Intenté iniciar este artículo al menos unas cinco veces, porque justamente quería hacerlo con una visión positiva, con una frase alentadora, con una palabra alegre o con un compromiso. Se hace difícil pensar desde lo positivo, si consideramos que en el mundo el 35 por ciento de las mujeres ha experimentado alguna vez violencia física o sexual, o que por ejemplo, que para 2019, una de cada 5 mujeres de 20 a 24 se había casado antes de los 18 años; todas cifras reales contenidas en diferentes informes publicados por ONU Mujeres, y que nos hacen reflexionar efectivamente sobre la posibilidad de hablar de la igualdad de género desde lo positivo.
Podemos seguir escribiendo datos y cifras de la situación de las mujeres en el mundo, de cómo la pandemia de COVID-19 las afectado de manera diferenciada y en una escala mayor, podríamos también encontrar innumerables referencias sobre el trato inequitativo y las diferencias salariales, principalmente en espacios formales, y las condiciones de los trabajos informales. También podríamos mencionar la vulnerabilidad de las mujeres, especialmente las mujeres adultas, ante la trata de personas. Podemos hablar del acceso a la educación, del trabajo doméstico no remunerado y la distribución desigual de las cargas en el hogar, de las muertes materno-infantiles y de los asesinatos diarios de mujeres.
Todo esto podemos leerlo de manera diferenciada, pero siempre llegaremos a la misma conclusión: no estamos cerca de lograr la igualdad de género en el mundo. En el más reciente informe sobre el ODS 5: Lograr la igualdad de género y empoderar a las mujeres y las niñas, se ilustra con datos y cifras la realidad de las mujeres en el mundo.
Ahora bien, es necesario reconocer que existen esfuerzos pequeños y grandes que se están desarrollando para contribuir a disminuir la brecha y avanzar hacia la aceleración de las metas del ODS 5. En América Latina y el Caribe se avanza firmemente en asegurar la participación igualitaria de las mujeres con igualdad de oportunidades en los parlamentos. De la misma manera, es la única región que registra las más altas tasas de uso de tecnología, y especialmente internet, por parte de las mujeres con más del 66 por ciento.
América Latina y el Caribe, también reporta una alta participación del sector privado en el marco de los Principios de Empoderamiento para las Mujeres (WEP, por sus siglas en inglés), iniciativa de ONU Mujeres y Pacto Global de las Naciones Unidas, como una herramienta que busca afianzar el compromiso de promover la igualdad de género y empoderar a las mujeres junto al sector privado, con una agenda de trabajo en torno a la igualdad de género, a través de mecanismos concretos de comunicación, socialización, facilitación de herramientas y fortalecimiento de capacidades, y que en la región ya suma más de 1560 empresas que han asumido el compromiso de apostar por el empoderamiento, como parte de sus estrategias de sostenibilidad.
Estos aliados que promueven el empoderamiento de las mujeres tienen también resonancia en los países, y, en el caso particular de Venezuela en los últimos 2 años hemos tenido un crecimiento importante de empresas que han asumido este compromiso con los WEP y con la aceleración de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, especialmente del ODS 5.
Desde el año 2016 y hasta el año 2020, sólo una empresa había suscrito los WEP. A partir del año 2020 se inicia con ONU Venezuela y empresas del sector privado un movimiento por la sostenibilidad, con un espacio de diálogo denominado “Foro de Sostenibilidad Empresarial Venezuela”. Este espacio busca principalmente relevar las contribuciones del sector privado venezolano en el marco de la Agenda 2030, con énfasis en estrategias conjuntas para promover la aceleración de los ODS, bajo la premisa de que las empresas son actores fundamentales para lograr la sostenibilidad.
Con esta iniciativa e impulso por la sostenibilidad, y considerando el empoderamiento de las mujeres como un área prioritaria, se ha incrementado la adhesión de empresas venezolanas a los WEP, y, entre los años 2020 y 2021 se ha sextuplicado la participación, que, aunque modesta, representa un avance importante para las mujeres y las niñas de Venezuela. La agenda de empoderamiento incluye 7 principios que incluyen la promoción de liderazgo al más alto nivel, eliminar la discriminación, promover la salud y el bienestar, incentivar la educación y avance profesional de las mujeres, prácticas de marketing y promoción sensibles al género, iniciativas comunitarias, y, por último, medición y reportes.
Y llegado a este punto, es posible que la pregunta que se haga el lector, en tradicional lenguaje local: ¿y cómo se come eso? Pues en Venezuela estamos iniciando, pero es posible ilustrar la potencialidad de los WEP con ejemplos cercanos
En Brasil, las más de 570 empresas reconocieron el valor de tener empresas lideradas por mujeres, lo que ha posibilitado mejorar la resiliencia y la recuperación de las pequeñas y medianas empresas en todo el país, en el marco de la pandemia. Un paso importante para lograr la igualdad de género, porque además está comprobado que los negocios liderados por mujeres aumentan significativamente los rendimientos.
En Argentina, el impacto de los WEP ha sido exponencial, con las más 114 empresas adheridas, se ha impactado a más de 100 mil mujeres empresarias, pero además se ha avanzado en un 78% de las empresas en la disponibilidad de mecanismos para recibir y tratar quejas de manera confidencial y sin represalia, para la generación de entornos libres de violencia, acoso y explotación sexual.
En México se resalta un esfuerzo colectivo de empoderamiento a partir de la asociación, 8 empresas suizas se adhirieron a los WEP motivados por la Cámara Suizo – Mexicana, y con el propósito de contribuir con acciones para cerrar la brecha de género, asumiendo compromisos conjuntos de corto y mediano plazo como aumentar la representación de mujeres en cargos directivos, reducir la brecha salarial, fomentar la educación y formación de mujeres y niñas en carreras STEAM, entre otros.
La Comunidad WEP Venezuela, es una iniciativa innovadora, que inicia con alrededor de 10 empresas, que busca consolidar un espacio en el cual confluyan las empresas que han adherido los WEP, con una invitación abierta a aquellas empresas que quieran sumarse al empoderamiento de las mujeres. Esta comunidad tendrá un valor y una función trascendental, ya que deberá promover acciones conjuntas para lograr impactos en la vida de las mujeres en el corto, mediano y largo plazo, con la promesa de trabajar en favor de aquellas dejadas atrás, y bajo la premisa de que empoderar a las mujeres es un buen negocio.
La intención es que las empresas venezolanas cuenten también con herramientas y experiencias regionales que permitan consolidar una agenda de empoderamiento de las mujeres en el país, con el tremendo potencial individual, sumar para una acción colectiva con un impacto en el corto, mediano y largo plazo.
Quizás debí iniciar este artículo resaltando a los actores tangibles e intangibles que están contribuyendo con acciones positivas a cerrar la brecha, pero tal vez hubiésemos perdido la reflexión inicial y el foco necesario en revertir esas alarmantes cifras de desigualdad que impactan de forma diferenciada a las mujeres.
Cierro con la certeza del poder de las alianzas y que pronto podamos encontrarnos nuevamente con unas líneas más positivas y comentando sobre los impactos de las acciones de la Comunidad WEP Venezuela.
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Comments (2)
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¿Y su investigación en el espacio enpresarial venezolano no le llevó a contactar y reconocer la Alianza Venezolana de Empresas por el Liderazgo de las Mujeres?
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Por supuesto que si Sr. Román, AVEM es un aliado fundamental, estamos trabajando con la Alianza en éste y muchos otros temas para contribuir con la igualdad de género. Saludos
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