Volvimos a ver “Las Sufragistas”. Tercera vez. Mismo sufrimiento. Misma sensación de impotencia, injusticia, extrañeza, asombro de que las cosas tengan que ser tan difíciles para las mujeres. Las de esa época y las de esta.
Pensar que no han pasado ni 100 años de esos acontecimientos. Pensar que aún en muchos países del mundo las mujeres no pueden votar, ni hablar, ni decir esta boca es mía. Porque la religión, o la costumbre o el poder, no quiere. No le da la gana. Pensar que estamos tan lejos aún de la verdadera igualdad.
Vemos entonces las cosas que posteamos, los comentarios que hacemos cotidianamente, las acciones que emprendemos. Todo lo hacemos sobre la base o creencia de que muchas conquistas son seguras. Y vemos por tv el triunfo de Trump y pum! Alerta, todo puede irse al demonio. Nada se puede dar por sentado. No hay garantías. Todos los pasos andados pueden desandarse en un tris.
Todo el sacrificio de estas inglesas del siglo pasado y las americanas, asiáticas y musulmanas, africanas, latinas, mujeres de todas partes, luchadoras, muertas, se puede perder si no mantenemos el mensaje vivo. Mensaje de rebeldía, de “no me la calo”, de “hasta cuándo”, de “ya basta”, dicho en alta voz y que se queje el que se quiera quejar. Otras mujeres machistas patriarcales, hombres no conscientes de que el machismo los hunde a ellos también, por lo menos emocionalmente, temerosos todos de perder sus privilegios y seguridades, nos criticarán.
Cada una, desde su espacio, con sus redes, hable. Que ninguna se quede callada ante el más mínimo síntoma del terminator machista que no muere fácil. Sin pena, sin culpa. Las feministas tenemos fama de intratables, de exageradas, de alarmistas. No importa. Nadie dijo que esto no tendría un costo. Que nos digan indecentes, alborotadoras, nazis, frígidas, conflictivas, amargadas. No importa. Como dice @srtabebi en “Amor y asco”:
“Primero intentarán reírse
para ver si os avergonzáis;
pero una feminista ya ha perdido la vergüenza.
Después intentarán haceros creer
peores mujeres para ver si así os culpáis,
pero una feminista ya no cree en la culpa.
Luego intentarán
tacharos de libertinas, de zorras, de putas,
pero una feminista ya no cree en la reputación.
Entonces os sentiréis imaginariamente curadas
de esa enfermedad que esos
que se ríen, que os hicieron creer y que os tacharon,
os habían hecho pensar que, solo por ser mujer,
padecíais.”
Mira “Las Sufragistas”, otra vez. Mira “She is beautiful when she is angry”. Busca historias de mujeres guerreras, valientes, que no se conformaron con su no vida y conéctacte con la indignación constructiva. La indignación que lleva a la transformación, primero personal y luego externa. Señala todo aquello que vaya en contra de nuestras libertadas más básicas, contra nuestro derecho a ser y estar donde quiera que nos dé la gana estar. Habla fuerte y a todos. A defender activamente las conquistas de las que nos antecedieron y conquistar lo que le dejaremos a nuestras hijas y nietas, debe ser la bandera. Es nuestro tiempo de no callar.
Comment (1)
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demasiado importante El aporte presentado a La mujer para que tenga argumentos para LA defensa machista leyes que LA protegen etc
Alba Romero