Alba Carosio: “El feminismo no existe para destruir nada, sino para construir y ampliar derechos”

Alba Carosio: “El feminismo no existe para destruir nada, sino para construir y ampliar derechos”
noviembre 15, 2023 Alejandra Watts

“El camino feminista no es uno solo, son varios. Todas las mujeres somos feministas, pero algunas no se dan cuenta sino hasta que la vida nos enfrenta con las discriminaciones”, asegura Alba Carosio.

Carosio es profesora, investigadora y activista Licenciada en Letras de la Universidad Pontificia de Argentina y licenciada en Filosofía de la Universidad del Zulia, doctora en Ciencias Sociales de la Universidad Central de Venezuela, directora de la Revista Venezolana de Estudios de la Mujer y fundadora del colectivo La Araña Feminista.

Cuenta que su inicio en el feminismo se dio porque creía – y aún lo hace – en la necesidad de trabajar por un mundo mejor, con justicia social y sin pobreza. Por ello fue militante política en su natal Argentina pero desde el día uno se dio cuenta del machismo en los partidos.

“En aquella época hacían grandes reuniones y quienes marcaban la pauta eran los coordinadores y los jefes del grupo que siempre eran hombres, a pesar de haber muchas mujeres no se les permitía aportar en el área de estrategia y análisis”, menciona.

Así mismo, asegura que la maternidad también fue un impulso en su activismo feminista pues es un claro ejemplo de la diferencia social a la hora de criar entre hombres y mujeres.

“Una autora, no me acuerdo cuál en este momento, decía que todas las mujeres se enfrentan con el feminismo y se dan cuenta de lo necesario que es cuando tienen su primer hijo porque no solamente se encuentran con la violencia obstétrica en el momento del parto, sino que después cuando llegan a casa con un bebé en los brazos sienten que toda la responsabilidad la tienen ellas, encima con muy poca ayuda de las parejas, por no hablar de las que han tenido que enfrentar solas la maternidad que no fue mi caso”.

Después de migrar de Argentina a Venezuela y empezar a estudiar Filosofía pudo coincidir con quienes fundaría la Liga Feminista de Maracaibo: Gloria Comesaña, Fátima Borges, Mary Pampolini, Beatriz Borjas y muchas más.

“Fueron muchas horas que pasamos debatiendo, analizando, y estudiando las circunstancias que hacían que, a pesar de ser tan jóvenes, vivieramos tanta discriminación y nos sintiéramos como en una cárcel social invisible que recortaba las posibilidades de las mujeres. Esa hermosa experiencia no solamente me permitió convertirme en feminista, sino que también me abrió la cabeza. Me mostró las posibilidades que tenemos las mujeres. Ahí publicamos la revista «La voz feminista» de la cual existen unos seis o siete números.”

Retos de siempre

En los años 70 y 80, relata, el feminismo estaba considerado como una cosa negativa tanto por los colectivos de derecha y de izquierda porque creían que eran diluyentes de los objetivos principales de cada lucha: mantener los roles de género y la familia tradicional y la reivindicación de los derechos de la clase obrera, respectivamente.

“A pesar de todo organizamos el primer encuentro de grupo feministas en Venezuela que se hizo en 1979 en Maracaibo. Argelia Laya nos apoyó mucho y gracias a ella logramos fundar la primera Casa de la Mujer, iniciativa que después llegaría a Caracas y Maracay. Luchábamos por la igualdad de derechos de mujeres y hombres en unos años donde ni siquiera eran iguales los hijos nacidos fuera del matrimonio que los hijos nacidos dentro del matrimonio legítimo, las mujeres no tenían derecho a compartir la patria potestad sobre sus hijos. Eso llegó en la reforma del año 1982 que también impulsamos. Tras mudarme a Caracas continué con la militancia y con la investigación porque es una característica que siempre hemos tenido las feministas de Venezuela.”

En su opinión, gracias a su rol como docente afirma ver un interés paulatino por parte de las y los jóvenes en la igualdad de derechos entre hombres y mujeres porque es algo que interpela su cotidianidad.

Destaca que el hecho de poder hablar de esto en la academia venezolana a través de asignaturas feministas y cursos de estudios de género en múltiples universidades se debe al trabajo de pioneras como la ya mencionada Argelia Laya y también a tantas otras como Elisa Jiménez, Gioconda Espina, Ofelia Álvarez, Adicea Castillo, Nora Castañeda y María del Mar Álvarez de Lobera, quien fue la primera directora del Centro de Estudios de la Mujer.

Teoría y práctica

Carosio es, desde el año 2007, directora de la Revista Venezolana de Estudios de la Mujer, publicación que lleva 30 años compilando todas las investigaciones en el campo feminista que se han hecho en Venezuela y donde publican profesoras de universidades nacionales e internacionales que envían sus artículos. La revista, detalla, es un reservorio gratuito y disponible en internet donde se ha podido ver la evolución de los temas básicos del feminismo: participación política, derechos sexuales y poder económico.

“Mi rol fue darle un impulso y ocuparme de ella con los retos de presupuesto y financiamiento que tenemos a pesar de lograr reconocimientos como el Premio Nacional del Libro en la categoría de Revistas académicas y de haber recibido un premio a las publicaciones por parte del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). Nos leen mucho en Venezuela y diversos países de América Latina así que hemos sentido un gran apoyo y ha sido especial para nosotras las ediciones co-editadas con organizaciones como Cepaz, Éxodo, CLACSO, ONU Mujeres, el PNUD, y la UNAM”, explica.

Retos modernos

Si bien el feminismo ha avanzado, la investigadora es cauta y expone que hoy en día hay tres retos principales en América Latina y el mundo: el retroceso de derechos de las mujeres, la feminización de la pobreza y la falta de participación y representación política.

El feminismo no existe para destruir nada, sino para construir y ampliar derechos y más aún teniendo en cuenta que siempre los podemos perder. Si no hacemos frente a esas falsas ideas y temores sin fundamento pronto nos podríamos encontrar con que nos vuelven a meter en nuestras casas para recibir a nuestros hijos y estar obligatoriamente bien acomodadas para nuestros maridos y si no lo hacemos le estamos haciendo un daño a la sociedad como en El cuento de la criada. Esa distopía donde las mujeres no tenían derechos puede realmente ocurrir si no estamos muy alerta”, afirma.

En cuanto al tema de la pobreza insiste en la vinculación que ésta tiene con los roles tradicionales y estereotipos que hace que las mujeres estén cansadas, enfermas y sin tiempo para ellas mismas.

“Las mujeres están abrumadas por las labores del cuidado, por las múltiples formas de violencia de las que son víctima, el abandono de los padres de sus hijos, los embarazos en la adolescencia que conducen a una disminución de oportunidades. Todavía en nuestra región se sigue pensando que cuidar a los hijos, cuidar a los ancianos, o personas con altos niveles de dependencia, es una tarea exclusiva de la familia y cuando se dice familia en realidad lo que se quiere decir es las mujeres. Los Estados se desentienden de la protección a los más vulnerables siendo ellos los que deben ser el escudo”.”

Su mensaje final es un llamado a la unión porque el objetivo de todas las feministas es el mismo. “Hay que articular luchas y fortalecer el movimiento en todo en nuestro país y en la región”.

Las opiniones expresadas de los columnistas en los artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan los puntos de vista de Feminismoinc o de la editora.

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