¿Por qué dan tanto miedo nuestras tetas?

¿Por qué dan tanto miedo nuestras tetas?
mayo 18, 2022 Luisana Escobar
feinismoinc

“No sé por qué dan tanto miedo nuestras tetas,

Sin ellas no habría humanidad ni habría belleza.”

Este es uno de los versos que más llamó mi atención en la canción Ay Mamá, interpretada por  Rigoberta Bandini. Este tema fue protagonista del huracán mediático español entre enero y febrero por atreverse a hablar de uno de los temas más censurados de la última década: los senos.

O el miedo a las tetas, como bien lo canta Rigoberta.

Para nadie es secreto que los pezones causan más miedo que una guerra nuclear. Tanto así, que han pasado de ser una parte más del cuerpo femenino para convertirse en una especie de criminal invisibilizado por píxeles y marcas de censura.

Lo más irónico de todo es que en el patrimonio artístico que conservamos de la antigüedad, como cuadros o estatuas, nadie se molestó porque el cuerpo se mostrara tal y como es. Incluso, hasta hace tan solo unos años llevar camisas que dejaran ver la marca del pezón era de lo más normal.

Pero desde que Instagram y Facebook decidieron que los pezones eran delito, esta región quedó completamente olvidada, y con ella todo su significado.

Resulta imposible dejar de mencionar el caso del cartel de Madres Paralelas, la última película de Pedro Almodóvar. Esta obra de Javier Jaén en la que se muestra un pezón que gotea leche recibió el mismo trato que una imagen pornográfica y fue eliminada de la plataforma.

Era demasiado, alguien podría sentirse ofendido.

Esto sucedió a pesar de que estaba muy claro que la obra tenía un fin artístico y que en vez de querer despertar morbo, solo buscaba hacer alusión a un proceso tan natural como normal: la alimentación materna. Cuando esto quedó claro, la imagen fue restablecida. Sin embargo, hizo falta aclarar lo obvio.

Esa misma hipocresía se ve reflejada en las leyes de algunos países. Estados Unidos recientemente cambió su legislación para permitir que las madres puedan alimentar a sus bebés en público, eso sí, siempre que se cuiden de no mostrar el pezón.

Así que si un bebé llora mientras la madre está en un lugar público, esta debe buscar la mejor forma de esconderse para no molestar o incomodar con la vista rápida de su pezón. Suena absurdo, pero es la realidad que se vive en todo el mundo.

El problema está en que los senos son vistos solo como un instrumento sexual, cuando esta no es su verdadera función. Lo erótico priva sobre un proceso natural que debería, por mera lógica, estar más que normalizado.

Así como se normaliza el utilizar la imagen del cuerpo femenino para vender. Porque se entiende a la mujer solo como un objeto para el disfrute del hombre, como si ese fuera su único rol.

Hacen falta menos recomendaciones para amamantar en público sin ser vistas y más espacios seguros para que las madre no se vean obligadas a autocensurarse. Si el mundo se parara a pensar que el verdadero acto grotesco es sexualizar el proceso de alimentación la discriminación tendría otro significado.

Mientras los pezones de los hombres son un terreno seguro por el que se puede transitar sin sobresalto, pareciera que las curvas que comienzan a formar los pechos femeninos al momento de crecer hicieran alusión al arduo camino que significa convertirse en mujer. Una subida repleta de obstáculos en forma de moralismos y normas de comportamiento.

A las mujeres nos educan para entender que somos cosas, en las que otros tienen el derecho a ejercer control. Porque en este mundo solo el hombre tiene derecho a no ser provocado. Nosotras, por otro lado, tenemos el deber de ocultarnos.

En ningún lugar está escrito que los senos son genitales ¿entonces por qué es ilegal mostrarlos? O mejor dicho ¿por qué los pezones de los hombres sí son aceptados, comunes y naturales? Porque invisibilizar y restringir esa pequeña región es como anular a la mujer desde lo micro hasta lo macro. Es privatizar el derecho a expresarse e incluso a moverse en un mundo que se dice libre.

De momento solo se puede esperar que la lucha nos lleve a un lugar beneficioso y que con el pasar del tiempo las pequeñas libertades con las que contamos no involucionen, como lo han hecho hasta ahora.

 

Las opiniones expresadas de los columnistas en los artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan los puntos de vista de Feminismoinc o de la editora.

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