– “¿Qué te gustaría hacer en el futuro?”
– “Nunca había pensado en lo que yo quería”
La respuesta que le dio una joven de 17 años residente en un sector vulnerable de Caracas a la politóloga Meily Chang fue la reafirmación de lo necesario que era un proyecto enfocado en mejorar las condiciones de vida de las niñas y adolescentes en Venezuela.
Así, después de meses investigación y solicitudes, a finales de 2020 Chang tuvo el visto bueno para formalizar INSPIRING GIRLS VENEZUELA (IGV), una organización de carácter internacional cuyo objetivo es poner en contacto a niñas en edad escolar con mujeres profesionales de todos los sectores para que les sirvan de ejemplo y referente.
«IGV es un sueño cumplido para mí y desde que empezamos hemos tenido un equipo voluntario compuesto de mujeres maravillosas y extraordinarias. Inicialmente, me acompañó mi hermana Heilyn, mi prima Oriana junto a Lizzie y Alondra, amigas de mi hermana. Ahora también nos acompañan Ana Patricia Lang, Natalia Ledezma y Florandy Mendoza. Hoy somos un equipo que está dentro y fuera del país. Durante cuatro años hemos podido beneficiar a 397 niñas en zonas vulnerables como la Península de Paria en el estado Sucre; San Blas, Petare, municipio Sucre y en La Pastora, municipio Libertador, Caracas. Ahora estamos enfocadas en la expansión territorial, aumento de participación de niñas y mujeres en nuestras actividades y localizar fuentes de financiamiento para seguir visibilizando la importancia de inspirar vocaciones y profesiones. Especialmente, en un país como el nuestro”, cuenta Meily.
Pensar más allá de la crisis humanitaria
La politóloga explica que los temas que suelen trabajar con las niñas son el autoconocimiento, la autoestima, el amor propio, el proyecto de vida, los estereotipos de géneros asociados a la belleza y a los ámbitos profesionales.
“En nuestro programa Vuelta al cole, que es la actividad que realizamos en instituciones educativas, contamos con mujeres referentes, quienes en una hora y media, comparten sus historias de vida y aspectos sobre sus carreras con las niñas. Ahí nos han acompañado ginecólogas, políticas, ingenieras, arquitectas y biólogas. Por ejemplo, cuando las niñas conocieron a la ginecóloga hicieron muchas preguntas; una de ellas fue qué pasaba si ya tenías 12 años y aún no te habías desarrollado. Cuando nos visitó una arquitecta las niñas le preguntaron de los viajes que había realizado “¿Cómo son los países allá afuera?» «¿Vivirías en un país distinto a Venezuela?». También suele haber preguntas como «¿Se puede ser mamá y hacer lo que te gusta al mismo tiempo?» o «¿Si no hubieses elegido tu carrera, ¿qué estarías haciendo?».
«Entre los 10 y 18 años hay muchas dudas, en casa y en el colegio a veces hay poco tiempo para conversar con las niñas sobre lo que sienten, sus miedos, sus aspiraciones y por ello es que creo que lo que hacemos es de gran utilidad porque aprenden, conversan y son escuchadas”, detalla.
Sobre los desafíos de liderar y sacar adelante una iniciativa como Inspiring Girls Venezuela, su directora señala dos. El primero es motivar a las pequeñas por su exposición constante a tantas dificultades y el segundo, las fuentes de financiamiento porque la prioridad son los programas de seguridad alimentaria.
En el caso de las niñas que viven en comunidades vulnerables es poco el tiempo que dedican a pensar lo que pueden llegar a ser pues se encuentran asumiendo roles de cuidado o labores domésticas en un país donde no hay servicios públicos de calidad, donde no ven clases y no ven futuro. Con aquellas que tienen un poco más de recursos, la emergencia humanitaria las hace pensar que no tienen futuro en Venezuela.
“Es curioso que siendo las niñas, las adolescentes y las mujeres las más afectadas por el contexto país, hay pocos recursos para apoyar estas iniciativas que son importantes, porque al final la inversión que estamos haciendo en el presente, la vamos a ver en el futuro”.
Creer y poder
En 2023, Chang fue nombrada como «Presidenta del año» de parte de la Red Internacional de Inspiring Girls. Un reconocimiento que no esperaba porque, admite, en otros países donde hace vida la organización se llevan a cabo eventos de alto perfil como llevar a las niñas al Parlamento Europeo o con temáticas deportivas como la Fórmula 1.
“Sé que los contextos de cada equipo – país son distintos, unas tenemos más posibilidades que otras en cuanto a recursos, patrocinios e incluso el entorno influye, y en algún momento eso me desmotivó, porque me comparaba y sentía que lo que hacía no era suficiente. Luego me di cuenta que lo que reconocen es el compromiso que tenemos con cambiar la vida de las niñas. Les hemos mostrado que sí hay espacio para ellas en todos los ámbitos profesionales y que pueden lograr lo que se propongan en sus proyectos de vida. Cada vez que alguien me sugiere abandonar Venezuela o que deje a Inspiring Girls porque no recibo remuneración por esto, me acuerdo de las dos semanas que estuvimos en el campamento vocacional en la Península de Paria, en Sucre, aún en pandemia, donde compartimos con niñas y adolescentes becadas de la Fundación San José por su rendimiento académico. Vivían en condiciones de vulnerabilidad, pocas de ellas con acceso a internet, pero muy brillantes y demasiado nobles. Tras conocer a mujeres referentes de la zona (una infectóloga, una bióloga, una ingeniero industrial, trabajadora social, una psicóloga y a una joven suiza productora de cacao) ellas también se veían en el futuro como médicas, actrices, psicólogas y espero que lo logren. Ellas son siempre mi inspiración”.