Algunos aportes para la historia de la ciudadanía de las venezolanas

Algunos aportes para la historia de la ciudadanía de las venezolanas
marzo 27, 2023 Fernando Aranguren
feminismo
La conquista de los derechos a una ciudadanía plena por parte de las mujeres, tiene sus orígenes en la gesta por la independencia, donde ellas fueron la vanguardia, compartiendo las luchas en el campo de batalla y difundiendo las ideas independentistas.
El heroísmo de las mujeres puede ser representado por Josefa Camejo, Juana Ramírez y Eulalia Ramos Sánchez. En su libro Mujeres de la Independencia, Carmen Clemente Travieso (1964) destaca lo siguiente:
«Los invasores penetran por todas partes. Las paredes que guarnecían la Casa Fuerte se vienen abajo y una horda de forajidos sedientos de sangre penetra en los corredores, por las habitaciones, por los jardines, talando vidas inocentes, violando mujeres, asesinando ancianos, niños…Las señoras que se habían quedado escondidas en las celdas más apartadas se vieron de repente envueltas entre el grupo de personas que huían despavoridas, llevando una visión de muerte y locura en sus pupilas…Sin saber cómo, Eulalia se vio separada de su esposo y junto con las mujeres que la acompañaban en su refugio, fue empujada brutalmente hacia el extremo de uno de los altos corredores del monasterio. De pronto oyó el ruido de un tiro que salía de la celda en que había quedado Chamberlain: éste acababa de quitarse la vida ante el cerco angustioso que le tendía el enemigo. Sobre el pavimento de la celda, allí donde antaño se oyeron rezos y oraciones, el cadáver del valiente edecán del Libertador yacía sin vida; inmortal en el recuerdo de haber ofrendado su vida a la causa de la libertad americana. Al escuchar el disparo, Eulalia hace un esfuerzo desesperado por retroceder hasta el sitio donde sabe que yace el cuerpo inanimado de su esposo. Más todo en vano: el torbellino humano de los que huyen, la arrastran por lo corredores escaleras abajo. Con la más amarga de las angustias agarrotadas al pecho, con su dolor, huérfano de toda conmiseración y piedad, Eulalia quedó paralizada ante la soldadesca desenfrenada […] Nuevamente la detuvo el malvado; esta vez le ordenó:
-Grita ¡Viva España, mueran los patriotas!- dijo con voz perentoria, indicándole que había llegado su último momento.
Eulalia, con la mirada perdida en el recuerdo del compañero muerto, armó con gesto rápido la pistola que ocultaba en su pecho, y obedeciendo a la voz de su conciencia, gritó con todas sus fuerzas:
-¡Viva la Patria Venezolana! ¡Mueran sus tiranos!
Y descargó el arma sobre el pecho del oficial que cayó muerto a sus pies. Luego se produjo una escena aterradora: sobre Eulalia los soldados descargaron golpes de muerte con sus armas. Con sed de venganza le arrancaron las sortijas que brillaban en sus manos, le cortaron las orejas, de un solo machetazo le cercenaron las manos, sus blancas manos de mujer que sólo sabían acariciar con ternura…Mutilaron espantosamente su cuerpo, desgarraron su traje; y así mutilada la amarraron a la cola de un caballo. Arrastrada a lo largo de la tierra venezolana quedaron sus entrañas, sus carnes, su cuerpo de mujer que había sabido responder valientemente en la hora preñada de sacrificio que le señalara el destino.(p. 69)»
A partir de 1908 las mujeres inician la lucha por sus derechos. En realidad –aunque a menudo se intente invisibilizar– las mujeres han sido importantes motivadoras y constructoras de los derechos ciudadanos en el país; desde la situación de desventaja a las que el patriarcado las ha recluido y generado discursos y luchas en las que se reconocen como sujetas de derecho, exigiendo al Estado que reconozca y respete su ciudadanía.
Para 1908 un considerable porcentaje de mujeres estaban incorporadas al trabajo: en fábricas, industrias, laboratorios, oficinas, en la banca, comercio, oficinas públicas y en el campo. Comienzan a organizarse como trabajadoras con una consigna fundamental: ser reconocidas como ciudadanas y luchar por la igualdad de los salarios.
Otro hecho significativo estuvo dado por el ingreso de las primeras mujeres a la Universidad Central de Venezuela en 1915; este suceso además de contribuir con la formación intelectual de las mujeres, impulsó significativamente la participación de éstas en la vida pública.
