El feminismo es un movimiento con más de 300 años de historia y aunque muchos son sus los logros en materia de adquisición de derechos para las mujeres, todos los días pasan cosas que nos recuerdan que aún nos queda un largo camino por recorrer. Solo basta con mirar el número de femicidios ocurridos en Venezuela durante el 2023 (186 casos en 11 meses, según la ONG Utopix), para darnos cuenta de que el machismo sigue siendo un problema estructural, y como tal, no se puede solucionar de un día para otro.
Entre las muchas estrategias que propone el feminismo para desmontar completamente todo ese sistema patriarcal, machista y misógino que nos oprime, surge la educación feminista como una herramienta que si bien no permite medir sus resultados de forma tan inmediata como podría hacerlo una marcha, una campaña o alguna ordenanza; es sin duda una de las estrategias de mayor impacto para transformar el mundo, sobre todo si se implanta desde la infancia, desmontando los estereotipos que han persistido durante generaciones.
Para acabar con el machismo, es importante formar diferente a las nuevas generaciones y para ello se deben exigir cambios en el modelo educativo actual. Necesitamos un modelo educativo que no solo se enfoque en la transmisión de conocimiento sino que busque incentivar el pensamiento crítico, donde el estudiantado aprenda a cuestionar las normas y examinar las estructuras de poder.
Un modelo educativo que incentive el liderazgo de las niñas, que deje de destacar únicamente los logros históricos de los hombres y que reconozca y celebre los múltiples aportes de mujeres a la humanidad, permitiendo a las niñas encontrar referentes que vayan más allá de las musas del arte y la literatura. Donde se anime a las niñas a explorar todo su potencial y a los niños a expresar sus sentimientos de manera saludable.
Un modelo educativo que esté comprometido con la igualdad, la libertad y el respeto, es decir, una educación feminista orientada a forjar la próxima generación de personas comprometidas y activas, capacitadas para desafiar la desigualdad y contribuir significativamente a la desarticulación del patriarcado y a la erradicación de la violencia machista.