Hay un problema que tenemos las feministas defensoras de DDHH de las mujeres en los casos de violencia machista: las personas que trabajan en los órganos receptores de denuncia suelen ignorar o subestimar el daño de la violencia psicológica que sufren las mujeres que acuden a interponer denuncias; incluso las propias víctimas la desconocen como forma de delito en su contra, y resulta que ese llanto incontrolable, que les impide expresar o narrar lo que viven es la mayor evidencia del daño psicológico sufrido.
Ellas denuncian por violencia física, amenazas y acoso pero la mayoría aun ignora todas las otras formas de violencia concurrentes. Hoy hablaré sobre una forma de violencia que considero más dañina, tóxica y perversa por sus consecuencias, una forma de violencia que es como un veneno potente sin antídoto que los agresores administran dosificadamente, por largos períodos de tiempo, que va minando la seguridad en sí mismas de las víctimas, las destruye emocionalmente, apagándole incluso la mirada, violencia de la cual cuesta defenderse y salir indemne. La violencia psicológica ocasiona graves daños pero es uno de los tipos de violencia más subestimados porque las formas de infligirla son conductas machistas naturalizadas, normalizadas e invisibilizadas dentro de las relaciones de pareja.
El poder de los agresores sobre sus víctimas es a través de las palabras, la violencia psicológica que se ejerce a través de ofensas, descalificaciones y amenazas son solo palabras; palabras que ellos saben van a afectar emocionalmente y cumplir su cometido: agredir y desestabilizar, molestar, hacer llorar, paralizar, retractarse de decisiones tomadas, entre otros efectos. Es como una bala de cañón invisible que ellos disparan con la certeza de que dará en el blanco.
¿Por qué las palabras de alguien que ya no importa pueden afectar tanto, hasta el punto de dañar emocionalmente cada vez que él se lo proponga? ¿Cómo se pueden defender las mujeres de esas palabras tóxicas?¿Vale la pena responder para devolver golpe con golpe?
Comenzaré por estas dos últimas preguntas. No! NO vale la pena responder, Ud. nunca le va a “devolver el golpe”, sólo habrá caído en el juego de su agresor, en consecuencia, si Ud. se faja a discutir o trata de argumentar para defenderse, gana él. Ignórelo, no significa que se muera de la rabia atragantada en silencio, lo que sugiero es pensar y actuar estratégicamente, evalúe si vale la pena decir algo y si eso que va a decir aporta beneficios a su causa, es decir, no pierda tiempo defendiéndose; para su agresor Ud. siempre será “la culpable”, ya fue juzgada y condenada en su personal tribunal machista, y la sentencia no cambiará diga lo que Ud. diga. Asúmalo, será la “bruja” mala del cuento hasta que él se muera. Ahora, ¿eso le importa? Espero que no, por su bien y el de sus hijas/os.
Si responde a una agresión (cosa que sólo se puede considerar si se trata de un mensaje escrito, porque en persona es nada recomendable, recuerde, son violentos y manipuladores), solo hable para exponer una corta, breve y sucinta declaración de principios estableciendo límites, del tipo “soy una mujer adulta, libre y puedo hacer con mi vida lo que considere”, mande el mensaje y olvídese del teléfono por un buen rato porque estará echando candela!! NO responda a lo que su agresor responda, considérelo muerto!!.
Respecto a ¿Por qué las palabras de esa persona que ya no se ama pueden afectar aún?, simple!! Porque como seres humanas tenemos necesidades emocionales de reconocimiento y aceptación, téngase la edad que se tenga. Ser víctima de injusticias o de maledicencias afecta porque es desagradable ser ofendida y descalificada. No significa que “aún sienta algo por él”, si le afectan sus palabras es porque Ud. es humana, no un robot, las heridas duelen más aún si son injustificadas.
Para poder defenderse y evitar ser víctimas de la violencia psicológica de su ex pareja es importante quitarle el poder de herir con las palabras, y eso solo se puede lograr a través de un trabajo personal perseverante, ignorando y quitándole valor a todo lo que su agresor diga o haga. Imagine que es un loquito de la calle o un enemigo (porque eso es lo que realmente es él, un enemigo perpetuo que no quiere su bien). Léalo o escúchelo como quien “oye llover”. No pierda tiempo tratando de analizar sus palabras o descubrir mensajes ocultos entre líneas. Por su salud mental no haga ningún caso, réstele fuerza dedicando tiempo a hacer cosas positivas y productivas para Ud. Bloquéelo en el celular o déjelo en visto en el whatsapp.
