Experiencias de las venezolanas frente al ejercicio de su sexualidad

Experiencias de las venezolanas frente al ejercicio de su sexualidad
junio 14, 2022 Jannet Rivas Faría
feminismo

Este es un trabajo realizado por Zare Andrade desde la cátedra Psicología de la Mujer y Género que dicto en la Escuela de Psicología la Universidad Rafael Urdaneta, Maracaibo, Zulia.

INTRODUCCIÓN

La sexualidad es un constructo social cuyo concepto ha sufrido variedad de cambios a lo largo del tiempo. En la actualidad, siguiendo la concepción de la Organización Mundial de la Salud (2018), la sexualidad humana se define como:

un aspecto central del ser humano que está presente a lo largo de su vida. Abarca el sexo, las identidades y los roles de género, la orientación sexual, el erotismo, el placer, la intimidad y la reproducción. Se siente y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, comportamientos, prácticas, roles y relaciones. Si bien la sexualidad puede incluir todas estas dimensiones, no todas ellas se experimentan o expresan siempre. La sexualidad está influida por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales. (p.3)

Como se puede observar, es un término que engloba una infinidad de conceptos, por lo que su estudio es complejo y profundo. A diferencia de lo que se cree no implica solo la práctica de relaciones sexuales o del sexo, sino que también se encuentran involucrados en ella aspectos socioculturales, biológicos y fisiológicos, afectivos y comportamentales.

La sexualidad es parte de todos y cada uno de los seres humanos, sin excepción. Al venir del mismísimo acto sexual se nace como seres sexuados, y a lo largo de todo el desarrollo vital la sexualidad siempre está presente. No obstante, no se vive de la misma forma para todos. La vivencia de la sexualidad es influenciada por factores socioculturales como creencias, estereotipos, tradiciones, expectativas, entre otros. Desde el preciso momento en el que se da la diferenciación genital y se descubre si el bebé que viene en camino tiene pene o vagina, de inmediato conlleva una serie de comportamientos y roles que se esperan que cumplan a lo largo de su desarrollo, entre ellos el cómo lleven su sexualidad. Tal como lo estipula Hurtado (2015) “respecto a la sexualidad las mujeres y hombres tienen reglas, creencias, mitos, comportamientos, permisos, etc., diferentes en cada sociedad, momento histórico, cultural o nivel económico”. (p.115)

Cuando se habla de sexualidad, generalmente en ese discurso suelen incorporarse estereotipos de género donde predomina un “deber ser” dicotómico (Velázquez, Chavero y Jiménez, 2016). Esto se evidencia ante la creencia de que las mujeres son las que deben mostrarse difíciles de conquistar, como si de la mejor presa se tratara, sus relaciones de pareja y sexuales deben estar orientadas a lo romántico, siempre fieles, poco conocedoras de lo sexual. Son éstas las características que les asegurarán el respeto y reconocimiento de su pareja masculina, así como de la sociedad.

Mientras que, en el otro bando, se encuentran las creencias sobre la sexualidad masculina, donde el hombre debe ser un dios de la seducción, maestros en tácticas para persuadir a las mujeres de estar con ellos, son apoyados, en contraposición a las mujeres, a tener la mayor cantidad de parejas y relaciones sexuales, ya que según esto los hace más “admirables”, viviendo un constante juego donde el hombre es el cazador y la mujer su presa.

De acuerdo a Quintana, Sánchez y Vásquez (citados en Velázquez, Chavero y Jiménez, 2016), algo que resulta indispensable para los hombres es tener más experiencia en lo sexual que las mujeres, ya que se cree que corresponde a ellos proponer el encuentro erótico o sexual, cómo hacerlo, cuándo, dónde, etc. En cambio, si son las mujeres llegasen a proponerlo serán descalificadas tanto por hombres como por otras mujeres, por considerarlas vulgares y fáciles.

Aunado a esto, con un mayor énfasis en lo que respecta a la sexualidad femenina, un aspecto muy resaltante de esta tiene que ver con la creencia de lo que se debería o no hacer. Gracias a la tradición judeo-cristiana (religión predominante en Venezuela), la mujer juega un papel doble, por un lado, tenemos a la mujer ideal y “buena” que es la representación de la Virgen María, esa mujer decorosa, decente, bondadosa, caritativa y sacrificada; mientras que en el otro extremo se encuentra la “pecadora”, Eva, quién tentó y engañó al hombre para que sucumbiera ante el pecado de los placeres carnales. (Hurtado, 2015).

