El mes de abril es un mes dedicado a la madre tierra, donde las diferentes organizaciones y activistas por el cambio climático doblan sus esfuerzos para visibilizar y concientizar a las personas sobre todas las problemáticas derivadas del calentamiento global, problemáticas que se van agravando año tras año y frente a las cuales las mujeres somos una de las poblaciones más vulnerables.
Los impactos del cambio climático, como las sequías, las inundaciones y los eventos climáticos extremos, nos afectan de manera desproporcionada a las mujeres en Venezuela y en el resto del mundo, por una parte porque las mujeres a menudo tenemos roles importantes en la gestión de recursos naturales y en la agricultura; por otra, porque de acuerdo a Naciones Unidas, el 70% de las personas pobres en el mundo son mujeres, lo que limita su capacidad de acceso recursos y tecnologías para adaptarse a los impactos del cambio climático. Y adicionalmente porque los planes de acción sobre el cambio climático y las políticas públicas pocas veces toman en cuenta las necesidades o preocupaciones de mujeres y niñas.
Para abordar estos desafíos, es importante que los Estados comiencen a implementar políticas públicas con perspectiva de género, que se nos involucre en todos los niveles de toma de decisiones sobre el cambio climático y que se les proporcione a las niñas y mujeres más vulnerables el acceso a los recursos y tecnologías necesarios para adaptarse a los impactos del cambio climático.
También es importante que se reconozca el papel fundamental de las mujeres en la lucha contra el cambio climático y que se promueva nuestro liderazgo en este ámbito, ya que no son pocas las mujeres que han liderado esfuerzos para mitigar y adaptarse a los impactos de esta problemática, algunas a nivel comunitario y otras a mayor escala, estando en la vanguardia de la transición a una economía baja en carbono, la adopción de energías renovables y la implementación de prácticas más sostenibles.