Claro que su mente se dedicará un tiempo (el que Ud. le permita) a repetir y recordar las palabras tóxicas que él profirió en su contra, casi que obsesivamente, acéptelo como algo normal, los golpes duelen pero también dejan de doler! mientras más rápido Ud. se obligue a dedicarse a otras cosas más rápido se olvidará de ellas, esta es una forma de restarle poder a esas palabras.
No espere reconocimientos, generosidad o nobleza de un hombre machista agresor, ellos no quieren su bien, por el contrario, desean su fracaso porque eso les refuerza su virilidad machista. Así que cuando él venga con su camión de basura emocional contra Ud. piense en aquella rima infantil: “Botellita de jerez, todo lo que digas será al revés”. Porque realmente es así, ellos proyectan su molestia y frustración sobre las mujeres para agredir.
Así que, déjelo peleando solo!! Apártese, domine las ganas de responderle, sólo así Ud. ganará en autocontrol personal, le quitará a él el dominio sobre Ud. y habrá dado un paso más en su proceso de liberación.
No espere que su agresor machista la respete, con ese tipo de gente no es posible una relación “civilizada”, las estadísticas dicen que el mayor porcentaje son irrecuperables (realmente dicen que apenas el 10% de ellos dejan de ser violentos), olvídese de eso!! Ud. no es “redentora de machistas” y él solo cambiará por decisión personal. Limite el contacto a lo estrictamente necesario que serán los asuntos relacionados con hijas/os en común, del resto, siga con su vida e imagine que él no existe y punto!!
Dentro de esta situación ocurre algo que considero un mito arraigado, promovido por las películas, las novelas y se reproduce en el entorno social: “las ex parejas que se llevan bien”. Cada divorcio o separación es diferente porque cada persona es un mundo, sin embargo, los divorcios de parejas donde hay violencia machista suelen ser iguales: ellos siempre tratarán de ejercer su violencia sobre ellas como forma de mantener su poder, aun cuando ya no convivan. Usualmente lo hacen a través del control del dinero que les corresponde aportar por sus hijas/os o tratando de imponer su voluntad en aspectos que no les corresponden porque pertenecen a la vida personal de ellas.
Aceptar que por su salud física, mental y emocional debe mantenerse bien lejos de su agresor es un gran paso para su emancipación, no acepte imposiciones de nadie en este sentido; será el padre de sus hijas/os pero es una persona tóxica y dañina de la cual Ud. tiene derecho a defenderse alejándose y negándose incluso a dirigirle la palabra. Su teléfono es ¡su teléfono! no un medio que él puede utilizar cada vez que le dé la gana para dañarla. Su dinero es ¡su dinero! Ud. lo gasta como considere sin dar explicaciones. Su casa es ¡su casa!, ni teniendo aún vigente la comunidad de bienes él puede entrar e imponer su presencia. Su vida es ¡su vida!, no tiene por qué limitar sus decisiones porque a él no le vayan a gustar.
Ejerza su albedrío y autonomía, empiece por poner límites en torno a Ud. que él no puede evadir con ninguna excusa. Defiéndase haciendo respetar esos límites, no baje nunca la guardia porque ellos suelen aprovechar sus momentos vulnerables. Lo mejor es que Ud. no sepa de la vida de él, y que él tampoco sepa detalles de su vida, mientras más lejos (física y emocionalmente hablando) Ud. estará mejor, parece obvio pero la realidad indica otra cosa…
Ud. no le pertenece a nadie más que a sí misma, vino a este mundo para ser feliz, libre y exitosa, no necesita la opinión ni aprobación de su agresor, ejerza su derecho a una vida libre de violencia machista…
Soportar estoicamente años de violencia por parte de la pareja o ex pareja es agotador, sentir que la violencia no acaba ni con el divorcio es terrible, las guerreras también se cansan de ser fuertes!! Reúnase con amigas que conozcan su “situación”, que la aprecien y respeten!! Ellas son un excelente equipo para restaurar estados de ánimos espichados. Si se puede!! …y eso es lo que a los machos violentos les molesta: que Ud. si puede vivir sin ellos!!