Es así como, a lo largo del tiempo, muchas mujeres han tratado de igualar a la Virgen, sacrificándose por sus esposos, padres e hijos, dejando de lado su propios deseos y placeres (en este caso sexuales) en el olvido, ya que si se interesan por estos y los exploran caen bajo el manto del mal y Eva, en contraposición del hombre, cuya exploración, práctica y libertad sexual siempre se ha visto como normal y hasta es alabada, como se mencionó anteriormente. Es esta la razón por la que, aún en la actualidad, existen muchas mujeres que se avergüenzan de hablar y explorar sus deseos y necesidades sexuales con libertad, que siguen cayendo en los estereotipos y en lo que socialmente se considera ≪correcto≫ y ≪adecuado≫.

Lo antes expuesto lleva a plantear la siguiente pregunta de investigación: ¿Cómo experimentan las mujeres venezolanas el ejercicio de su propia sexualidad?

OBJETIVO GENERAL

Conocer las experiencias de las mujeres venezolanas frente al ejercicio de su propia sexualidad.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

  • Analizar la posición de las mujeres venezolanas frente la práctica de su sexualidad.
  • Profundizar en las repercusiones psicosociales sobre las experiencias sexuales en mujeres venezolanas.

ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACIÓN

En primer lugar, Sáez, Valor-Segura y Expósito (2012) “¿Empoderamiento o Subyugación de la Mujer? Experiencias de Cosificación Sexual Interpersonal” contó como objetivo analizar el fenómeno de la cosificación sexual interpersonal en hombres y mujeres, y su relación con variables ideológicas (sexismo y poder), autoestima y disfrute de la sexualización. La muestra estuvo compuesta por 251 participantes de población general (153 mujeres y 98 hombres), con edades comprendidas entre 18 y 63 años.

Con la finalidad de analizar si existen diferencias entre hombres y mujeres en la percepción de cosificación sexual interpersonal, se realizó una t de student para muestras independientes. Los resultados mostraron diferencias significativas en todas las medidas analizadas en función del género: Las mujeres obtienen mayores puntuaciones en la percepción de cosificación sexual interpersonal (ISOS) así como mayores puntuaciones en la dimensión de Evaluación del Cuerpo. Sin embargo, en la dimensión Avances Explícitos no Deseados obtienen puntuaciones significativamente inferiores que la muestra de hombres (1.33 vs. 1.48).

Por su parte, Ignaciuk y Jiménez (2018) “¿Una pequeña revolución sexual? Experiencias de sexualidad y anticoncepción de mujeres andaluzas entre los años cincuenta y ochenta del siglo XX”, posee como objetivo profundizar en la subjetividad y diversidad de las experiencias relacionadas con la sexualidad y el control de la natalidad de las mujeres españolas residentes en diferentes lugares de Andalucía durante las décadas del 1950, 1960 y 1970. La población de la investigación fueron Mujeres españolas residentes en diferentes lugares de Andalucía.

Las deducciones determinan que la prohibición legal de la venta y divulgación de métodos anticonceptivos fue altamente ineficaz. Independientemente de la clase social o lugar de residencia, tanto las mujeres como sus parejas utilizaron diversos procedimientos y productos anticonceptivos para espaciar o limitar el número de su descendencia. Los relatos de sexualidad prematrimonial y búsqueda activa del placer de las mujeres y los azarosos procesos de toma de decisiones en relación con el tamaño familiar nos permiten matizar la imagen monolítica de la «represión sexual» en la España de Franco.

Siguiendo con los antecedentes se tiene a Campos, Morell-Mengual, Caballero-Gascón, Ceccato, y Gil-Llario, (2018). “Satisfacción sexual femenina: influencia de la edad y variedad de prácticas sexuales”. Contó con el objetivo de analizar la influencia de la edad y la variedad de prácticas sexuales y afectivas en la satisfacción sexual y marital de mujeres con pareja estable. La muestra está formada por 600 mujeres de edades comprendidas entre los 18 y 60 años que, independientemente de su orientación sexual, mantienen una relación de pareja estable de una duración igual o superior a dos años.

A todas ellas se les aplicó la Escala de Satisfacción Sexual, la Escala de Satisfacción Marital y un inventario de prácticas sexuales. Los resultados muestran una relación inversa con la edad, de manera que el grupo de menor edad presenta puntuaciones significativamente superiores en el Factor “Comunicación” de la Escala de Satisfacción Sexual, así como en la Escala de Satisfacción Marital. Además, se ha encontrado que, a mayor variedad de prácticas sexuales y afectivas, tanto durante como después de la relación sexual, mayor satisfacción sexual. Por último, la satisfacción marital se relaciona de forma directa con la satisfacción sexual. Las mujeres jóvenes y con amplia variedad de prácticas sexuales y afectivas presentan una mayor satisfacción sexual y marital. Se ha evidenciado la necesidad de elaborar modelos multicausales sobre las variables implicadas en la satisfacción sexual femenina debido a la complejidad que entraña.

