Por Gabriela Caro
Feminista, por una sociedad sana.
En pleno siglo XXI ser mujer puede significar una sentencia de muerte en varias regiones del mundo, puede aumentar drásticamente la vergüenza de una familia a la espera de un nuevo miembro en ciertos continentes y ser mujer, sobre todo, en cualquier parte, significa lidiar antes de nacer con todos los prejuicios, paradigmas y dogmas, que una sociedad liderada por el patriarcado y altamente contaminada, ha establecido como correctos y difundidos como verdaderos, por todos los medios posibles, para prevalecer en el dominio de la sociedad y en el rumbo que esta toma, quedando claro que la dirección no es la correcta, ni la más sana, cuando uno de los consejos más escuchados y reverenciados hacia las mujeres en todas las culturas, sin distinción de razas, credos e idiomas, es el famoso «nunca salgas sola de noche». Si una mujer, primero que todo persona, se ve privada de experimentar la libertad de ser, andar y vivir a sus anchas, en sus horarios, con o sin sol, para cuidar de su vida y velar por su integridad personal, moral y hasta sexual, algo está muy mal y se pone peor, cuando la misma razón, se convierte en excusa o en posible acusación, si algo malo llega a pasarle.
Pues no se trataría de una agresión de género, no sería difundido como un ataque sexual o un hecho de violencia contra la mujer, sería analizado como una situación de riesgo, en la que una mujer se expone de forma desconsiderada bajo su responsabilidad en contra de lo establecido por el patriarcado, en sus mal llamados consejos, que no son otra cosa que premisas de comportamiento para adoctrinar a las mujeres y la percepción de éstas y su comportamiento aceptable en sociedad.
Entonces no se trata de fanatismo, que las mujeres nos enfoquemos en superar las trabas que el patriarcado ha establecido como mecanismos de esclavitud, dominación, burla y socavación de los valores y principios de la mujer como ser humano y ente fundamental de la civilización y su desarrollo.
Ahora bien, producto de la organización, movilización y acción de las mujeres conscientes, descontentas, con visión de futuro y sentido de pertenencia, es que a través de lucha y constancia, hoy en día las mujeres podemos tener una casa propia a nuestro nombre sin estar casadas antes, podemos transitar libremente sin permiso expreso y escrito por un representante masculino que podría ser un padre, hermano o esposo según sea el caso pero nunca la propia mujer, tenemos el derecho al sufragio, podemos estudiar en la universidad la carrera que más nos guste y escoger de quien ser pareja o no, y bajo el esquema de preferencia, sin implicaciones legales.
Sin embargo, son conquistas parciales porque aunque las mujeres estamos perfectamente capacitadas, en la mayoría de los casos mejor instruidas y cualificadas que nuestros homólogos masculinos, el entorno suele socavar nuestras posibilidades de progreso bajo un enfoque misógino y discriminatorio, favorecedor para el machismo y el colectivo masculino, a modo de mantener el status quo actual. Sólo que las mujeres podemos, queremos, necesitamos y reclamamos, por nosotras, por todas las que se fueron, por las que nos enseñaron, por las que estamos y por todas las mujeres que vendrán, reclamamos y trabajamos por el reconocimiento y establecimiento de sistemas equitativos para todas, de igualdad, protección social efectiva y condiciones laborales justas y conciliatorias en todos los ámbitos. Esto es Feminismo.
Feminismo, es igualdad para desarrollar nuestro potencial en condiciones justas y equitativas.
No es moda que las mujeres nos involucremos en el proceso de desmitificar falsas verdades impuestas por un colectivo que no nos representa, ni conoce al género femenino, colectivo que nos desconoce en su mayoría y que padece de forma generacional, el daño de dichos prejuicios tanto para hombres como mujeres, en espacios íntimos, familiares, de pareja, organizacionales y civiles, en todas las culturas, que están no solo intoxicando nuestra sociedad, sino que están matando a nuestras mujeres, el gremio femenino está sufriendo, está siendo invisibilizado hasta que la violencia de género aparece en los titulares de noticias, pero las mujeres, nos estamos levantando y estamos indignadas. No hay nada más potente que un ser humano que defiende su dignidad de forma organizada por un bien mayor y común para la sociedad.
El feminismo, es libertad para ser, andar y vivir de las mujeres en la sociedad en igualdad, con justicia y en condiciones equitativas, respetando los derechos fundamentales del ser humano.
Somos y andamos feministas, porque nos merecemos lo que reclamamos, somos feministas por todas las mujeres que se fueron antes que nosotras y se sacrificaron y evolucionaron, por todas las que nos protegieron y por todas las que quedamos abriendo los caminos, para las que vienen y por supuesto, para todos los que estamos y andamos aquí y ahora, en una sociedad que no nos representa, y que de seguro queremos y merecemos vivir mejor.