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El feminismo está enfrentando enormes desafíos que exigen de nosotras una reflexión profunda. La proliferación de discursos antifeministas, los retrocesos en derechos que ya creíamos inmutables y la necesidad de reforzar y recordar que somos las mujeres el sujeto político del movimiento, son solo algunos de los aspectos que le obligan a actualizarse sin perder su esencia.
El movimiento feminista ha desafiado desde su origen normas culturales profundamente arraigadas que muchas personas consideran naturales o inmutables. La resistencia al cambio, combinada con el miedo a perder privilegios, conduce a una reacción negativa hacia quienes abogamos por transformaciones sociales profundas.
Pero si algo explica su permanencia por más de 300 años, es que el feminismo ha demostrado ser un movimiento dinámico y capaz de adaptarse a las realidades de cada época. En este 2025, ante el resurgimiento de la extrema derecha en el poder de muchos países importantes y la pérdida de brújula de algunos gobiernos de izquierda, las feministas tenemos que reagruparnos y pensar en nuestra propia agenda, no mediada por los intereses político-ideológicos, sino por las necesidades y expectativas de nuestras mujeres.
Repensar el feminismo no implica desvirtuar sus principios, sino asegurarse de que siga siendo relevante y efectivo para combatir las nuevas formas de opresión y exclusión que enfrentamos las mujeres de este siglo. Es necesario reafirmarlo como un movimiento esencial para que todas las mujeres podamos vivir en igualdad, dignidad y libertad.
¿Por qué se ha estigmatizado el feminismo?
El feminismo, a pesar de ser un movimiento pacífico que aboga por la igualdad y la justicia, ha sido históricamente estigmatizado. Esta estigmatización responde a diversos factores culturales, políticos y sociales que buscan perpetuar sistemas de poder y dominación. En esencia, cuestionar las estructuras patriarcales amenaza los privilegios establecidos, lo que genera resistencias que se traducen en prejuicios, desinformación y rechazo.
Uno de los principales motivos del estigma es la tergiversación de sus objetivos. A menudo, se caricaturiza el feminismo como un movimiento «anti hombres» o radical en un sentido despectivo, ignorando su verdadero propósito de eliminar las desigualdades jerárquicas y estructurales entre los sexos. Esta distorsión es alimentada por discursos mediáticos y políticos que buscan desacreditarlo para mantener la lógica y orden patriarcal.
Las redes sociales han facilitado la difusión masiva de discursos antifeministas mediante el uso de memes, videos virales y campañas organizadas. Figuras públicas y líderes políticos conservadores han encontrado en estas plataformas un espacio para reforzar mensajes contrarios a la liberación de las mujeres.
A pesar de esos intentos, el movimiento feminista continúa siendo una herramienta vital para la construcción de sociedades más justas. Por ello urge hacer un esfuerzo para hacer comprender y combatir los estigmas que lo rodean, como paso fundamental para desmantelar las barreras que obstaculizan el progreso hacia la igualdad.
Hacia un feminismo resiliente y adaptativo
Después de cada andanada de insultos y amenazas, lejos de amedrentarse, el feminismo ha encontrado en estas resistencias una oportunidad para reflexionar, renovarse y expandir su alcance. La clave está en seguir trabajando por un feminismo informado y capaz de dialogar con otras luchas mientras se enfrenta de manera crítica y decidida a las amenazas que buscan silenciarlo.
Creo que el activismo a favor de nuestros derechos puede fortalecerse por varias vías. Podemos unir las experiencias y conocimientos de generaciones previas con las perspectivas y energía de las generaciones más jóvenes. Este diálogo puede asegurar la continuidad del movimiento y fomentar soluciones innovadoras.
Otra, es a través de la educación. Promover el acceso a teorías feministas, generar contenido accesible y trabajar en la formación de pensamiento crítico para que más personas se sumen al cambio desde la reflexión y el conocimiento.
Aunque visibilizar las desigualdades sigue siendo crucial, el feminismo también debe presentarse como un movimiento constructivo que ofrece soluciones prácticas para crear sociedades más equitativas y mostrar los avances y logros conquistados a lo largo de la historia para que lo defendamos colectivamente #TriunfosFeministas.
El feminismo seguirá siendo un motor de cambio si mantiene su espíritu crítico, su flexibilidad estratégica y su compromiso con la justicia social. Su renovación, lejos de debilitarlo o invalidar sus argumentos, lo fortalece, demostrando que la lucha por la igualdad y la justicia no es estática, sino un proceso vivo, crítico y necesario. Vamos a conversarlo. Seguimos en la agenda pública.