DISEÑO DE INVESTIGACIÓN

Tomando en cuenta que la presente investigación tiene como objetivo conocer las experiencias propias de mujeres venezolanas en la práctica de su propia sexualidad, se seleccionó una metodología, y dentro de la misma la fenomenología, como métodos propicios en el diseño de investigación para alcanzar dicho objetivo, ya que éstas se interesan y corresponden al estudio de los fenómenos y su esencia tal y como las personas lo perciben y vivencian.

Se realizaron entrevista semi-estructurada, constituidas por cinco preguntas relacionadas directamente con el tema de interés, que permitan el entendimiento del informante y la libre exposición de su punto de vista sobre el tema que se desea investigar. Por ejemplo, algunas de las preguntas efectuadas son las siguientes:

  1. ¿Cómo fue el inicio de su sexualidad? (edad, condiciones, sentimientos)
  2. ¿Cómo ha sido su sexualidad desde ese momento?
  3. ¿Siente que ha experimentado su sexualidad cómo quiere? ¿Debido a que?
  4. ¿Qué aspectos (creencias, ambiente, pareja) considera que limitan o han limitado su sexualidad?
  5. ¿Ha vivido alguna experiencia en específico relevante relacionada a su sexualidad que desee comentar?

Informantes

La muestra de informantes para esta investigación está conformada por 3 mujeres venezolanas con edades comprendidas entre los 20 y 65 años de edad, que mantienen o han mantenido en su vida relaciones sexuales de cualquier tipo.

RESULTADOS

Por medio de la recolección de datos efectuada con entrevistas particulares a cada una de las participantes, en ambientes cómodos donde pudiesen expresarse libremente para una mayor veracidad de las respuestas, se pudo evidenciar en primer lugar, la presencia de un conjunto de creencias preestablecidas sobre lo que es o no la sexualidad, y como ésta se ha de vivir de acuerdo al momento, el género, la religión, y otros aspectos incorporados socialmente, que influyen activamente en cómo se vive la sexualidad. Algunas de las principales creencias evidenciadas en las participantes se relacionan a: las expectativas de la primera vez (perfecto, un momento mágico), cómo debe verse una mujer en lo sexual (inseguridades), que la sexualidad es algo que solo se puede dar con una pareja de por medio, y lo que debe y se puede o no hacer en la sexualidad de acuerdo a la religión.

Por su parte, se observó un común relacionado a lo que es el goce de la sexualidad, y lo que debe presentarse en un encuentro para que este resulte satisfactorio, tales condiciones se relacionan a los sentimientos de agrado, interés y deseo hacia el otro, ya que, de lo contrario, sentimientos negativos implican rechazo hacia la persona y por ende disminución del deseo sexual. Además, el conocerse (cuerpo, gustos, deseos…) es primordial para una mayor satisfacción sexual, así como conocer y comunicarse con su pareja o demás implicados. Aunado a esto, que haya una aprobación mutua de lo que se va a hacer es vital para que el encuentro se lleve de forma apropiada y sin malestar.

En contraste con lo anterior, en el discurso de las participantes también se logró evidenciar algunas vivencias de índole negativa en la práctica de lo sexual, entre ellas se pueden mencionar: (1) la vivencia del sexo como algo oculto, secreto y clandestino; (2) vivir el control y subyugación propia por parte de la pareja en diversos ámbitos de la vida, incluyendo lo sexual; (3) el sexo como forma de pago por la ayuda de otros; y (4) la satisfacción sexual del otro (hombres en su mayoría) sobre la propia.

Finalmente, se logró esclarecer dos vertientes de las consecuencias psicosociales que tiene la práctica de la sexualidad, por un lado, se encuentran las agradables, relacionadas la satisfacción de los deseos y necesidades sexuales, además del disfrute de la práctica, y por el otro, lo negativo, que implica sentimientos tales como el asco, la molestia, el desagrado y rabia, hacia el otro o uno mismo.

DISCUSIÓN

Tomando en consideración los resultados obtenidos y la teoría planteada con anterioridad, se puede comprobar que efectivamente, aun en la actualidad, existen variedad de creencias específicas sobre cuál es la forma “correcta” de practicar la sexualidad. Tales creencias se encuentran principalmente relacionadas con la religión, la perfección, la necesidad del otro, y la apariencia física. A pesar de que difieren mayoritariamente con la realidad, estas creencias siguen siendo internalizadas por mujeres y hombres de todo el mundo a partir de la sociedad, la cultura y el entorno social.