En un esfuerzo interclasista, las mujeres se dirigen en 1935 al Presidente de la República, Juan Vicente Gómez, con una carta abierta, pidiendo protección social y cultural para la madre y la infancia.
Una de las organizaciones de mujeres importante para la creación de consenso fue la Agrupación Cultural Femenina, la cual sirvió de plataforma para unir las luchas de las mujeres por sus reivindicaciones en 1935. Es decir, que desde la cultura también comienzan a gestarse las diversas acciones de las mujeres por el logro de sus derechos ciudadanos, entendiendo así que la cultura es una forma profunda de lucha y persistencia.

Foto Wikipedia

Ya para 1936 comienza sus actividades la Asociación Venezolana de Mujeres, organización que luchó por la obtención de los derechos civiles y políticos de las mujeres. Estas luchas poli-clasistas permiten lograr, en este año la inclusión en el articulado de la Ley del Trabajo, el reconocimiento a la trabajadora con “igual salario por igual trabajo”. Asimismo, la incorporación de la mujer y la maternidad en el Seguro Social.
En 1936 formaron asociaciones y agrupaciones femeninas para profundizar la lucha por el acceso a la cultura y por sus derechos como ciudadanas, ejerciéndolos para solidarizarse con el sector laboral petrolero en el Zulia, que en este momento se encontraba en huelga.
El 11 de julio de 1937, las mujeres dan un paso más hacia la equidad, fundando la Liga Nacional Pro-Presos. Con esta acción, realizada por las Mujeres Unidas, comienzan a plantearse el tipo de país que desean, basado en la igualdad y la democracia.
En los años cuarenta, se produjo una gran emigración europea producto de la Segunda Guerra Mundial, a Venezuela llegaron numerosos individuos que huían de la devastación de la guerra, entre los cuales se encontraban muchas mujeres de un considerable bagaje cultural. Este hecho contribuyó a la promoción de diferentes valores y, en el caso de las mujeres, permitió la incorporación de ideas renovadoras en lo intelectual y artístico, generadas principalmente por la presencia de creadoras italianas, francesas, alemanas, etc. Ellas trajeron nuevas iniciativas para los espacios culturales nacionales e impulsaron transformaciones de ciertas costumbres arraigadas, lo que influyó a la mujer venezolana a romper con varios paradigmas establecidos en lo doméstico y en lo social.
En 1940, los grupos femeninos se reúnen del 13 al 16 de junio, para hacer una conferencia preparatoria al Primer Congreso Venezolano de Mujeres, a pesar de no haber sido posible la celebración del Congreso. Todas unidas logran que en 1942 el Congreso Nacional sancione la Reforma del Código Civil, reconociendo los derechos femeninos.
También en 1942 la Asociación Cultural Femenina y la Asociación Venezolana de Mujeres consiguen que se reforme el código de comercio logrando que las mujeres puedan dar su primer paso para la independencia económica pudiendo ejercer una profesión comercial en plena independencia conyugal.
Como producto de las primeras luchas femeninas por los derechos políticos, consiguen bajo el gobierno de transición de Isaías Medina Angarita el derecho al sufragio. En la formación de los Consejos Municipales entre 1944 y 1945, se organizan para elaborar una petición de reforma del numeral del artículo 32 de la Constitución Nacional de ese momento, que discriminaba a las mujeres en sus derechos políticos.
Esta petición fue respaldada por 11.436 firmas, pero no fue hasta el 27 de octubre de 1946, cuando las mujeres votan por primera vez y llevan a la Asamblea Nacional Constituyente a 12 diputadas: diez del Partido Acción Democrática, una por el Partido Unión República Democrática y la otra por el Partido Social Cristiano COPEI. Las más destacadas fueron: Cecilia Núñez, Panchita Soublette Saluzo, Mercedes Fermín, Lucila Palacios, Nieves de Estrena, Inés Labrador de Lara y Carmen Clemente Travieso. En este mismo año, la mujer campesina se organiza en las ligas campesinas, para luchar por su derecho a la tierra.
Producto de esto, aparece en su título V de la nueva Constitución de 1947 lo siguiente: De la Soberanía y el Poder Público, Capítulo 1, del sufragio:
Art. 81: “Son electores todos los venezolanos, hombres y mujeres mayores de 18 años no sujetos por sentencia definitiva a interdicción civil ni a condena penal que lleve consigo la inhabilitación política”.
