Dedicado a mis vecinos misóginos Maquiavelo de Otoño y su fiel compañero Perrito de Taxi, quienes me mantienen excluida del chat del edificio por ser feminista y defender mis derechos.
Aunque se considere un tema reiterado hablar sobre la discriminación sexista estructural contra las mujeres, resulta que es un tema inagotable como inacabable son las múltiples formas de violencia machista que sufrimos las mujeres por ser mujeres aunque ni siquiera seamos conscientes de ellos. Cómo decía Rosa de Luxemburgo: si no te mueves no sientes las cadenas que te aprisionan…
Por eso las feministas somos rechazadas, por incómodas, por no ser condescendientes con machos cabríos o sus compañeras las acunapenes, por no callarnos y decir lo que pensamos, cuando lo pensamos y como lo pensamos, somos ese diente que se le rompió al engranaje, las disonantes e inarmónicas con la melodía machista y misógina que canta toda la sociedad.
Pero esta rebeldía contra el sistema, ser renegadas y cimarronas tienen un alto costo, además de la soledad está el rechazo en diversos ámbitos: para la familia somos las ovejas negras descarriadas, en el trabajo o en la comunidad somos las brujas conflictivas que siempre ponen peros y andan reclamando sus derechos, y si se trata de parejas afectivas, ni qué hablar, primero nos admiran por ser mujeres “decididas y resolutivas” pero luego se lo piensan mejor porque eso de tratarnos en igualdad es muy cansón para muchos hombres, ellos las prefieren sumisas y aquiescentes.
Así que la mayoría andamos por el mundo cual llaneras solitarias porque realmente, seguirnos el paso cuesta, no porque sea difícil sino porque respetar la dignidad humana e igualdad que tienen todas las personas no es natural, es un esfuerzo consciente por ser diferente a lo que manda la sociedad, nadar contracorriente exponiéndose a las críticas y burlas, implica ser y pensar diferente, y este esfuerzo, muchos hombres prefieren no hacerlo, se sienten muy cómodos en ese universo machista donde tienen asegurados sus privilegios, ellos son los soles alrededor de los cuales giran todas sus prerrogativas, ¿para qué cambiar si son beneficiados?.
La misoginia y el machismo se manifiestan de muchas formas, y ocurren contra todas las mujeres independientemente de su edad, clase social, orientación sexual o parentesco. Desde el señor que te exige airadamente que le pagues por “cuidarte el carro” cuando estacionaste en la vía pública y si no lo haces te amenaza con dañar tu propiedad o causarte daño físico pasando por ese compañero de trabajo abusador que te recarga de tareas a cuenta de que él es hombre, o ese vecino mal viviente que cree que porque no tienes pareja él puede molestar impunemente tomándose atribuciones que no le corresponden con tu propiedad… Las mujeres hemos visto y sufrido de todo!! Estamos curadas de espantos!
Aun cuando la misoginia, el machismo y la violencia sexista contra las mujeres están en todas partes, no es tomada en cuenta en las leyes y ordenanzas que tienen qué ver con la convivencia ciudadana. No hace falta que un hombre sea pareja o familia de la mujer agraviada, en las comunidades donde vivimos, entre vecinos también ocurren situaciones donde están presentes los estereotipos de género y ocurren violencias machistas contra las mujeres.
Basta que los caballeros en un edificio detecten a una damisela sin pareja (según su interpretación machista eso significa “mujer sola que no tiene quien salga a meter golpes por ella”) para que puedan ocurrir abusos, como el que expongo en la dedicatoria de éste artículo: Maquiavelo y su secuaz Perrito de Taxi abrieron un chat diferente al de la junta de condominio porque les molestó que no permití algo ilegal cuando ocurrían las protestas por allá en el 2017… Lograron que la comunidad migrara del chat original administrado por la junta de condominio a ese de ellos, dejando fuera a quienes ellos quisieron, es decir, a mí, resultando que estoy excluida de las noticias de lo que ocurre en el edificio injustificadamente, lo cual viola mi derecho a la información… Pues yo los espero en la bajadita!
Porque si ese chat no lo maneja la junta de condominio, no es entregada su administración cuando cambian los integrantes de la junta y sobre todo, no están todos los copropietarios en él, no es válido como canal de comunicación para efectos legales… Ellos se creen muy inteligentes, ya les llegará su hora, de cualquier manera siempre les llega a todos los abusadores!
Invariablemente, cuando una mujer defiende y reclama sus derechos es apartada, descalificada, silenciada, ignorada… Que entre otras leyes, las relacionadas con la convivencia ciudadana tuvieran la perspectiva de derechos de las mujeres (feminista) contribuiría a evitar injusticias y subsanar una vieja deuda pues para que la igualdad sea real y efectiva todas las personas tenemos que tener recursos que la hagan exigible y justiciable. Tanto en las policías o en la propia fiscalía no hay manera de que se entienda que un problema entre vecinos puede ocurrir por machismo y misoginia, obviamente, los señoros quedan impunes agrediendo a cuanta mujer les dé la gana y ellas, no tienen cómo defenderse.
Por eso recomiendo a mis estimadas mujeres que puedan estar en semejante situación: búsquense un perro, de mediano a grande, de esos que inspiran respeto, ese es el marido cuadrúpedo que necesitan para disuadir abusadores!! Si tienen menos de 40 serán llamadas “la señora del perrito”, si son de 50 años o más serán “la vieja del perro malacara”, no importa! Aquí se cumple perfectamente eso de que un perro es el mejor amigo de una mujer sola!! No habrá vecino malviviente que se propase!! El mío es medianito y mantiene a raya a unos cuantos!! Desde que lo tengo hace 9 años, santo remedio!
En este universo machista no somos bienvenidas, ni siquiera toleradas, para ellos apenas tenemos la opción de ser lunas que reflejen el brillo de sus soles, han pasado siglos y ellos aún no lo entienden, que no aceptamos seguir siendo consideradas ciudadanas de segundo orden, existimos, estamos y ocuparemos los lugares a los que tenemos derecho. En palabras de Amelia Valcárcel: tenemos derecho a la mitad de todo! Y aunque tengamos que hacernos las tontas y desarrollar estrategias para lograr que nos respeten, seguiremos incomodando, expresando lo que pensamos y llevándole la contraria evidenciando que no son tan inteligentes como ellos se creen…
La experiencia de los años y de tanta discriminación machista nos ha curado la piel y ha enseñado a tener la paciencia de los caimanes en boca de caño: con cabeza fría las revanchas salen mejor…
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