Siguiendo esta idea, en un inicio se comentó como la religión, principalmente la judeo-cristiana (mayoritaria en Venezuela), ha sido una de las partidarias en la visión y formación de mujer como santa, ajena a la sexualidad, contrastando con los resultados obtenidos, se logra evidenciar que si bien en ocasiones esta tendencia se mantiene (limitando las relaciones a algo oculto y que solo se vivencia bajo las condiciones de la iglesia), en otras, no resulta una limitante en la práctica sexual.

En este sentido, se había establecido que gran parte de las mujeres temían y se avergonzaban de hablar sobre su propia sexualidad, no obstante, los resultados obtenidos demuestran lo contrario, el reconocimiento de la mujer como sujeto capaz de exigir placer y merecedora de recibirlo como parte de los logros alcanzados por el feminismo, ha permitido que las mujeres de hoy en día puedan hablar con más libertad sobre lo que les gusta y causa placer, así como de sus necesidades sexuales.

Sin embargo, si bien ha existido un gran avance en este aspecto, aun se logran evidenciar casos de subyugación sexual femenina, tal como se muestra en algunos de los resultados, donde el placer y la satisfacción masculina en prioridad en la relación de la pareja, y la mujer, en conjunto con su valor y deseos, es dejada de lado, visualizada como un objeto sexual que se puede usar y controlar el hombre a su gusto, lo que trae consigo repercusiones negativas para la involucrada femenina.

CONCLUSIÓN

El objetivo de esta investigación consistía en determinar cómo las mujeres venezolanas de la actualidad experimentaban su sexualidad, es así pues que se puede resaltar los siguientes aspectos: (1) aún existen creencias y mitos sobre la sexualidad femenina, no obstante, con el paso del tiempo y la evolución social, poco a poco se van desmintiendo y esclareciendo; (2) factores como la familia, la cultura, el entorno socio-económico, y la religión son los principales influyentes en cómo se vivencia la sexualidad; (3) para que una relación sexual se dé de forma apropiada las principales condiciones que deben estar presentes son la comunicación, el conocimiento propio y el consentimiento, mientras todos estén de acuerdo en la cama todo es válido, y (4) ya hay más libertad sexual para las mujeres, sin embargo, ésta aún no es total, y queda camino por recorrer, así que hay que seguir luchando y educando para que las próximas generaciones finalmente logren determinarse sexualmente libres.

RECOMENDACIONES

  • Reevaluar las creencias propias que se tienen sobre la sexualidad preguntándose ¿es esto lo que realmente quiero?, ¿Cómo me limita?, ¿concuerda con mis deseos?, ¿me causan malestar?
  • Promover y participar en programas psicoeducativos sobre la sexualidad y empoderamiento femenino.
  • Investigar e indagar en fuentes confiables, principalmente feministas que valoren el pensamiento y las necesidades de las mujeres.
  • Promover y practicar el autoconocimiento, del propio cuerpo, deseos, gustos y necesidades.
  • Participar en programas relacionados a la violencia de género, e invitar a compañeras a unirse a ellos.

 

BIBLIOGRAFÍA

Campos, P., Morell-Mengual, V., Caballero-Gascón, L., Ceccato, R., y Gil-Llario, M. (2018). Satisfacción sexual femenina: influencia de la edad y variedad de prácticas sexuales. Revista INFAD de Psicología. International Journal of Developmental and Educational Psychology.1(1), 85-92. https://revista.infad.eu/index.php/IJODAEP/article/view/1163

Hurtado, M. (2015). La sexualidad femenina. Alternativas en Psicología, (Número especial), 113 – 120. https://alternativas.me/attachments/article/95/9%20-%20La%20sexualidad%20femenina.pdf

Ignaciuk, A. y Villén, A. (2018). ¿Una pequeña revolución sexual?. Experiencias de sexualidad y anticoncepción de mujeres andaluzas entre los años cincuenta y ochenta del siglo XX. Dynamis38(2), 303-331. https://dx.doi.org/10.4321/s0211-95362018000200002

Organización Mundial de la Salud. (2018). La salud sexual y su relación con la salud reproductiva: un enfoque operativo. [Archivo PDF]. https://apps.who.int/iris/rest/bitstreams/1152209/retrieve#:~:text=La%20sexualidad%20es%20un%20aspecto,la%20intimidad%20y%20la%20reproducci%C3%B3n.

Sáez, G., Valor-Segura, I., & Expósito, F. (2012). ¿Empoderamiento o subyugación de la mujer? Experiencias de cosificación sexual interpersonal. Psychosocial Intervention21(1), 41-51. https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1132055912700637

Velázquez, M., Chavero, M. y Jiménez, C. (2016). Estereotipos de género: sexualidad y anticoncepción en jóvenes universitarios de clase media. Investigaciones feministas, 7(1), 335-352. file:///C:/Users/57313/Downloads/51724-Texto%20del%20art%C3%ADculo-99945-2-10-201607

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