Lo malo de esta forma de llevar la vida es que casi siempre deriva en algunas de estas cosas:
– Desgaste, cansancio, fatiga, enfermedad… poco sueño, mal comer, cargar los problemas de todos encima…
-Alguien siempre se recuesta en quien resuelve todo.
-No se habilitan otros para compartir las cargas generándose extrema dependencia de quien usualmente decide y soluciona. Tú.
-No queda tiempo de ocio ni relax propio porque siempre hay algo más urgente/importante.
-Una sensación de culpa permanente cuando no te ocupas de alguien porque no puedes o porque no quieres.
Casi todas las mujeres de mi país tenemos un modelo de madre que luchó contra viento y marea para sacar a sus hijos adelante; muchas de ellas madres solteras o divorciadas o viudas, o con maridos ausentes de las responsabilidades del hogar, que solas le echaron pichón a la vida. Otras casadas, pero encargadas al mismo tiempo de todo el quehacer doméstico y laboral, sin más ayuda que sus propias manos y pies. Y lo lograron. Ese matricentrismo social, donde todo gira en torno a la mujer fundadora de hogar, es el que nos ha acompañado siempre, por lo menos en Venezuela.
Y uno pues, copia el modelo. Y siente que es normal que la pareja no se involucre en las “cosas de las mujeres”. Y cuando se meten reciben el mensaje “esto no es asunto tuyo”, aunque la queja de que es muy pesado llevar todo a cuestas, existe y es real.
En uno de nuestros talleres sobre Empoderamiento femenino, una chica confesaba que a ella le hubiese gustado mantenerse trabajando como vendedora y vivir sola, que era lo que hacía hasta que su madre murió. Su padre y sus hermanos -todos grandes-, al quedar solos, le pidieron a ella que volviera a la casa a encargarse de la limpieza y el orden, porque “la mujer es el pilar del hogar”.
Me llamó la atención que ella estuviera de acuerdo con sacrificar su vida personal por irse a cuidar y dar de comer a hombres perfectamente capaces de mantenerse a sí mismos. Lo peor es que la frase “la mujer es el pilar del hogar” era suya! Convencida de tal afirmación, al pronunciarla le brillaban los ojos, al mismo tiempo que expresaba que con ello se sentía necesaria e imprescindible. Creo que está más que clara la manipulación emocional en juego.
Pienso que las mujeres para poder avanzar, debemos ser un poco más humildes reconociendo que solas no podemos, que necesitamos repartir las cargas porque no es justo llevarlas sin el apoyo de los que conviven con nosotras, que tenemos que aprender a pedir, y dejar de ufanarnos de ser unas 4×4. De eso se han aprovechado muchos en el pasado y en el presente. Ya basta.
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