¿La juventud es de las mejores etapas en la vida?

¿La juventud es de las mejores etapas en la vida?
diciembre 18, 2021 Isis Torres Álvarez
feminismo

La serie Escuela para señoritas AlRawabi (AlRawabi School for Girls) de Netflix nos trae un mensaje contundente en apenas seis capítulos. A pesar de estar ambientada en Jordania y tener las particularidades de su contexto social y cultural, tiene elementos que pueden resonar en todos los territorios para las mujeres: la injusticia, el doble estándar, el juicio, la crítica, la coartación de la libertad y muchos otros elementos hostiles que cobran vida a través de la historia de un grupo de adolescentes jordanas.

La historia es realista, cruda y en pocos episodios logró englobar grandes problemáticas:

  1. El bullying escolar

El acoso escolar es una realidad global que afecta a las niñas y adolescentes, produciendo secuelas tan graves como la baja autoestima, ansiedad, depresión, estrés, deserción escolar y suicidio. De acuerdo con los datos reportados por la ONG Internacional Bullying sin fronteras, 85% de los casos de bullying suceden dentro de la escuela y más del 80% de ellos no son reportados a los maestros. En la Escuela para señoritas AlRawabi vemos como una institución de élite que se enorgullece de sus altos estándares educativos y valores promovidos con sus alumnas es el escenario de graves escenas de acoso escolar que quedan impunes. Mariam, buena estudiante y persona, es el blanco del grupo de estudiantes populares; sin embargo, el enfoque es muy diferente al de las series americanas.

  1. La ineficiencia de las autoridades escolares

Ante esta grave situación, en la que Mariam llega a ser golpeada al punto de requerir ir a un hospital, difamada con respecto a su orientación sexual, expuesta en sus más íntimos secretos y vulnerada una y otra vez, las profesoras y la institución no actúan de manera acorde para prevenir esta situación y brindar la protección que las alumnas necesitan. Por el contrario, desde la dirección del instituto se encubren ciertas situaciones y se hacen la vista gorda por mantener el prestigio y proyectar ante los representantes (especialmente los poderosos) una imagen de perfección y eficiencia completamente falsa, a expensas del bienestar de las estudiantes. ¿Realmente quienes deben proteger a la juventud, lo hacen? Las cifras de acoso escolar nos indican todo lo contrario.

  1. La vulnerabilidad e indefensión de las jóvenes

Sin la presencia de adultos responsables a quienes acudir en busca de protección, las jóvenes están totalmente vulnerables e indefensas ante estos ataques, lo que termina por destruir su bienestar, su estabilidad y su equilibrio. No hay un entorno seguro para que las estudiantes se desenvuelvan y esto las revictimiza una y otra vez en su rol de acosadas, donde hasta la familia se mantiene escéptica ante lo que sucede.

  1. El doble estándar y el irrespeto a la individualidad

El doble estándar del patriarcado es evidente en esta serie, donde las mujeres son condenadas por actos que no ameritan condena alguna, mientras que los personajes masculinos se desenvuelven a sus anchas. A través de la historia de Layan, una de las acosadoras inicialmente, vemos como su realidad en el hogar es profundamente desigual con respecto a sus hermanos varones, quienes no respetan sus límites como individuos e invaden repetidamente su espacio y su privacidad, demostrando conductas agresivas e inadecuadas que son justificadas por el padre porque “se preocupan por ella”. Esto deja a la mujer una vez más como una propiedad supeditada al hombre, que ejerce el control de manera arbitraria basándose en los privilegios culturales otorgados a su sexo en la sociedad jordana.

  1. La crueldad de la sociedad

La sociedad favorece abiertamente al hombre y condena duramente a las mujeres, donde cualquier pequeña “falla” es motivo de desgracia no solo para las jóvenes sino también para sus familias. Así, vemos a través de la historia de Raqaya, cómo compartir una foto mostrando el rostro sin velo implica una humillación para ella y para su familia, pues se le etiqueta de “cualquiera” y falta de moral. Este simple acto conlleva al abandono forzado de los estudios y al encierro en casa, quedando imposibilitada para retomar una vida normal, aspirar a un matrimonio en el futuro o siquiera ver a sus amigas.

  1. La falla de la familia como red de apoyo

Lo más grave de todo, es que la serie muestra cómo las jóvenes al ser condenadas en el instituto y la sociedad reciben la peor estocada cuando sus familias también les da la espalda. De esta forma, aquellos que deberían protegerlas y constituir su más sólida red de apoyo, deciden que prevalezcan los estereotipos y los prejuicios en detrimento de los valores familiares, el amor y la orientación padres-hijas. Las jóvenes quedan solas e indefensas ante el mundo, sin nadie a quien recurrir, siendo víctimas de la intolerancia e ignorancia en todos los ámbitos.

  1. El estigma sobre la salud mental

A pesar de los esfuerzos que hemos visto en los últimos años en cuanto a concientización en materia de salud mental, sigue siendo un tema tabú alrededor del cual reina el desconocimiento y la estigmatización en muchos casos. Mariam acude a terapia con una profesional de la salud mental para tratar su ansiedad y otras afecciones; le es recetado un tratamiento y comienza a llevar un diario de sus sentimientos, pensamientos y emociones. Cuando sus compañeras se enteran, es humillada, burlada y una vez más, víctima de bullying cuando su diario es distribuido a toda la escuela y es tildada de “loca” y “psicópata”.

  1. La falta de sororidad

No solo los hombres actúan como victimarios en esta serie. De hecho, se trata de un colegio exclusivo para señoritas, regido por mujeres y salvo algunos actos puntuales dentro de la serie, hay una gran ausente: la sororidad. Tan necesaria en las relaciones femeninas de cualquier índole, la sororidad viene a ser ese punto de comprensión, solidaridad y alianza que fortalece las redes de apoyo entre mujeres. ¿Por qué no es fomentada e impulsada la sororidad desde temprana edad en la Escuela para Señoritas AlRawabi? ¿Por qué no son enseñadas las niñas a cuidarse unas a otras en lugar de atacarse? La historia da paso a una venganza con graves consecuencias, que pudo ser evitada si las protagonistas demostraban solidaridad con cada una de sus circunstancias; de hecho, quizás se habrían reconocido la una en la otra, con sus múltiples puntos en común como jóvenes y como mujeres que a fin de cuentas no son vistas de manera tan distinta por una sociedad hostil, que condena a todas por igual.

  1. La tragedia como consecuencia del sistema patriarcal

La combinación de los factores anteriores marca la pauta para la tragedia final. El asesinato de Layan a manos de su propio hermano, quien considera “agraviado” el honor familiar porque su hermana tiene un novio a escondidas. El feminicidio de una joven llena de sueños y planes, que fue víctima de una sociedad cruel e injusta, en la que debió ser una de las mejores etapas de su vida.

 

 

Las opiniones expresadas de los columnistas en los artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan los puntos de vista de Feminismoinc o de la editora.

Comments (0)

Leave a reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*