Jacinda Ardern se retira del cargo luego de un período de 6 años de mandato lleno de desafíos.
Reconocida cabalmente como mujer líder, empática, fuerte, trabajadora, dirigió Nueva Zelanda con humildad, con temple, pero sin perder la generosidad, sin vacilaciones, sin perder la humanidad.
Esto último es lo que atrapa mi atención. Jacinda ha sido una figura que ha impactado en el espacio de las mujeres en el poder, como ejemplo, por su buena gestión, su sencillez y su transparencia de llevar la vida, no sólo la administración, la vida. Por encima de todo eso hoy decide seguir otro sendero, por ella y lo que sólo ella sabe que necesita en estos momentos. Esto no la hace menos , esto no podrá borrar las huellas que dejó en un camino que servirá de legado a su partido laborista, a la política neozelandesa y a ciudadanos y ciudadanas de este país.
No soy neozelandesa, ni he estado en la posición de Jacinda, pero sí siento mucha empatía con ella. Ser política no es igual a perder la humanidad y asumir que te has convertido en una más del montón señalado – con o sin razón – como gente sin empatía, desconectada y corrupta. Ser política es una elección, una carrera, un estilo de vida que eliges desde tu condición de ser humano, de ser persona, lo que implica que te esfuerzas por unir en un mismo hilo el proyecto de vida y el proyecto político que puede comprender la voluntad de cambios para bien, el ánimo de marcar la pauta y servir a la humanidad.
Desde el feminismo se ha analizado mucho el rol de la mujer en política, pero se ha estudiado más ¡cuánto cuesta que las mujeres lleguen a desempeñar ese rol! Pues cuesta mucho. Por si fuera poco, una vez pasada la tormenta y en pleno ejercicio de sus facultades como representante de una circunscripción, viene otra tormenta mayor: la de los juicios. Los juicios sobre tu trayectoria profesional, tu vida amorosa, amistosa o familiar, si estás casada o no lo estás, si eres madre o vas tarde para serlo. En fin, no hay tregua.
“Una cosa es guiar a tu país a través del tiempo de paz, otra es llevarlo a través de la crisis”
Vivimos en permanente conflicto, por la diversidad de intereses y propósitos. Vivimos en un mundo de diferencias y complejidades. Que en ti recaiga el peso de tomar la última palabra es un asunto de riesgos y coraje ¡vale la pena asumirlo! siempre que en ti prevalezca una cadena de valores sólidos que te ayuden a lidiar con las consecuencias. Lo distinto a esto, a las complejidades y los conflictos, es la llamada paz, la que todo el mundo aspira y no consigue, porque la paz es surrealista, la verdadera y sostenible aún se sigue buscando por los senderos de la humanidad. Cuando se acaban las crisis y los desafíos, es momento de reinventarse tanto o más que cuando las peores circunstancias te obligaron a hacerlo. Si Jacinda ha decidido dar un paso al lado, la aplaudo, porque buscar su propia paz también es importante.
Para mi, la mujer que decide meterse en política lleva impregnado el sentido de lucha, y sin cesar, emprende ese camino hasta que el mismo hilo que tanto costó construir, te lleva a la “Y” del camino y se abre como horquetilla.
Toca decidir, entre detenerte, continuar o coger otro rumbo. Estoy convencida que cualquiera de las opciones tiene su valor. Detenerte es un proceso de introspección, de evaluación profunda y detallada, de buscar orígenes que te llevaron a escoger , aceptar y asumir las consecuencias de la decisión tomada, algo de sabios o sabias se podría decir. Continuar es otro asunto, quizás por el carácter, porque la testarudez es buena cuando la convicción es genuina y ahí vas, o seguirás, porque por dentro hay una fuerza que hará que nada te detenga. Coger otro rumbo es de valientes, es romper con el miedo de empezar desde cero, o rescatar algo que dejaste tirado en el recorrido. Insisto, sea cuál sea la opción, está bien, es justo, es de humanos, y lo que cuenta es no perder el poder, tu poder de elegir.
“Espero dejar a los neozelandeses con la creencia de que pueden ser amables, pero fuertes, empáticos pero decisivos, optimistas pero concentrados. Y que puedes ser tu propio tipo de líder, uno que sabe cuándo es el momento de irse”
Ella decidió, y la aplaudo. A todas nos ha tocado, nos puede tocar. Lo importante es elegir, así como fuimos elegidas, elegir. Elegir por la introspección, por reinventarse y salir adelante. Elegir continuar porque hay algo más fuerte que no te detendrá. Elegir por apartarse porque también hay que dar el ejemplo cuando “es el momento de irse”.
Jacinda se irá con la satisfacción del deber cumplido. Estoy segura.
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