Ni tú tienes por qué ser un caballero, ni yo tengo por qué ser una dama

Ni tú tienes por qué ser un caballero, ni yo tengo por qué ser una dama
marzo 20, 2018 Marisela Gamez

Por Marisela Gámez

No tienes por qué cederme el puesto si no quieres y yo no tengo por qué ofenderme porque no lo hagas, la caballerosidad es una réplica del patriarcado que supone a la mujer como débil y por eso necesita ser protegida o resguardada.

Me temo que eso no es así, si quiero te cedo el puesto a ti como hombre porque más allá de eso eres un ser humano igual que yo y si te veo cansado y yo no lo estoy, por solidaridad que es un valor genérico que cualquiera puede tener, te puedo ceder el puesto, eso no me hace más o menos gente.

Ser caballero no es un valor, es un estereotipo que comprende ciertos valores que pueden ser gratos para la convivencia tanto en hombres como en mujeres. Entonces te invito a conservar los valores, no el estereotipo, porque replicarlo es replicar la imagen de la mujer como desvalida, como “el sexo débil” y débil eres si te crían así y te lo crees; con el estigma de ser una “damisela” la de los cuentos que cuando están en apuros, debe venir un caballero a salvarlas como si ellas no pudiesen hacerlo por su cuenta.

Y hablo de ellas en tercera persona porque no me considero una, sé que puedo sentarme con las piernas abiertas si quiero, que puedo sacarme los mocos y comerme las uñas si quiero, que el color rosado puede no ser mi favorito y que puede ser el tuyo como hombre porque es un simple color (sin ánimos de ofender al círculo cromático), que la puerta de lo que sea la puedo abrir yo sola, eso no me hace ni más ni menos persona y acepto como un favor o gesto de amabilidad que cualquier otro individuo la abra si estoy cargando muchas cosas y tengo las manos ocupadas (y eso que en ocasiones uso los pies, pero bueno…).

Podemos ser valientes o cobardes a la vez, no se trata de ser hombre o mujer, se trata de reconocer que tanto tú como yo, tenemos fortalezas y debilidades aprendidas a lo largo de nuestra vida, que fuimos adaptando a las diversas eventualidades que se nos presentaron según nuestra forma de ser, lo que nos permite afrontar los retos de distintas maneras y esta concepción de estilo de vida no nos favorece en nada, si en su momento tuvo sentido, ahora no.

Estemos claros yo puedo ser valiente para cosas que tú no y tú puedes serlo para cosas que yo no. El caballero no siempre es el que lleva la espada, me parece. Elemental, yo puedo cubrir mis gastos, tú como hombre no tienes por qué hacerlo, es totalmente injusto que “tengas” que pagar tanto lo que yo consuma como lo que tú consumas, podemos pagar por igual, y si llegamos a un acuerdo, hoy puedo brindar yo, y tu mañana o viceversa.

Las cosas deben ser más equitativas para mí y para ti, menos acartonadas, pongámonos de acuerdo, piénsalo bien, ni tú tienes por qué ser un caballero ni yo tengo por qué ser una dama.

Las opiniones expresadas de los columnistas en los artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan los puntos de vista de Feminismoinc o de la editora.

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