El voto popular universal y secreto fue una conquista de las mujeres organizadas y del desarrollo de conciencia democrática que permitió el sufragio para elegir al presidente y los miembros de las cámaras.
En el año 1947 las mujeres votan por segunda vez para elegir al presidente de la República, proceso que fue interrumpido por un golpe de Estado, dado por el General Marcos Pérez Jiménez. En 1948 las libertades son secuestradas por los militares.

Venezolana ejerciendo su derecho al voto en las elecciones a la Asamblea Constituyente de Venezuela de 1946. Wikipedia.

Las mujeres comienzan a organizarse para la resistencia contra la dictadura de Pérez Jiménez, formando las siguientes asociaciones: Unión de Muchachas Venezolanas, Asociación Juvenil Femenina, Unión Nacional de Mujeres.
En 1951 nace la Unión de Muchachas de Venezuela incorporada por las muchachas del Partido Comunista de Venezuela y a partir de ese momento traban en conjunto las organizaciones como asociaciones juveniles femeninas y la Unión Nacional de Mujeres. No obstante, en el año 1952, la dictadura militar celebra unas elecciones. Las mujeres votan mayoritariamente contra la dictadura.
El 23 de enero de 1958 es fecha gloriosa de la liberación del pueblo venezolano, la mujer participa en todos los actos. Este mismo año se celebran elecciones en las cuales las mujeres lograron dos representantes para el Congreso y la misma cantidad en el Concejo Municipal.
Después de la caía de Marcos Pérez Jiménez, la mujer celebra el primer Día Internacional de la Mujer. El 8 de marzo de 1958 se celebró con gran mitin en el Nuevo Circo de Caracas, con Rosa Ratto Ciarlo (URD), Isabel Carmona (AD) y Argelia Laya (PCV) como oradoras principales. Estos actos fueron instalados por la Unión Nacional de Mujeres.
En 1960 se intenta formar una organización unitaria que tendría como nombre Unión Nacional de Mujeres, pero las circunstancias políticas e ideológicas no lo permiten.
En los años sesenta algunas mujeres, entre las que cuenta Argelia Laya, Olivia Olivo, Tecla Tofano, Franca Donda y Josefina Jordán, comenzaron a difundir un programa por la Radio Nacional e iniciaron la discusión ideológica sobre la condición de la mujer.
En 1968 se realizó el I Congreso de la Evaluación de la Condición de la Mujer en Venezuela, oportunidad de retomar el camino de la lucha de las mujeres.
Se forma la Legión de Mujeres Nacionalistas (1969) y posteriormente, el Movimiento de Mujeres Socialistas (1972).
En 1974 el Estado crea la Comisión Femenina Asesora de la Presidencia de la República, la cual convocaría al esperado I Congreso de Mujeres. En el año 1979, las mujeres comienzan a ver cómo su lucha abre puertas para el reconocimiento de su ciudadanía en todos los ámbitos:
– Se inicia el movimiento abierto a favor de la legalización del aborto, con la participación de progenitores, hijos y abuelos en el foro organizado por la Editorial Ateneo, en la presentación del libro de Giovanna Mérola «En defensa del aborto».
– Se celebra la IV Asamblea anual de la Cooperativa de Amas de Casa con la cual una organización gubernamental reconoce el papel de las mujeres. A pesar de que el concepto de “ama de casa” reafirma estereotipos, el Ministerio de Fomento a través de la Superintendencia de Cooperativas inicia una labor de incorporación de las mujeres al movimiento cooperativista.
El año 1978 fue muy importante para las mujeres en Venezuela, es en este período cuando puede ubicarse la fundación de un directo feminismo en el país, cuando un grupo de mujeres aguerridas declara la imperiosa necesidad de reivindicar los derechos civiles de las mujeres y sobre todo los derechos que deben tener sobre sus cuerpos y vidas. Este hecho fue propulsado en gran parte por un grupo de italianas de izquierda “que fundaron el feminismo venezolano que se dio a conocer en la Plaza El Venezolano el 8 de marzo de 1978” (Espina, 2006, p.21).
