
Declaraciones van y vienen, cartas van y vienen.
Pero ¿Por qué en Primero Justicia?
Porque Primero Justicia lo preside una mujer.
Una mujer que fue buscada en la insistencia de construir un consenso entre quienes tenían grandes diferencias como para seguir juntos en un mismo objetivo.
Una mujer que, pretendían muchos, fuera una figura decorativa, con sonrisa de mona lisa y con debilidades para ser manipulada por un sector u otro, de acuerdo con las conveniencias de cada quien.
Pasa en Primero Justicia porque un grupo de “fundadores” no supera el guayabo de los cambios, se resisten a ellos, porque no toleran que una mujer de las regiones se haga del afecto de las bases sin buscarlo, solo haciendo lo que le corresponde.
Pasa en Primero Justicia, porque así se comporta la política en el mundo y en Venezuela.
En los partidos políticos la lógica es machista y misógina. No toleran que una mujer lo esté haciendo bien, que no acceda a manipulaciones, que actúe apegada a la justicia y a los principios, y cuando no pueden debilitarla entonces acceden a la matoneo, al cayapeo, buscando la debilidad de espíritu, de moral y de emociones, intentado ridiculizarla con epítetos y ofensas, cuestionando y burlándose incluso de algunas manifestaciones de su carácter como histérica o llorona, entre otros.
Quienes hoy dirigen esas cartas, eran parte de ese caudillismo propio o del caudillismo importado de otras organizaciones, que llegaron a Primero Justicia porque estaban excluidos de otros partidos caudillistas y aquí llegaron con la promesa de personalizarlo.
Exhorto a las mujeres políticas de Primero Justicia y de Venezuela: sean Ustedes mismas, están siendo el modelaje que inspira a otras y otros, lloren si les dan ganas de llorar, griten si su voz no es lo suficientemente escuchada, sean las más disruptivas de las normas comunes, como irse a tomar la bebida espirituosa con tabacos hasta altas horas de la noche, que eso es, lo que no está bien.
Es un trabajo que lleva años y que estoy segura llevará muchos años más, el educarnos sin temor en el feminismo. Si, en el feminismo que busca la igualdad de derechos, de igualdad de condiciones entre hombres y mujeres y no a la contraposición de uno sobre otros.
Eso va a tardar en la sociedad, pero en la política nos va a tardar un poco más, porque el comportamiento común ha venido siendo ese, el de la lucha por el poder, de los espacios, del yo mando más que las mujeres.
A nosotras la lucha en estos espacios desde la dignidad, desde los principios y desde la incorruptibilidad nos está costando, por la presencia de hombres “collogéricos” y también a mujeres que entraron a la política a ser alfombra para otros y que ahora les cuesta ver a una par en el rol que ellas quisieran ser, pero no terminan de entender que es entre todas que tenemos que lograrlo y que un espacio que se abre, se abre para todas y debemos defenderlo todas.
La política se ha venido caracterizando por ser un mundo de muchos egos y narcisismo, completamente antagónico al deber ser de un político que es un servidor social por naturaleza. Un alcalde es para sus vecinos el conserje de la ciudad, al servicio de los ciudadanos y sus requerimientos, pero lamentablemente estamos en la obligación de cuidar el país y cada espacio, como un padre o madre que cuida a sus hijas e hijos de aquel narcisista. Nos vemos en la necesidad de instruirnos en la caracterización de una persona con esos rasgos, que obviamente quienes los poseen no lo notarán jamás. Pero un país instruido, culturizado y feminista, trabaja en unidad y equipo por lograr equilibrio en los espacios de poder y de decisión y también cuidar a su país de estos comportamientos que en algunos casos rayan en la psicosis, a quienes les cuesta cuadros de estrés post traumático incluso.
Les invito a leer un poco de esta caracterización: El trastorno de personalidad narcisista (TNP) se caracteriza por un patrón de comportamiento y pensamiento egocéntrico y arrogante. Las personas con TNP pueden tener dificultades para reconocer y experimentar los sentimientos de los demás. Los principales rasgos del TNP son:
- Grandiosidad: Sobreestimar sus capacidades y logros, y creer que son superiores a los demás
- Fantasías de éxito: Tener fantasías de éxito, poder, belleza, inteligencia o amor ideal
- Necesidad de admiración: Necesitar constantemente la admiración de los demás
- Falta de empatía: Tener poca capacidad para sentir empatía y reconocer las necesidades de los demás
- Hipersensibilidad a la crítica: Reaccionar a la crítica con sentimientos de rabia, vergüenza o humillación
- Dificultades en las relaciones: Tener dificultades para relacionarse con los demás
- Subestimación de los demás: Subestimar la valía y los logros de los demás
- Aprovechamiento: Aprovecharse de los demás para lograr sus propias metas.
Son personas presumidas, manipuladoras, egoístas, condescendientes, exigentes. Pueden tener dificultades para cambiar su comportamiento, incluso cuando les causa problemas.
Cuidemos a Venezuela del Trastorno Narcisista de la Personalidad y asumamos que el feminismo es un rico instrumento para llenar de democracia cada espacio de la sociedad.