LAS MUJERES Y LAS FINANZAS

Leía en estos días el artículo «La desigualdad, obstáculo para consolidar a emprendedoras«, el cual describe una situación tristemente común en el mundo del emprendimiento femenino: las mujeres son mayoría en las micro y empresas pequeñas, saben constituirlas y manejarlas  pero no saben consolidarlas  y hacerlas crecer. Muy pocas llegan a ser dueñas de medianas y grandes empresas. Y decían los autores que es básicamente porque no saben acceder al crédito y fuentes de financiamiento, a diferencia de sus pares masculinos.

La falta de información es una de las razones para que esto ocurra. No saber que existen formas de endeudarse, o no saber cómo se hace para asumir un crédito, o no ubicar las fuentes de financiamiento idóneas para sus negocios, pueden ser varias de las situaciones más frecuentes. Pero si vamos un poquito más allá, quizá existan otros motivos o bloqueos para que esto pase. Porque si todo es cuestión de información y conocimiento no debería haber muchos tropiezos para solucionarlo.

El caso es que, por lo menos a las mujeres de mi generación (baby boomers), nos enseñaron a trabajar mucho, pero con mentalidad de empleada, de pago fijo y seguro. Dar el paso para ser emprendedoras independientes requiere mucho arrojo y valentía, y sobre todo una emocionalidad orientada a la ambición. Esto es más común en los hombres, y es mucho más reconocido en ellos. Ya Sheryl Sandberg, en su famosa charla TED dijo que una mujer ambiciosa suele ser mal vista porque asume comportamientos más agresivos que los esperados para su género, y recomendaba moverse siempre entre dos aguas.

A esto se le suma el hecho de que a las mujeres no se les da muy fácil eso del crédito, por cuanto las entidades financieras privilegian más a los hombres en cuanto a su capacidad de pago o activos, a pesar de que está demostrado que las mujeres son mejores pagadoras de deudas e invierten mejor lo que ganan (en familia y educación y salud de los hijos); hay muchos estereotipos y discriminación de género aún en el mundo crediticio.

Pero lo que más pesa, creo yo, es la falta de educación en temas financieros y matemáticos producto de los roles de género tradicionales. Ya es bien sabido que a las mujeres nos orientan para lo social, humanitario y literario y a los hombres a las ciencias, tecnología y números.  Por lo tanto las mujeres de mi generación siempre esperamos que primero el padre y luego el marido terminando con el hijo ya adulto, la economía familiar estuviera siempre en sus manos. (Recuerdo cuando me divorcié no tener ni referencias de crédito, ni tarjeta a mi nombre, ni cuenta corriente! A los 34 años no tenía dominio de mi dinero!). De hecho, algunos estudios demuestran que las mujeres tienen competencias, pero no confianza en sí mismas (competent but not confident)

Una de las luchas feministas más importantes se ha librado en el ámbito de las finanzas. No hace mucho una mujer no podía tener una cuenta en un banco sin autorización del padre, o con firma conjunta del marido. Las decisiones de vender o hipotecar o pedir préstamos debían hacerse con aprobación del esposo, aunque éste sí podía ejecutar cualquiera de estas acciones por su cuenta, y muchas leyes civiles aún desfavorecen a la mujer cuando se trata de separación de bienes en casos de divorcios. Todavía se está peleando el pago equitativo a la mujer por las mismas funciones que hace un hombre! Y estamos en el 2015… Falta mucho aún por conquistar, como se ve.

Recientemente en los 90s surgió una corriente llamada economía feminista, la cual se caracteriza por “abrir reflexión al menos, en torno a tres aspectos: los límites de lo que es economía, el papel del género en ella, y el compromiso de la teoría con la transformación de las situaciones de desigualdad”, explica Amaia Pérez Orozco, economista, en el libro ‘La economía feminista en América Latina’ (ONU Mujeres). Existen excelentes iniciativas que pueden cambiar esta realidad como la de los Female Funders, angels investors, mujeres exitosas que están ayudando a otras a entender del mundo de los capitales y a conectarlas con fondos dispuestos a financiarlas.

Espero que las nuevas generaciones sepan que sin control económico no hay mando. Que abran sus cuentas desde chiquitas. Que ahorren en moneda dura. Que tomen cursos de finanzas y contabilidad, que busquen asesoría, que se unan a grupos de mujeres que les den soporte en la materia, que vayan al Banco sin miedo a pedir prestado, que asuman sus deudas responsablemente y que tengan mentalidad de mujeres independientes, creadoras y fundadoras de empresas grandes y prósperas. Es fundamental tomar acciones en nuestro ámbito financiero y apropiarnos de él
para triunfar en la vida.