Por Andrea Pardo –
Según la Real Academia Española, feminismo es “ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres” como hemos indicado en otros artículos anteriores. Para llegar a esta igualdad de géneros debe haber una implicación por parte de ambos.
Los hombres, dentro de una sociedad patriarcal, sufren ciertos roles o estereotipos como, por ejemplo, ser fuerte, insensible, masculino, jugar al fútbol, llevar el dinero a casa, tener hobbies “de hombres”, no hacer tareas del hogar y sobre todo no llorar, porque llorar es de nenas (¿y qué de malo hay en ser una nena?). Es la sociedad la que nos ha hecho verlo de esa manera.
Con esto no intento victimizar a los hombres, ni mucho menos. Puesto que los roles que a ellos se les impone no son ni la mitad de graves que a las mujeres. Quiero decir, no hay 112 hombres asesinados al año a manos de sus mujeres (más que las cifras de ETA, por cierto), ni 1.127 hombres violados al año, ni cobran menos que las mujeres en sus puestos de trabajo, etc.
El feminismo requiere que ambos sexos se impliquen en llegar a esa igualdad. No debemos olvidar que el principal género oprimido es el femenino y es por ello por lo que debemos luchar: por la liberación de la opresión de la mujer en esta sociedad patriarcal. La principal tarea para los hombres debe ser deshacerse de los privilegios que les diferencian de nosotras, las mujeres. Es de lógica, ¿no? Si un hombre o una mujer blanca ven que él o la negra está siendo discriminada, lo normal es que, para que haya igualdad entre ambas razas, el blanco rechace sus privilegios e intente que el negro (que lucha también por los suyos) disfrute de ellos.
Como dijo John Legend (hombre): “Todos los hombres deberían de ser feministas. Si los hombres se preocupan por los derechos de las mujeres, el mundo será un mejor lugar. Somos mejores cuando las mujeres están empoderadas; eso lleva a una mejor sociedad.”
Publicado originalmente en linea36.com y reproducido aquí con autorización de su autora
