Ana Teresa Torres: una entrevista.

Ana Teresa Torres: una entrevista.
diciembre 2, 2022 Genesis Pereira
ana teresa torres

Ana Teresa Torres (Caracas, 1945), es psicóloga, psicoanalista, escritora, ensayista. Individuo de Número de la Academia Venezolana de la Lengua y además, es madre y esposa. Estos últimos roles no suelen ser reseñados; no se advierte que estos dos elementos por ser tan aparentemente obvios y cotidianos, han sido primordiales en su trayecto vital e intelectual.

En sus obras la exploración de la condición femenina ha sido una constante, develando otras visiones de la mujer venezolana a través de la historia. Libros como Historias del continente oscuro o  El hilo de la voz. Antología crítica de escritoras venezolanas del siglo XX, dan cuenta de su interés.

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Entiendo que usted tiene hijos por las dedicatorias que hace en sus libros ¿Cómo coordinaba su vida de madre con sus quehaceres académicos?

Fui muy afortunada, mi marido era una persona que consideraba normal que las mujeres trabajaran fuera del hogar y además era un excelente padre, y con experiencia porque ya tenía una niña de su primer matrimonio, de modo que nos combinábamos muy bien en la atención de los hijos que tuvimos, que son dos, un varón, y una mujer. Pero eso no es todo el problema, es solo la parte práctica del mismo; el problema también es psicosocial, es decir, la lucha que la madre tiene que sostener entre los patrones socioculturales que le indican que su papel no es estar dando clases en una institución X sino cuidando de los niños. Y es también una lucha difícil porque las mujeres desarrollamos un fuerte sentimiento de culpa cuando sabemos que los hijos nos necesitan y nosotras estamos en otra cosa. Esto me parece ancestral, y hasta diría que atávico. Las mujeres tenemos que sobreponernos a ese sentimiento de culpa que no amenaza de la misma manera a los hombres porque no son portadores de ese mandato, y cuidar a los hijos les parece una ayuda voluntaria e incluso satisfactoria, pero no su responsabilidad fundamental, como lo es para la madre. No sé si esto cambiará porque muchas cosas han cambiado en el mundo de hoy, pero de todos modos algo me dice que esa responsabilidad de las mujeres ha sido fundamental en el cuidado y supervivencia de la especie.

Conociendo a nuestra sociedad y sus prejuicios ¿Qué le decían sus amigos y familiares acerca de su dedicación al estudio? ¿Sintió el apoyo de sus seres queridos?

En esto hay que tomar en cuenta el factor generacional, para mi familia y amigos cercanos era más o menos sorprendente que una muchacha decidiera estudiar en la universidad. No era algo combatido, pero tampoco diría que muy apoyado. Las personas de mi generación empezaban a verlo como algo natural.

Es importante considerar que estoy hablando de los años sesenta, cuando estudiaba Psicología en la Universidad Católica Andrés Bello. Según la investigación Mujeres latinoamericanas en cifras 1, llevada a cabo en Venezuela por Magaly Huggins y Diana Domínguez, para el período comprendido entre 1960 y 1966 la matrícula universitaria mostraba que solamente 31% a 36% eran mujeres. En eso la carrera de Psicología se diferenciaba netamente del patrón general. A simple vista las chicas superábamos a los chicos por amplia mayoría.

¿Cómo fue su experiencia tanto en el mundo intelectual venezolano como en la Academia Nacional de la Lengua en particular, tomando en cuenta son ámbitos en los que ha prevalecido la presencia masculina? ¿nos puede contar alguna anécdota?

En el mundo intelectual, a partir de los años 90, que fue cuando comencé a participar más regularmente en las actividades literarias, me parece que las mujeres éramos bienvenidas, no conozco de ningún caso en que se negara la publicación o la intervención de alguien por ser mujer, pero igualmente debo decir que en cuanto a las posiciones de poder la situación no ha cambiado demasiado desde los tiempos en que la cultura era asunto de hombres. En general, el predominio masculino es bastante evidente tanto en las presentaciones públicas como en los cargos directivos, etc., igual que ocurre en el mundo político y empresarial. A veces las mujeres invitadas lo son en condición de moderadoras o presentadoras para cumplir con la cuota, pero no en condición de protagonistas. No quiero decir que esta sea la única manera en que funcionan las cosas, pero tampoco es infrecuente. Un cierto tono condescendiente y paternalista no se ha terminado de extinguir, así como la exclusión o displicencia ante las intervenciones de las mujeres académicas.

En cuanto a la Academia de la Lengua, desde su fundación en 1883 hasta mi incorporación en 2006, lo habían sido solamente dos escritoras: Lucila Palacios, ya fallecida entonces y María Josefina Tejera; yo fui la tercera en 123 años. Actualmente la proporción ha variado sustancialmente y se han incorporado un importante número de escritoras y lingüistas. Creo que estas cifras hablan por sí solas.

Anécdotas puede haber muchas, recuerdo en una oportunidad que alguien dijo que se debía nombrar a una mujer como secretaria de la junta directiva porque las mujeres ‘eran buenas para esas cosas’. Le contesté que también para otras, y al menos me pidió excusas.

En su opinión ¿Cuál es el rol actual de la mujer en la intelectualidad venezolana?

¿Cuál es su rol? En el papel el rol de las mujeres intelectuales es el mismo que el de sus colegas hombres, estudiar, investigar, enseñar, pero en la práctica es bastante evidente que en muchas ocasiones la solidaridad masculina la dejará fuera de lugar, o en un lugar secundario. Es necesario sobreponerse a esto y actuar con inteligencia y estrategia. Para mi sorpresa ha visto con mis ojos como mujeres académicas jóvenes son ninguneadas en una charla, simposio, etc., a veces tratadas con muy poca educación. Y por eso pienso que es la tranquilidad y la seguridad en sí mismas de las mujeres lo que a la larga logra vencer.

¿Qué le diría usted a las futuras generaciones de mujeres que no se atreven a iniciar una vida académica?

Que tienen que atreverse, pero también prepararse para las posibles situaciones que estén en contra de ese proyecto. Dos problemas fundamentales son la crianza de los hijos, si los tiene o prevé tenerlos, y el soporte económico durante los estudios. Si la mujer no estudia las posibles soluciones para ambos es muy probable que fracase, y que encima sea condenada por su entorno. Puede ser que tenga algunos aliados, pero básicamente cuenta consigo misma.

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Fotos El Nacional y El Estímulo.

Las opiniones expresadas de los columnistas en los artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan los puntos de vista de Feminismoinc o de la editora.

Comment (1)

  1. Pamela Astudillo 2 años ago

    «Básicamente, usted cuenta consigo misma»: con esta frase que termina Ana Teresa, hay que comenzar cada mañana. Cualquier espacio que a una mujer le es dado, cuenta como un privilegio y tras de sí hay un trabajo que en valor y en esfuerzo, casi siempre supera al de un hombre en situación equivalente.

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