Aunado a las acciones de calle, en 1978 también se fundaron en Caracas tres grupos feministas muy importantes porque hicieron de la cultura una herramienta de activismo, entre ellos: El Grupo La Conjura, conformado por profesionales, estudiantes y algunas amas de casa, tenía como fin llevar el mensaje feminista a través de artículos publicados, revistas, piezas teatrales, afiches, etc. Este grupo también hizo eco de todas las actividades que buscaban aumentar la calidad de vida de las mujeres, tales como la legalización del aborto, reforma del Código Civil y Penal, reconocimiento del trabajo doméstico, etc. (Navarro, 1982). Otro fue el Grupo Persona conformado por figuras como Ana Amundaray, Franca Polito, Ornella Pelegrini y Marisol Fuente.
La otra asociación fue el Grupo Miércoles que tuvo por objeto primordial la realización de proyectos cinematográficos que llevaran el mensaje liberador del feminismo. De hecho “Miércoles” se ganó con el documental Yo, tú, Ismaelina el Premio Municipal de Caracas al mejor corto y a la mejor fotografía en 1981.
De nuevo se observa cómo la cultura y el arte actúan como medio de persistencia y como espacio de consenso y lucha por la visibilización de los derechos ciudadanos y reproductivos de las mujeres, además la cultura también funge como vehículo de protesta directa y a través de esta se articularon destacados discursos feministas que apuntaron a destronar los injustos valores patriarcales, muy arraigados en la sociedad venezolana.
En los años 80 el Estado crea, a través del Ministerio de la Familia, la Dirección Sectorial de la Mujer. A través de las Comisiones Asesoras lograron la creación en los 90, del Ministerio de Estado para la Promoción de la Mujer.
En 1984 aparece la revista La mala vida. El 22 de marzo de 1985, nace la Coordinadora de Organizaciones No Gubernamentales de Mujeres y convoca a hacer el balance para la Conferencia Internacional de la Mujer, en Nairobi. Los estatus de esta Coordinadora reafirman su carácter democrático y de movimiento social.
Las personas que realizaron y registraron estos estatus son: Helena Salcedo, Rosita Caldera, María León, Eumelia Hernández, Lisbeth Guevara, María Gerenda, Carmen Gil, Isaura Corrales, Giovanna Merola, Zoraida Ramírez, Beatriz Rodríguez, Yajaira García, Inocencia Orellana, Ofelia Álvarez, Elisa Jiménez, Delfina Ortiz, Laly Armegol, Eulalia Grilabert, Haydée Deutsch, María Cara, Beatríz Borjas, Diana Vegas, Migdaleder Mazuera, Vicky Ferrara, Gioconda Ramona Espina, Gloria Comezaña,  Cecilia D’Angelo de Brugal, Nora Castañeda, Miry Liffschyftz, Adicea Castillo, Antonieta Rodríguez, Josefina de Mora, Judith Delgado, Irene Ugueto, Nieves Padrino, Argelia Laya, María Magdalena Valdivieso, Clarisa Aguilera, Antonia Granados, Magdalena Becerra, Fernando Aranguren, Benita Finol y Luisa Brito de Cabrera.
En 1986 la Coordinadora organiza tres talleres de trabajo sobre el proyecto de la Ley Orgánica del Trabajo, propuesta por el presidente Rafael Caldera. Las mujeres organizan una recolección de firmas para solicitar la reforma de la ley de ese momento. La Coordinadora propuso un programa mínimo para la Mujer Venezolana con respecto al proceso electoral y se vio en la necesidad de que la mujer tuviera una representación más numerosa en los poderes ejecutivos.
En el año 1988 se hacen acciones de calle para impulsar la participación de la mujer en las Jornadas Electorales y continúan los piquetes frente al Congreso por el fuero maternal. Asimismo el movimiento de mujeres participa en el III Encuentro Continental de Mujeres en La Habana, con 80 mujeres venezolanas que enriquecieron las discusiones del encuentro.
La fundación, el 27 de febrero de 1989, del Centro de Investigación Social, Formación y Estudios de la Mujer (CISFEM), viene a reafirmar el empoderamiento de las mujeres por ser ciudadanas activas y transformadoras de la realidad del país.
El V Encuentro Nacional de Grupos Feministas de Venezuela, realizado en Pozo de Rosas en abril-mayo de 1989, fue un acontecimiento que suscitó el replanteamiento de metas y la reflexión sobre el ser mujer en Venezuela.
