La distopía del Cuento de la criada, en un mundo donde ganó el odio.

La distopía del Cuento de la criada, en un mundo donde ganó el odio.
noviembre 8, 2024 Veronica Arvelo
trump

El día después de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, el paisaje político del mundo se ha transformado en algo que parece sacado de una distopía. La victoria de un candidato que ha promovido abiertamente el racismo, la misoginia, el abuso y la xenofobia marca un punto de inflexión en la historia. Al igual que en «El cuento de la criada» de Margaret Atwood, nos enfrentamos a un futuro sombrío donde los derechos de las mujeres y la dignidad de los migrantes están en grave peligro.

Atwood nos advierte sobre las consecuencias de la complacencia. En su novela, las mujeres son reducidas a meros instrumentos de reproducción en una sociedad que ha olvidado la igualdad y el respeto. Hoy, tras la elección, esa advertencia suena con más fuerza que nunca. Las promesas de este nuevo gobierno amenazan con desmantelar décadas de avances en derechos reproductivos y laborales para las mujeres, tratando de relegarlas nuevamente a roles subyugados.

El discurso de odio que ha caracterizado esta campaña no sólo ha polarizado a la sociedad, también ha legitimado actitudes que antes se mantenían en la sombra. La normalización de la violencia contra las mujeres y las comunidades migrantes nos coloca en un camino peligrosamente familiar para las lectoras de Atwwod, donde la opresión se convierte en la norma. Como en Gilead, el régimen de «El cuento de la criada», la deshumanización comienza con palabras y se convierte en políticas que afectan la vida de miles.

Prometí, por salud mental, no dejar que la política de otro país que no fuese Venezuela me afectara, pero no puedo evitarlo, me siento triste. Aunque sabía que el mercado señalaba a Trump como favorito, tenía la esperanza de que las mujeres cambiarían la historia, como lo han hecho tantas otras veces, pero no se pudo.

Hoy me levanté con la certeza de que el mundo sigue odiando profundamente a las mujeres  y que las mujeres, en muchos casos, vemos la defensa de nuestros derechos como algo secundario, sobre todo cuando el patriarcado nos ha permitido tener ciertos privilegios. Basta con ver el porcentaje de mujeres blancas que votaron por un candidato que se dedicó a menospreciarlas abiertamente durante su campaña. Cuánto sentido tiene hoy la frase de Beauvoir “El opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos”.

El futuro es incierto y puede tomar giros muy oscuros si no nos mantenemos en alerta. No se trata únicamente de la victoria de Trump en los Estados Unidos, tampoco se trata de izquierdas y derechas. Se trata de cómo los discursos machistas y anti derechos han retomado espacios y aumentado su fuerza en todo el mundo, a tal punto, que molesta más una mujer exigiendo que la “vergüenza cambie de bando” que el hecho de que un hombre con varias acusaciones de abuso sexual y con juicios pendientes por múltiples delitos, sea candidato presidencial.

Las feministas, históricamente hemos sido las primeras en enfrentar la embestida del odio y la opresión del patriarcado, encontrando siempre formas de resistir y seguir alzando nuestras voces. Hoy más que nunca debemos recordarlo y mantenernos unidas. No permitamos que el odio y la ignorancia definan nuestro destino. En estos tiempos oscuros cada palabra cuenta, cada acción importa y, sobre todo, cada lucha es necesaria. Seguimos educando y resistiendo.

 

Las opiniones expresadas de los columnistas en los artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan los puntos de vista de Feminismoinc o de la editora.

Comments (0)

Leave a reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*