Rosa Cobo Bedia:  “La pornografía es la pedagogía y celebración de la violencia sexual”

Rosa Cobo Bedia:  “La pornografía es la pedagogía y celebración de la violencia sexual”
septiembre 25, 2022 Alejandra Watts
Rosa Cobo

La autora española que también se desempeña como investigadora y profesora universitaria abordó el vínculo entre la violencia sexual, la pornografía y la prostitución en sistemas capitalistas y autoritarios, así como la falta de políticas de Estado en la mayoría de los países para lograr su abolición y liberar a las mujeres que son víctimas de un sistema deshumanizante

Rosa Cobo Bedia (Madrid, 1956) defiende la abolición de la prostitución por ser una propuesta ética y política para castigar a todos aquellos que extraen plusvalía económica y sexual de los cuerpos de las mujeres, es decir a los proxenetas y puteros. Además, explica que es una forma de prestar apoyo integral a las mujeres prostituidas, en su mayoría víctimas de trata, mediante permisos de residencia en los países donde son llevadas, rentas de inserción, formación profesional y apoyo psicológico para ellas y sus hijas e hijos.

Respecto a la posición de algunas feministas, especialmente jóvenes, que defienden que «el trabajo sexual es trabajo” responde que “en la historia del feminismo nunca ha existido una posición regulacionista de la prostitución. La sexualidad se ha convertido en un negocio muy rentable para el nuevo capitalismo y su legitimación ideológica se origina en el argumento de la libertad sexual. Dentro de la izquierda hay un grupo de ultra-libertarios sexuales, cuyas ideas han penetrado ideológicamente en el feminismo. El vínculo entre la industria de la explotación sexual y el capitalismo neoliberal no se puede ocultar. Sin embargo, antes del capitalismo existe otro interés sobre el que se asienta la prostitución: el interés que tienen los hombres de poder acceder sexualmente a los cuerpos de las mujeres. La disponibilidad sexual de las mujeres para uso masculino es una exigencia patriarcal previa a la aparición del capitalismo”, destaca.

De libre y elección, nada

Los argumentos de Rosa, Directora del Centro de Estudios de Género y Feministas de la Universidad de La Coruña, encuentran fundamento en el auge y normalización de múltiples formas de comercialización del cuerpo de las mujeres, ahora también a través de internet, bajo el mito de la libre elección y señala que las razones son de orden económico y patriarcal.

“Para el capitalismo, estos fenómenos sociales constituyen un gran negocio que se inscribe en el marco de la industria de la explotación sexual. Por otro lado, los varones están muy interesados en controlar el cuerpo de las mujeres y ponerlas en situación de disponibilidad sexual. El OnlyFans o el sugardating son formas de prostitución envueltas en un discurso de libertad y mutuo interés. Los vientres de alquiler y la venta de óvulos se alimentan de la necesidad y de la pobreza, igual que la prostitución y la pornografía”, detalla.

Escuela de violencia

Todos los informes y noticias sobre el tema alertan que el consumo de pornografía por parte de los varones empieza cada vez más temprano y en plataformas que han sido denunciadas por tener material no consensuado y producto de abuso. En opinión de Cobo Bedia “la pornografía se ha convertido en la verdadera pedagogía de la violencia sexual, de la masculinidad hegemónica y de la prostitución.”

“Más del 90% de nuestros adolescentes (más de las dos terceras partes muchachos y apenas una tercera parte chicas) consumen pornografía. El porno mainstream es una auténtica celebración de la violencia sexual contra las mujeres. Los relatos pornográficos objetualizan, cosifican y deshumanizan a las mujeres que aparecen en esas narraciones. Y esas características condicionan la posibilidad de que los hombres puedan ejercer violencia contra ellas. El consenso no puede ser el único principio de legitimación de la pornografía, también es preciso analizar la pornografía como una institución que promueve la desigualdad y la violencia sobre las mujeres”, asegura.

En todos los sistemas

Si bien la autora de “La prostitución en el corazón del capitalismo» (2017) y “Pornografía. El placer del poder» (2020) interpela a un sistema económico en concreto, también denuncia que en sistemas autoritarios y países comunistas las mujeres son víctimas y son quienes más sufren la desigualdad pues incluso “aquellos que se autodefinen como socialistas utilizan la prostitución como una fuente de desarrollo”.

“El caso de Cuba, México, Colombia o de Tailandia son ejemplos de la elección que realizan algunos países para hacer de la industria de la explotación sexual una estrategia de crecimiento económico. Los sistemas económicos pueden ser distintos, pero el dominio patriarcal es el mismo. Y este sistema de poder está en los cimientos de cualquier forma de organización económica o política”, sostiene.

Así mismo, reitera que, en el caso de los países destino, como lo es España, más que protocolos de prevención y protección contra la trata y explotación sexual lo que se necesita es implementar políticas públicas abolicionistas “en las que se persiga a los proxenetas y a la cadena de mercenarios que sostienen el proxenetismo, pero también la penalización de los puteros.”

Todo lo mencionado por la escritora forma parte de lo que se conoce como “feminismo radical”, rama del feminismo que parte del supuesto que existe un sistema de poder que Kate Millett nombró, en los años 70, como patriarcado y que se convirtió en el corazón de la tercera ola del feminismo.

“Ese sistema de poder tiene un carácter fundacional respecto a otras estructuras de dominación y consagra la hegemonía de los varones sobre las mujeres en todos los ámbitos de la vida social, política, económica y cultural. El feminismo radical se pregunta sobre el origen de la dominación masculina y concluye que el corazón del dominio patriarcal reside en el control sexual y reproductivo que ejercen los hombres sobre las mujeres, tanto a través del matrimonio y del amor como a través de la prostitución. Ese hecho convierte a hombres y mujeres en seres sexuales. Haber nacido con un sexo, hombre o mujer, determina el lugar que han de ocupar unos y otras en la vida social. Y ambas realidades convierten al sistema patriarcal en una dominación que existe por sí misma al margen de otras dominaciones, con las que, sin duda, intersecciona, pero de las que se puede distinguir analítica y políticamente”, enfatiza.

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Fotografía: Cortesía Rosa Cobo Bedia

Las opiniones expresadas de los columnistas en los artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan los puntos de vista de Feminismoinc o de la editora.

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