Por primera vez un partido político–el Movimiento al Socialismo MÁS– propone como presidenta, en 1990, a una mujer: Argelia Laya.
Las mujeres participan activamente en la conferencia Cumbre Mundial de Desarrollo Social (Copenhague, marzo de 1995) logrando que sus respectivos gobiernos sumieran compromisos concretos para garantizar la igualdad de oportunidades en el acceso al desarrollo.
Después de haberse producido en junio de 1994 el XXIV Período de Sesiones de la ONU, en Belén de Pará, se aprueba la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención Belén do Pará).
Las venezolanas, que ya tenían mucho tiempo luchando contra la violencia, logran que el país firme el instrumento legal que aparece en la Gaceta Oficial No. 35.632 del 6/1/1995. Se produce un debate en todas las instancias para que se apruebe la Ley sobre la Violencia contra la mujer y la familia, promulgada el 3 de septiembre de 1998 y con vigencia desde el 1 de enero de 1999.
A partir de 1992 la COFEAPRE (Comisión Femenina Asesora de la Presidencia de la República), entonces dirigida por Evangelina García Prince, solicita a varias militantes del Movimiento Amplio de Mujeres, un informe sobre contenidos sexistas en  textos escolares de Educación Básica con el objetivo de elaborar un programa para eliminar la discriminación sexual en esta etapa.
El 9 de octubre de 1996, las mujeres logran derrumbar una de las injusticias más degradantes: la expulsión de jóvenes embarazadas de los planteles educativos, con el decreto no. 1762 del Ministerio de Educación, Protección para las jóvenes embarazadas de los planteles.

En 27 de noviembre de 1997 deja de existir Argelia Laya, una figura impulsora de la unidad en la diversidad.

En 1998, las mujeres impulsan un debate sobre la Discriminación de la Mujer en lo Político. La iniciativa es recogida por el Foro Permanente por la Equidad de Género, contando con la coordinación técnica del Centro de Investigación Social, Formación y Estudios de la Mujer (CISFEM) y el patrocinio del Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales (ILDIS), con la integración de la Asociación Venezolana por una Educación Sexual Alternativa (AVESA), el Centro de Estudios de la Mujer de la Universidad Central de Venezuela (CEM-UCV), el Centro de Estudios de la Mujer de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (CEM-UPEL), La Coordinadora de Organizaciones No Gubernamentales de Mujeres (CONGM), los Círculos Femeninos Populares (CFP), la Comisión Bicameral para los Derechos de la Mujer, la Fundación para la Prevención de la Violencia Doméstica hacia la Mujer (FUNDAMUJER), la Red de Población y Desarrollo Sustentable (REDPOB) y personalidades de todos los sectores.
El producto de estas jornadas fue la Agenda Política de las Mujeres Venezolanas, que contiene un análisis de la situación de la mujer y la realidad política del momento, proponiendo medidas concretas con respecto a la salud, la educación y lo económico. Contiene, además, una especie de decálogo denominado Veinte Acciones Urgentes por los Derechos de la Mujer. A continuación mencionaremos algunos de sus puntos:
• Poner en vigor la Ley de la Igualdad de Oportunidades para la Mujer y crear afectivamente, tal como lo contempla dicha ley, el instituto Nacional de la Mujer y la Defensoría de los Derechos de la Mujer con las respectivas asignaciones presupuestarias.
• Impulsar en los Poderes Públicos la participación y el fortalecimiento del movimiento organizado de mujeres, como interlocutor válido en la definición y ejecución de las políticas públicas.
• Garantizar el cumplimiento efectivo del derecho al salario “igual por igual trabajo” y empleo digno, a lo cual estaba obligado desde hace muchos años el Estado, como suscriptor de la Convención respectiva de la OIT: crear las instancias de reivindicación de este derecho con criterio sensible a la situación generalizada que en este sentido viven las mujeres trabajadoras.
• Exigir el cumplimiento de la Ley del Trabajo en los artículos referidos a la protección de la maternidad y a la obligatoriedad de las guarderías infantiles, en el entendido de que tanto la maternidad como el cuidado de los niños y niñas son responsabilidades de toda la sociedad y no sólo de las mujeres.
• Incluir en la reforma curricular, desde el preescolar hasta la educación superior, contenidos de educación contra la violencia y educación sexual e incorporar estos contenidos en la educación no formal, en especial en los medios masivos de comunicación social.
