Las campañas sociales funcionan

Las campañas sociales funcionan
julio 25, 2018 Susana Reina

Las campañas sociales funcionan

Por Susana Reina

Viajaba con mi marido en un vuelo comercial en estos días, cuando de pronto vemos unos ceniceros en cada asiento del avión, ¿los recuerdan? Además de persignarnos por volar en un aparato obviamente super anticuado por la presencia del adminículo mencionado, recordamos los días donde fumar en un espacio cerrado como ese, era la cosa más normal del mundo. Igual fumábamos en el salón de clases de la Universidad, en autobuses, en el cuarto donde dormíamos, frente a niños, en todas partes.

Recuerdo que, como gran avance en la lucha contra el tabaquismo, se demarcaron espacios para fumadores (las últimas filas del avión, por ejemplo) pero luego llegó el tema del fumador pasivo y sus derechos y se prohibió hacerlo incluso en los aeropuertos, con no pocas resistencias de buena parte de la población. Pero funcionó, aun en contra del enorme lobby ante los políticos que hicieron las poderosas tabacaleras a nivel mundial. Ya es impensable que una cosa así pudiera haber sucedido alguna vez: gente fumando en un avión, incluso en vuelos de 9 horas o más.

Esta historia me da esperanzas. Sobre todo, porque es la evidencia fáctica de que el marketing social funciona. Si dejamos de fumar como chimeneas en todas partes gracias a la presión que surgió como producto de las campañas de educación pública llevadas a cabo, creo que igual se pueden aplicar esas estrategias para que el machismo, como la brutal pandemia que es, desaparezca de la faz de la tierra en menos de una generación.

¿Qué factores fueron claves para el éxito de aquellas campañas anti tabáquicas que pudiésemos tomar como lecciones aprendidas y aplicarlas en nuestra lucha feminista anti machista? Aquí algunas:

  • Envío de un mensaje claro y contundente sobre los efectos nocivos de la conducta a eliminar, respaldado por data estadística, científica y comprobable.
  • Logro del apoyo del más alto nivel de gobierno y de los legisladores para regular e intervenir con sanciones que se cumplan de verdad, a quien infringe las normas.
  • Educación desde los niveles más básicos de enseñanza para que la conducta anómala se entienda como indeseable y que no sea vista como algo natural o como parte del paisaje social. Identificar y señalar las causas, síntomas, manifestaciones y al mismo tiempo, dar opciones de conducta más adaptadas a una vida sana donde se respeten los derechos de todas y todos.
  • Concurso creativo de muchos entes para diseñar mensajes de alto impacto que cambien creencias y actitudes, e instalen en la mente conductas alternativas contrarias a la que se quiere desplazar.
  • Campañas masivas de información permanentes y continuas transmitidas por todos los medios de comunicación posibles para que el mensaje llegue con intensidad y amplia cobertura. Que nadie se quede sin saber: televisión, radio, prensa, Internet, cine, carteles publicitarios, folletos, afiches, vallas, material publicitario y los nuevos medios electrónicos y redes sociales.
  • Participación y compromiso por parte de las organizaciones de la comunidad, como escuelas, instituciones religiosas, científicas, académicas, políticas y civiles. Un gran acuerdo y pacto global que promueva el cambio deseado.

El objetivo es crear conciencia pública sobre los riesgos que significan para la salud y la vida de todos, mujeres y hombres, seguir viviendo como si la violencia machista y la idea de que los privilegios masculinos son incuestionables, fuera algo normal. Me da esperanza por ello ver actualmente a tantas personas y medios de comunicación social cada vez más sensibilizados sobre la discriminación por género e incidiendo en los decisores y formuladores de políticas públicas para que esta realidad cambie radicalmente.

Si bien es cierto que aún hay gente que fuma, la verdad es que se tienen que apartar para hacerlo, reciben enorme presión de sus familiares o seres queridos para que abandonen el hábito y muchos recurren a cursos o especialistas para tratar adicciones porque entienden que tienen un problema. Igual podemos lograrlo con las y los defensores del machismo. Que les quede claro a ellos y a todos, que ese no es el modelo de vida que queremos para nadie.

Quizás a alguien le parezca que comparar los daños del tabaquismo con los del machismo no sea razonable, pero probablemente quien así piense no está considerando todas las dimensiones de este flagelo, que no solo espera a que seamos adolescentes para afectarnos, sino que desde la más temprana infancia ya causa víctimas, pérdidas, daños.

“Se ha comprobado que el machismo es dañino para la sociedad. Resolución 2018”. Ojalá quedase ese mensaje instalado en la conciencia de todo el mundo y que la próxima generación se asombre de que la misoginia y el patriarcado existieron alguna vez, como nos asombramos hoy al recordar que no hace ni 20 años fumar en un avión lleno de gente fuese posible.

Las opiniones expresadas de los columnistas en los artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan los puntos de vista de Feminismoinc o de la editora.

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