Mi charla en la Ted X Altamira Women

Mi charla en la Ted X Altamira Women
diciembre 22, 2021 Susana Reina
ted talk

Tuve la oportunidad de coincidir con seis venezolanas maravillosas un espacio soñado para expresar ideas sobre liderazgo. Soñado porque para quienes como yo, hemos consumido las charlas TED por años, estar como expositora en una de ellas, fue sin duda un privilegio que intenté aprovechar y como no, para mi causa feminista. Me encanta este formato TED porque el mensaje se presenta muy bien organizado en tiempo y forma, logrando llegar con alto impacto a diversidad de públicos abiertos a escuchar temas de actualidad.

Este es más o menos el mensaje que compartí con la audiencia

Recuerdo mi primera reunión como directora principal en la junta de mi empresa. Iba toda nerviosa pero contenta por ser la primera mujer en 20 años que entraba al santo grial corporativo. Vestida de taller y tacones, sin mucho maquillaje ni accesorios como para no sobresalir mucho, y decidida hacer un excelente papel, con intervenciones brillantes y aportes significativos.

Después de recibir la bienvenida inicial con mucha galantería por parte de mis siete colegas hombres incluido el presidente, me pidieron amablemente que llevara la minuta de la reunión, cosa a la cual accedí gustosa porque me considero muy buena recogiendo directrices y compromisos y sobre todo hacerles seguimiento de manera eficiente.

Al finalizar la reunión también me pidieron si pudiera darles un toque femenino a esas reuniones, encargándome de las próximas convocatorias, del café y las galletas y quizás algunas flores, que seguramente lo haría mucho mejor que las secretarias que siempre se encargaban de eso. Después de una pausa breve, reaccioné y les dije “creo que la organización de una reunión es una acción muy importante como para llevarla yo sola…es un rol que podemos rotarnos todos los que estamos acá, incluyendo hacer el acta ¿no?… vamos a ver…. Carlos te tocaría a ti la próxima ¿estás de acuerdo?” De ahí en adelante creo ya no les caí tan bien. Un amigo cercano me llegó a aconsejar “que le bajara la intensidad” …

Las primeras

En la vida empresarial a nivel mundial y obviamente acá en nuestro país, todavía estamos en la etapa de las primeras. Primera mujer que fundó un medio periodístico, primera mujer presidenta de una cámara gremial, primera mujer que ganó una medalla de oro, primera, primera, primera. A las que hemos sido “primerizas” nos ha tocado romper patrones y tumbar paredes. Obviamente eso trae su costo, porque el silencio y la sumisión, así como el acatamiento de normas, son bien valorados y alentados. Pero al ser las primeras que irrumpimos en espacios hiper masculinizados, el reacomodo de las relaciones de poder y la manera de interactuar entre mujeres y hombres cambia radicalmente.

De hecho, cuando yo entré a mi junta de directores, no entré sola. Conmigo entraron otros puntos a la agenda, los temas que nos importaban a nosotras, los que nunca se discutían. ¿Cómo tener un horario flexible y facilitar a las trabajadoras madres conciliar mejor familia y trabajo? ¿Qué podemos hacer para no perder más talento femenino? ¿por qué no darle la oportunidad a María que se ha preparado tanto para esta posición gerencial? ¡pero este anuncio publicitario que quieren aprobar es tan sexista! Así pasé de ser la nota femenina del comité, a la mujer incómoda que requería respuestas o explicaciones que nadie quería tener que dar.

¿Por qué todo esto importa?

Más allá de que es un asunto de justicia, existe evidencia acerca del valor y beneficios que trae que más mujeres asumamos posiciones de poder, político o económico. Se ha demostrado, por ejemplo, que cuando hay mujeres en las juntas directivas en proporción de paridad, se toman decisiones que impactan positivamente en políticas de bienestar, familia y afrontamiento del estrés, lo cual mejora la productividad de todos en la empresa.

La innovación mejora, el retorno sobre la inversión aumenta y se incurre en menor medida en actos de corrupción. Y esto no pasa porque las mujeres seamos mejores. No. Es porque la inclusión de todas las formas de pensar o resolver problemas produce mejores dividendos que la exclusión o las formas de pensar lineales u homogéneas.

Yo me pregunto…si esto es así ¿Cómo es que no hay más mujeres liderando? ¿Es un asunto de capacidades y méritos? ¡No parece! Las universidades gradúan muchas mujeres y parecen estar muy calificadas ¿Es un tema de motivación? ¿Será que las mujeres no quieren liderar? No es mi apreciación después de trabajar con más de mil mujeres en talleres de empoderamiento. Creo que ambas hipótesis no tienen fundamento alguno porque las mujeres sí queremos y sí sabemos liderar.

El problema es que el poder como hoy lo conocemos está concebido para ser ejercido con un estilo masculino que a las mujeres no nos calza, a menos que nos masculinicemos para ser aceptadas en el núcleo de poder. La trampa está en que, si eres sumisa y aceptas llevar la minuta y hacer el café para las próximas juntas como actividades que debes hacer por ser mujer, te desvalorizan y ponen en otro nivel. Pero si haces como yo y te niegas, comienzan los conflictos y enfrentamientos que ponen en el centro un “deber ser” asignado por género que las mujeres modernas y de carrera no compramos.

¿Qué podemos hacer?

Todos tenemos un rol importante que jugar para generar otras narrativas en torno al ejercicio del poder.

Mujeres: a seguir preparándonos y ganando confianza y seguridad en nosotras mismas para atrevernos a ocupar posiciones de alto nivel.

Mujeres que están ya en posiciones de poder: sean las voces de las que no están ahí con ustedes y promuevan políticas que ayuden a muchas más a llegar a posiciones de liderazgo con más oportunidades y menos obstáculos.

Hombres: abran puertas y espacios a tanta mujer talentosa que merece estar tomando decisiones y dirigiendo empresas o partidos políticos, asumiéndolas como aliadas y no como amenazas.

Empleadores: evalúen hasta donde han perdido capacidades o dejado de aprovechar oportunidades por no tener mejor balance en la composición de sus espacios decisorios.

Organizaciones de la sociedad civil: hagan visible la necesidad de involucrar a más mujeres en todos los ámbitos de la vida y promuevan la emergencia de liderazgos más igualitarios.

Creo que el feminismo, como movimiento político y social que defiende derechos e igualdad de oportunidades, busca construir caminos alternos a estos dilemas. La agenda está clara: tenemos que reconfigurar nuestra idea de lo que el poder es y la forma como puede ser ejercido sin importar el sexo de quien lo detenta; lograr que ningún hombre se sienta amenazado por tener enfrente a una mujer asertiva, decidida, que reclama y exige y expresa sus desacuerdos; lograr también que ninguna mujer sienta que el poder le es ajeno o que tiene que pedir permiso y perdón cuando se hace notar; y comprender, que como sociedad que desea alcanzar el desarrollo nos necesitamos todos, porque la sostenibilidad y el equilibro sólo se logra incluyendo a más mujeres en los espacios de poder. Por cierto, ya hoy estamos tres mujeres en mi junta y ellos también hacen café…

Gracias a Melissa Serrano y Luis Vicente García de TED X ALTAMIRA WOMEN por propiciar estos vitales encuentros y amplificar los mensajes que nos mueven como sociedad a ser cada vez mejores.

Las opiniones expresadas de los columnistas en los artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan los puntos de vista de Feminismoinc o de la editora.

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