¿Debe acaso responder airadamente exigiendo respeto?
¿O debe quedarse callada e ignorar la afrenta?
Por más que hemos avanzado en reclamar nuestros derechos, la sociedad no nos perdonará que no actuemos de la forma políticamente correcta, que no se sabe a estas alturas cuál es…
El hecho de que esa agresión sea en público y que esté al lado nuestro esposo hace que este reaccione violentamente.
Pero la sociedad exige que se quede callado y que después emita un comunicado exigiendo una disculpa o que demande al agresor como si no tuviera sangre en las venas.
A todas estas al agresor se le trata con guante de seda.
Vivimos en un mundo hipócrita de apariencias donde debemos aparentar saber controlar nuestros sentimientos y dejarnos vapulear por la vida.
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