cortas» como dijo Schopenhauer por allá por el siglo XVIII.
Pero me he encontrado con más casos donde es el papá el que se pelea con la madre de la niña para que le deje crecer muchísimo el pelo, a pesar de las quejas de ésta por el peso o los dolores de cabeza y el calorón que trae “tamaña” mata de pelo.
Hay toda una mitología histórica asociada al cabello como símbolo de fuerza o sabiduría: la constelación de Berenice, la nórdica Sif, Medusa, Sansón, Rapunzel, los indios navajos… quizás alguna enseñanza de estas leyendas subyace a la idea arquetipal de mantener cabellos largos. Hace muchos años atrás el cortarse el cabello era signo de rebeldía y las mujeres que lo hacían eran criticadas por parecer hombres. Muchas lo hicieron para aparentar serlo y así facilitar ser aceptadas en medios masculinos científicos, académicos o de guerra. Igualmente, muchos hombres son criticados por querer dejarse crecer el cabello. Es sin duda un elemento diferenciador para nuestra cultura occidental.
El tema es interesante, aunque pueda sonar banal, porque cuando se trata del control del cuerpo de las mujeres, nada es inocente. Que sea un tema para el que muchos papás lo asuman como propio, se involucren y fijen las normas, lo hace más interesante aún.
Coloqué la pregunta en mi cuenta de Instagram y las reacciones no se hicieron esperar: “Una vez me corté el cabello y mi papá se puso a llorar…ahora se espanta solo de nombrarlo, intenta decirlo de forma amable pero al final es el mismo fin con otra conducta” “A mi papá le gusta mucho lucirme, se siente orgulloso de mi cabello” “Mi papá me compra el champú y acondicionador especial para mantenerlo largo” “Una amiga tenía el pelo por debajo del culo, después de mucho insistir, su padre accedió a que se lo cortara un poco UN POCO! ella se lo cortó como le gustaba, por los hombros… la paliza que le dio su padre se escuchó en todo el barrio…y le rapó la cabeza como castigo por querer el pelo corto!! Todos lloramos con ella al día siguiente cuando la vimos toda amoratada” “Lo viví y en cuanto pude me liberé de mi padre, sus mandatos y el largo del cabello” “Cuando tenía 14 años decidí cortarme el pelo muy muy corto, peinarlo con gel y pararlo en puntas, todo esto después de tener el pelo laaargo hasta la cintura, cuando llegué a mi casa mi papá estuvo molesto conmigo casi un mes, fue motivo de discusión entre mis papás… fue todo un conflicto” “mi mamá una vez me cortó el pelo a escondidas de mi papá y la paliza que le dio a ella no fue normal”.
Preguntados algunos padres, la respuesta más usual es “lo más bonito de una mujer es su cabellera” “una mujer tiene que serlo pero además parecerlo” “el pelo de mi hija es sagrado, que ni se le ocurra a la mamá cortárselo”.
Esto no es más que una señal de machismo que como todo, lo disfraza de amor protector romántico y puro. Los padres se asumen como propietarios de las hijas. Deciden desde que nacen cuál será su nombre, su novio (en algunas culturas se arregla esto desde pequeñas y las casan jovencísimas), lo que usan o no, su religión, las amistades, sus valores, la forma correcta de ser y estar.
Pero un poco más allá de la típica explicación basada en el estereotipo, el cabello largo tan valorado sexualmente, como fetiche quizás, es una forma de poner en el mercado a la hija para asegurarse una dote que le depare buenos ingresos. ¿Traído de los pelos? Quizás, pero nada es racional en el machismo como filosofía de vida. Debemos aceptar el arraigo salvaje de estas conductas y enfrentarlo desde el hogar, la escuela, la pareja y todos los espacios sociales.