• Erradicar la violencia institucional que se registra en los servicios de salud de atención específicamente femenina y promover la humanización de tales servicios, mediante la sensibilización y la capacitación del personal.
• Implementar la plena aplicación de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia, mediante la creación de instancias necesarias, la formación del personal y la asignación del presupuesto necesario. En este proceso es fundamental capacitar a los jueces, abogados, policías, funcionarios públicos, personal de salud en hospitales de emergencia y médicos forenses, para la detención, manejo y derivación de casos de violencia. Es imperativo facilitar la presentación de denuncias, brindar protección y asistencia a las agredidas y garantizar que en las instituciones carcelarias se respeten la dignidad de las mujeres y sus derechos humanos, cuando sean detenidas.
Albores de una Constitución con mirada de mujer
El 2 de febrero de 1999 el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, convoca a un referéndum para decidir la adopción de una nueva Constitución. La mayoría de las venezolanas y venezolanos aprueban la convocatoria el 25 de abril en una Asamblea Nacional Constituyente. Al ser instalada el 3 de agosto, el movimiento de mujeres organiza la participación y crea los mecanismos para una propuesta que exprese el sentir de las ciudadanas venezolanas unidas.
Las organizaciones no gubernamentales inician sus actividades el 9 de febrero para producir un documento y las propuestas para la nueva Constitución. La Coordinadora de Organizaciones No Gubernamentales de Mujeres, presenta a las mujeres un documento elaborado por el grupo de trabajo integrado por María del Mar Álvarez de Lovera, Magdalena Suárez, Irma Blatch, Esperanza Farfán y Yubelki Mendoza, quienes plantean eliminar toda expresión de sexismo discriminatorio contra la mujer en la redacción de la Constitución, es decir, aquellas expresiones donde se subordine la mujer al hombre.
Son múltiples las instancias de mujeres que participan en esta jornada unitaria, como Gioconda Espina, con Las mujeres en la próxima Constitución (febrero de 1999), el CEM-UCV, los Círculos Femeninos Populares, el Frente Continental de Mujeres, el Foro Permanente por la Equidad de Género, la Red de Población y Desarrollo Sustentable, el Polo Patriótico de Mujeres, la Alianza de Mujeres Manuela Sanz y mujeres de todas las tendencias políticas y sociales como Blanca Nieves Portacarrero, Evangelina García Prince, Viki Ferrara, Nelly Suárez, Virginia Rivero, Virginia Olivo, Isabel Carmona, Nohelí Pocaterra, Marelis Pérez Marcano, Lesbia Morales, Dianora de Istúriz y muchas otras.
En la nueva Constitución de la República, se logran algunos cambios hacia la plena ciudadanía de las mujeres, los más representativos son el reconocimiento al valor del trabajo doméstico y la inclusión de la visión de género expresado desde el Preámbulo hasta las Disposiciones Finales de la Carta Magna.
En el amanecer del año 2000 las mujeres recogen el fruto del trabajo unitario plasmado en las disposiciones generales de los artículos 21 en el que se habla de la igualdad de las personas, el 75 de los derechos sociales de las familias, protección, desarrollo y adopción. El artículo 76 y 77 donde el Estado garantiza asistencia y protección a la maternidad, al matrimonio y uniones estables. El artículo 78 que establece los derechos de los niños, niñas y adolescentes y el 80 los derechos de los ancianos y ancianas.
No obstante, en las dos últimas décadas se ha observado un retroceso en la discusión y consecución de los derechos humanos y también en los derechos humanos de las mujeres; lo anterior se debe en gran parte a la considerable reducción de los espacios de consenso, sin el consenso se hace cuesta arriba lograr el ambiente, los encuentros y las discusiones para promulgar, promover y defender los muy necesarios derechos humanos.
A pesar de lo anterior, no se debe olvidar que la defensa de los derechos humanos y especialmente la promulgación y defensa de los derechos humanos de las mujeres, ha sido desde sus inicios, un camino complejo, lleno de diatribas que han podido y seguirán superándose. Ahora nos toca convertir la letra en acción transformadora de nuestra realidad cotidiana.
feminismo
Bibliografía
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Espina, G. (1997). Psicoanálisis y mujeres en movimiento. Caracas: Ediciones FACES UCV
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Fuentes electrónicas
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