«Por qué para construir se necesitan muchos y para destruir unos pocos…por qué?» (MGDL)
Era una niña espléndida en sus años dorados, gozaba de privilegios que otras vecinas ni en sueños conseguirían rozar esos momentos de gloria, de abundancia, progreso e incluso de elegancia.
Tenía porte de princesa indígena, sabor al moverse, tal y como danza una reina africana, nobleza y cultura, al igual que las más aclamadas y respetadas monarquías europeas. Así era ella, gentil y vigorosa, leal y abierta, mezclada entre tres grandes aromas que aún siguen siendo uno.
La nobleza de su alma era inalcanzable, todos nos sentábamos en sus mesas variopintas y heterogéneas. Y así fue creciendo esa niña, hasta volverse una bella adolescente…Cotizada por «partidos» de todo tipo, un trágico día decidió entregarse a un maldito zambo que planeó desde siempre destruir toda su belleza.
Muchos conspiraron con el zambo resentido en contra de ella, su ingenuidad y hartazgo de «amores del pasado», que según ella, no resultaron, le hicieron creer en las promesas ezquizofrénicas y malignas de aquel demonio. Una vez prisionera de las garras de ese buitre no tuvo modo de escapar…
Cuentan los que pudieron verla, que permanecía ecadenada con pesados grilletes en manos y pies y en su cuello portaba una cadena gruesa que apenas le permitía inhalar un poco de oxígeno. Yacía en una mazmorra lúgubre, fétida, por donde se colaban los desechos y excrementos del tirano; apenas recibía comida…y si deseaba refrescarse del intenso calor de ese infierno al cual fue condenada, debía hacerlo con su propio orine.
Ese resultó ser el Reino que aquel psicópata y todos quienes lo acompañaron en su treta, le había construído «especialmente» para ella… Aún hoy después de tantos años desconocemos el por qué de tanto odio, venganza, misoginia y misantropía…
Lo cierto es que de aquella adolescente que brillaba en cada paso que daba, no quedan sino hilachas destrozadas que apenas se pueden medio juntar para hilvanar estas pocas líneas que se empecinan en recordarla…No queda nada de ella ya…es un espectro, un fantasma que nosotros los insomnes nos topamos en la mitad de la noche y nos espanta, dejándonos sin aire, sin aliento y con el corazón suspendido entre la vida y la muerte…
Lo último que supe de curiosos que no faltan, es que cada día aprietan más sus grilletes, cada vez respira menos, que su alma ha envejecido, que hasta Dios la olvidó y que lo único que hacen quienes la amaron un día es traicionarla, abandonarla y llorarla…
Esa mujer que aún dicen, le queda un hilo de vida tiene un nombre y se llama Venezuela…
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